El Reglamento Sanitario Internacional (RSI) es un instrumento de derecho internacional legalmente vinculante para 196 países, entre los que se incluyen los 194 Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fue aprobado en la 58ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada en el año 2005. Establece una serie de derechos y obligaciones para los países, incluido el requisito de informar de eventos de salud pública. Es precisamente este Reglamento el que describe los criterios que determinan si un evento en particular constituye o no una “emergencia de salud pública de importancia internacional”.
En resumen, este instrumento tiene como objetivo prevenir la propagación internacional de enfermedades, proteger frente a esta propagación, controlarla y poner en marcha una respuesta de salud pública proporcionada y restringida. En la actualidad son tres las emergencias de salud pública de importancia internacional que se mantienen activas: poliomielitis, Mpox y Covid-19. Estas dos últimas han puesto sobre la mesa el importante papel que el RSI tiene como garante de la salud pública a nivel global. Razón por la que durante la celebración de la 75ª Asamblea Mundial de la Salud se acordó enmendar el RSI en algunos puntos ( los artículos 5, 6, 9, 10, 11, 12, 13, 15, 18, 48, 49, 53, 59).
Entre los días 20 y 24 de febrero se celebró la segunda reunión del Grupo de Trabajo sobre en Enmiendas al RSI. Un punto de encuentro en el que se discutieron por primera vez las enmiendas propuestas. Los expertos que componen el grupo han analizado las 307 enmiendas propuestas por los distintos gobiernos y compartieron sus puntos de vista sobre cada una de ellas. Se acordaron además los próximos pasos para el abordaje de las negociaciones más profundas en base a estas, fijándose la próxima reunión entre el 17 y el 20 de abril.
“La Covid-19 nos ha mostrado que contar con un sólido conjunto de reglamentos sanitarios internacionales es esencial, y ha puesto de relieve dónde deben mejorarse las normativas actuales”, explica a través de un comunicado la doctora Ashley Bloomfield, copresidenta del Grupo de Trabajo. “La pandemia en curso ha subrayado la importancia de que los países trabajen juntos en colaboración y apoyen a la OMS en su trabajo vital para hacer que el mundo sea más seguro. El tono de las discusiones y el progreso logrado durante la reunión de esta semana muestran claramente que los países entienden la responsabilidad que tienen para garantizar que este proceso sea exitoso”.
"Las regulaciones actualizadas permitirán al mundo detectar mejor los brotes tempranos y evitar que se conviertan en emergencias de salud pública de importancia internacional"
La gran mayoría de las enmiendas propuestas por los distintos Estados miembro de la OMS se resumen en mejorar la capacitación de las naciones, especialmente en aquellas con menos recursos, optimizar el acceso a los beneficios derivados de compartir información, acceso equitativo a recursos médicos (como tratamientos, material sanitario o vacunas), ampliar la cooperación entre países y mejorar el intercambio de información.
“Los países están en el asiento del conductor en este proceso ya que necesitan implementar el Reglamento Sanitario Internacional, cumplir con las obligaciones y tomar las decisiones clave necesarias para responder a las amenazas para la salud pública”, explica por su parte el doctor Abdullah M. Assiri, también copresidente del Grupo. “Durante la pandemia, el mundo se enfrentó a la urgente necesidad de contar con instrumentos internacionales que funcionen y otorgó una importancia cada vez mayor a las organizaciones internacionales como la OMS”.
“Las regulaciones actualizadas permitirán al mundo detectar mejor los brotes tempranos y evitar que se conviertan en emergencias de salud pública de importancia internacional. Se trata de fortalecer nuestra capacidad colectiva para proteger mejor a todos”, añade.
De forma paralela al proceso de enmiendas del RSI, los gobiernos también se encuentran negociando la redacción de un “acuerdo pandémico” centrado en la prevención, preparación y respuesta ante pandemia. Los Estados miembro de la OMS se reunirán el próximo 27 de febrero y hasta el 3 de marzo para valorar el denominado como “borrador cero” de este futurible acuerdo.
Ambos procesos son complementarios puesto que tienen el imperativo de mejorar la seguridad del mundo ante las enfermedades transmisibles, así como garantizar respuestas equitativas para la salud púbica. “Los esfuerzos para actualizar el Reglamento Sanitario Internacional y redactar un acuerdo pandémico comparten una serie de temas comunes, incluida la importancia de la equidad en el acceso a la salud, la colaboración y el desarrollo de capacidades. Es importante que haya consistencia y alineación entre los dos procesos”, concluye la doctora Bloomfield.