La principal misión del sector de la salud es proteger y promover esta. Una tarea que, de forma histórica, ha estado marcada por las desigualdades existentes entre países en términos económicos que repercuten perjudicialmente en la consecución de objetivos globales en la lucha frente a enfermedades como el VIH, la tuberculosis o la malaria. Una brecha que la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, ha exacerbado notablemente en algunos países y territorios. La fotografía presentada es conocida por todos, pero hay un aspecto del sector salud sobre el que pocas veces se pone el foco: la huella climática que genera.
De acuerdo con los datos aportados por el informe “How the Health Sector Contributes to the Global Climate Crisis and Opportunities for Action”, elaborado por Health Care Without Harm con datos de 2019, la huella climática de la atención médica equivale al 4,4% de las emisiones netas mundiales, es decir, el equivalente a dos gigatoneladas de dióxido de carbono. Según los datos del informe la huella climática global de la atención médica es el equivalente a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de 514 plantas eléctricas de carbón. Si el sector salud fuese un país, se erigiría como el quinto mayor emisor del planeta.
“Las instalaciones del sector de la salud son el corazón de la prestación de servicios, protegiendo la salud, ofreciendo tratamiento a los pacientes y salvando vidas. Sin embargo, estas son también fuente de emisiones de carbono que contribuyen al cambio climático”, declara el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El cambio climático no solo afectará a la salud de las futuras generaciones sino que ya hoy supone un grave problema. La revista The Lancet lo define como “la mayor amenaza mundial para la salud del siglo XXI”. La subida de la temperatura media global se traduce en impactos severos como el aumento de los fenómenos climáticos extremos. El incremento de estos deriva, por ejemplo, en la propagación de enfermedades transmitidas por vectores o las migraciones masivas de los ya denominados como “refugiados climáticos”. Un triste escenario que afecta ya a millones de personas en todo el mundo, especialmente en los con menos recursos, que tienen que hacer frente a brotes de enfermedades y hambrunas.
Si bien existen notables diferencias en la contribución a la crisis climática que efectúan los países, el sector libera, directa o indirectamente, ingentes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI). El sector de la salud representa el 10% del PIB mundial, pero no se han realizado estudios concretos sobre su papel directo en la huella climática, a pesar de que los diferentes segmentos que componen su actividad si han sido analizados como parte del impacto de otros sectores.
Según los datos del informe la huella climática global de la atención médica es el equivalente a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de 514 plantas eléctricas de carbón. Si el sector salud fuese un país, se erigiría como el quinto mayor emisor del planeta
En este sentido ponemos el foco en tres estudios recogidos en el referido estudio. Los dos primeros se han realizado en Estados Unidos y han hallado que las emisiones del sector salud en el país alcanzaron el 8 y 9,8% del total a nivel nacional. Una estimación que se traduce en alrededor de 655 millones de toneladas de dióxido de carbono.
En el caso del tercer estudio al que se hace alusión, este se ha desarrollado en el Reino Unido por parte del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés). El trabajo ha estimado la huella climática del sector salud en el país en el 6,3% del total nacional. Datos similares se han reportado en investigaciones realizadas en otros países como Australia (8%) o Canadá (5%).
El Banco Mundial, en colaboración con Health Care Without Harm, publicó un cálculo estimado que encontró que el sector salud generó más de 2.600 millones de los 52.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono que se generaron a nivel global en 2011, es decir, el 5%.
ACCIONES PARA REDUCIR LA HUELLA CLIMÁTICA
El documento propone una serie de acciones que desde el sector salud se pueden llevar a cabo para reducir la huella climática de su actividad y que se exponen a continuación:
- Descarbonización de la cadena de suministro
El 71% de la huella climática del sector de la atención médica es atribuible a las emisiones de Alcance 3, es decir, aquellas que provienen de la cadena de valor de una compañía y no están bajo el control de esta. Si bien se necesitan más estudios en este campo, la gran mayoría de estas emisiones emanan de la producción, envasado, transporte y eliminación de bienes y servicios del sector de la salud. Se incluyen productos farmacéuticos y otros químicos, médicos o equipos hospitalarios entre otros.
El sector salud generó más de 2.600 millones de los 52.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono que se generaron a nivel global en 2011, es decir, el 5%
El informe pone de manifiesto que el 76% de las todas las emisiones de la atención médica se generan a nivel nacional. Esto significa que alrededor de una cuarta parte de todas las emisiones que genera el sector se generan fuera del país donde finalmente se consume el servicio. En algunos de los países clasificados como los mayores emisores este porcentaje se eleva hasta el 90% en China, 78% en Estados Unidos o el 80% de India.
- Combustibles fósiles, en el centro de la huella climática
El uso de combustibles fósiles representa una importante parte de la huella climática derivada de la atención sanitaria. Tal y como se recoge en el informe que nos ocupa, el 40% de esta huella proviene de la electricidad y la energía térmica atribuida a actividades relacionadas con la salud.
Un 13% de la huella surge, principalmente, de la generación de energía in situ en las instalaciones sanitarias. Dos cifras que elevan el total al 53% con origen en el uso de los combustibles fósiles. “Esta conclusión apunta a la importancia de las transiciones de toda la sociedad hacia las energías limpias para abordar tanto la huella climática como para proteger la salud pública de una crisis climática más amplia”.
- Gasto sanitario, un factor importante
Existe una correlación fuerte pero no absoluta entre la huella climática del sector salud en un país y el gasto sanitario que se realiza. En general, cuanto mayor es el gasto en atención médica (medido como porcentaje del PIB de un país), mayores son las emisiones derivadas de la atención a la salud per cápita. Otros factores también son importantes, en particular la intensidad energética de la economía de un país y la intensidad de las emisiones de su sistema energético.
“Además de la descarbonización del propio sector, una gran parte de la solución tendrán que ser la prevención”
El gasto sanitario continuará creciendo a medida que la población envejece en las economías más avanzadas. Los países de ingresos medios invierten cantidades significativas en fortalecer su infraestructura y servicios de salud. El gasto sanitario también aumentará en los países de bajos ingresos a medida que aumente su desarrollo. Motivo por el que el crecimiento y la inversión en atención médica deben desacoplarse de las emisiones de gases de efecto invernadero y alinearse con los procesos de descarbonización.
Esto será esencial para disminuir significativamente la huella del sector a lo largo de las próximas décadas.
La salud, al igual que el resto de sectores que conforman las sociedades, tiene la responsabilidad de alinear sus acciones y desarrollo con el Acuerdo de París para evitar los peores impactos del cambio climático. Dada su misión de proteger y promover la salud, el sector también tiene la responsabilidad especial de implementar su juramento hipocrático en su huella climática.
“Para resolver el problema, es fundamental que todos los sistemas de salud en los países de altos, medios y bajos ingresos, junto con el sector privado, las organizaciones internacionales y la sociedad civil, tomen una acción concertada para poner el sector salud en una trayectoria de cero emisiones netas, mientras continuamos esforzándonos con las metas acordadas a nivel mundial”, señala el informe en sus conclusiones.
“Además de la descarbonización del propio sector, una gran parte de la solución tendrán que ser la prevención”, alude destacando la necesidad de reducir la carga que suponen las enfermedades no transmisibles. “En definitiva, el sector salud debe volverse climáticamente inteligente ya que tanto la justicia climática como la equidad del sector dependen de ello”.