El sector privado ha sido y es un actor clave en el desarrollo y entrega de bienes y servicios de la salud esenciales, pero algunos de sus productos y prácticas son responsables director de la escalada en el empeoramiento de la salud a nivel global, así como de la ampliación de la brecha de equidad. No cabe duda de que la influencia del sector privado en la salud es evidente y lo hace de múltiples y complejas formas. Razón por la que The Lancetha publicado un análisis sobre los determinantes comerciales de la salud. Una serie de artículos a través de los que sienta las bases de un mundo en el que la salud debe primar por encima de los réditos económicos y en el que todas las personas se encuentren a salvo de los daños causados por las fuerzas comerciales.
“Como subraya The Lancet Series on the Commercial Determinants of Health, muchos de los factores de riesgo más significativos de enfermedades y lesiones (tabaco, alcohol o dietas poco saludables) son industrias importantes y generadoras de ganancias para algunas de las empresas más grandes del mundo”, explica en este análisis el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Es hora de un cambio de paradigma. La salud pública no puede mejorar y no mejorará sin la acción sobre los determinantes comerciales de la salud, desde el nivel local hasta el global. Se necesitan nuevas formas de gobernanza de la salud pública”, asevera.
La OMS trabaja apoyando a los gobiernos nacionales en el abordaje de aspectos específicos de los determinantes comerciales en áreas como el control del tabaco, la comercialización de sucedáneos de la leche materna y las enfermedades no transmisibles, entre otros. En 2021 se estableció una nueva iniciativa sobre los determinantes económicos y comerciales de la salud. En base a este trabajo el próximo año se publicará el primer informe mundial sobre los determinantes comerciales de la salud.
Es necesario poner el foco sobre el uso de los combustibles fósiles, industrias como la minería o los juegos de azar
En el primer artículo de los tres que compondrán la serie publicada por The Lancet se realiza una definición de los determinantes comerciales de la salud. Hablamos de “sistemas, prácticas y vías a través de las cuales los actores comerciales impulsan la salud humana y la inequidad en la salud”. Los autores reconocen el potencial de los actores comerciales a la hora de tener impactos tanto positivos como negativos en estos dos aspectos, por lo que se sienta una base que posibilite una mejor comprensión sobre cómo los determinantes comerciales pueden contribuir a la hora de guiar a los gobiernos en la creación de nuevas políticas y sistemas a través de los que regular los daños y perjuicios y los beneficios.
Los impactos en la salud de los determinantes comerciales serán abordados en las sucesivas entregas tal y como explica la OMS por medio de un comunicado. Se hará de forma pormenorizada para contextualizarlos en un marco que permita comprender a los actores comerciales su papel. Se ofrecerá una visión de las políticas, los sistemas de gobernanza y los modelos comerciales necesarios para garantizar la salud, el bienestar y la equidad. Un camino en el que se presenta como requisito imprescindible formaciones en el seno de los sistemas políticos y económicos que no sólo incentiven las prácticas comerciales en favor de la salud, sino que también empoderen a los gobiernos para abordar las prácticas comerciales que están resultando dañinas para las poblaciones.
Cuando hablamos de determinantes comerciales de la salud no basta con hacerlo únicamente los más evidentes como son el tabaco, el alcohol o los malos hábitos alimenticios. Es necesario poner el foco sobre el uso de los combustibles fósiles, industrias como la minería o los juegos de azar, además de sobre la amplia gama de prácticas que están influyendo en la actualidad en los sistemas normativos, las legislaciones y políticas.
No pueden quedar a un lado tampoco las influencias de industrias como la farmacéutica, automoción, desarrollo de nuevas tecnologías y las redes sociales. Todas ellas pueden tener impactos positivos en la salud y la equidad, pero también perjuicios significativos.