Un nuevo informe de la OCDE sobre el consumo de medicamentos en los 34 países más desarrollados, apunta que España ocupa la sexta posición con un consumo público del 71% y un gasto privado del 29%, que incluye la aportación de los beneficiarios. En comparación con otros países del mundo, el consumo de medicamentos del sector público es superado por Francia, Irlanda, Alemania, Croacia y Japón, tal y como recoge el Observatorio del Medicamento del mes de agosto.
En el caso del gasto per cápita, España ocupa la posición vigesimosegunda, incluso por debajo de la media de la OCDE, con 538 euros anuales per cápita, incluyendo los medicamentos sin receta y publicitarios. Por parte de los crecimientos del gasto a través de recetas y el crecimiento del gasto hospitalario, se encuentra en una posición desfavorable, ya que el gasto en recetas habría crecido solo un 0,2% en la década de 2011 a 2021, mientras el gasto hospitalario lo habría hecho en un 7,6%.
"Las conclusiones que aportamos acaban con esos mitos, ya que España no es ni mucho menos un país en el que el consumo de medicamentos se encuentre descontrolado”
“A pesar de la dificultad que implica establecer comparaciones entre países con muy variados sistemas sanitarios y fuentes de financiación, la OCDE lleva a cabo un trabajo excelente para, en pocas páginas, presentar datos comparables y que nos permiten romper algunos mitos sobre el elevado consumo de medicamentos en España, en comparación con los países de nuestro entorno. Las conclusiones que aportamos acaban con esos mitos, ya que España no es ni mucho menos un país en el que el consumo de medicamentos se encuentre descontrolado”, explica Enrique Granda, editor del Observatorio del Medicamento.
Como conclusión, desde el Observatorio del Medicamento señalan que el análisis del gasto farmacéutico en los países de la OCDE muestra una tendencia hacia un crecimiento más moderado en el gasto farmacéutico minorista en comparación con el gasto en medicamentos hospitalarios y no minoristas. Además, los esquemas gubernamentales y de seguros obligatorios son los principales financiadores en la mayoría de los países, aunque los gastos de bolsillo y los seguros voluntarios juegan un papel importante en algunos casos. Todo ello, refleja el impacto de los tratamientos innovadores y de alto costo, especialmente en el ámbito de la oncología.