La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que para el año 2050 más de dos tercios de la población mundial vivirá en áreas urbanas. Este horizonte plantea un importante desafío para los gobiernos a la hora de garantizar que los ciudadanos cuenten con un acceso equitativo a sistemas de transporte seguros y sostenibles, espacios verdes y entornos de laborales y de vida saludables y sostenibles.
Con el objetivo de afrontar este reto de la mejor forma posible, los Estados miembros de la OMS y diversas organizaciones no gubernamentales han solicitado a la agencia de la ONU que apoye la implementación de intervenciones multisectoriales efectivas para mejorar la salud de los residentes urbanos. En respuesta, la OMS ha desarrollado la Agenda de Investigación en Salud Urbana (UHRA, por sus siglas en inglés), un conjunto de prioridades mundiales en materia de investigación en salud urbana para el periodo comprendido entre los años 2022 y 2032.
La urbanización es una de las tendencias globales más significativas del siglo XXI. En el año 2015, más de la mitad de la población global vivía en áreas urbanas. Las estimaciones de las Naciones Unidas apuntan a que alrededor del 90% del incremento de la población en las zonas urbanas se ha producido en países de medios y bajos ingresos. Mejorar la salud y bienestar de las poblaciones urbanas es crítico para la salud.
La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 ha puesto de relieve el importante papel de las ciudades en términos de riesgos sanitarios y su poder a la hora de exacerbar o aliviar las desigualdades en materia de salud. En este sentido la OMS destaca como prioridades fundamentales repensar los espacios urbanos considerando las distintas dinámicas que se establecen entre las zonas urbanas y las adyacentes, incrementar la resiliencia de las ciudades ante el cambio climático, desastres naturales y brotes provocados por enfermedades infecciosas.
La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 ha puesto de relieve el importante papel de las ciudades en términos de riesgos sanitarios y su poder a la hora de exacerbar o aliviar las desigualdades en materia de salud
En base a la fotografía que observamos la UHRA se asienta sobre cuatro prioridades fundamentales:
- Fortalecer los vínculos entre los hallazgos de investigaciones sobre salud urbana y las acciones para su promoción
Implica monitorizar la base de la evidencia relativa a las intervenciones en materia de salud urbana existentes, los factores que las posibilitan, y el impacto que tienen en la salud. Se deben evaluar otros elementos como el urbanismo existente, financiación en términos de salud o legislación vigente. Esta prioridad implica además explorar la aplicación de tecnologías innovadoras para mejorar los resultados.
- Aumentar la evidencia a nivel ciudad sobre la relación entre políticas ambientales, factores socioeconómicos en entornos urbanos y resultados de salud
Esta prioridad implica investigar enfoques de gobernanza centrados en la salud, el desarrollo urbano y la formulación de políticas que permita identificar factores facilitadores y los impactos en la salud.
- Generar evidencia sobre aquellas áreas en las que existe un menor conocimiento
Esta prioridad tiene como objetivo fortalecer la evidencia sobre las relaciones entre el cambio climático y la salud urbana, sobre estrategias efectiva para preparar, responder y adaptar las ciudades a emergencias, estrategias para combatir la desinformación en materia sanitaria o abordar los problemas de salud mental relacionados con la vida en los entornos urbanos, entre otros.
- Generar evidencia sobre los subgrupos de población urbanos
Una prioridad focalizada en ahondar en las desigualdades existentes entre los distintos grupos poblacionales que residen en las áreas urbanas y que, inevitablemente, tienen importantes perjuicios para la salud.