El rápido desarrollo de vacunas seguras y eficaces contra la Covid-19 es el ejemplo más reciente del papel que la vacunación tiene como garante de la salud pública a nivel global. Desde el descubrimiento de las primeras vacunas el impacto que estas han tenido en nuestras vidas es significativo. Las campañas de vacunación puestas en marcha por la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 1958 y 1977 contra la viruela lograron que esta fuese erradicada oficialmente en 1980. En la actualidad las vacunas salvan entre dos y tres millones de vidas en todo el mundo mediante la prevención de las enfermedades infecciosas,
Los desarrollos tecnológicos que se han experimentado en las últimas décadas han posibilitado la llegada de nuevas vacunas que han posibilitado el inicio de sucesivos planes de eliminación contra muchas enfermedades prevenibles por vacunación que amenazan millones de vidas como la poliomielitis, tétanos, sarampión o rubéola, entra otras.
Las vacunas abordan importantes problemas sanitarios y necesidades sociales contribuyendo a la consecución de 14 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados para el año 2030. Si bien es cierto que las vacunas ayudan a controlar, eliminar o erradicar muchas enfermedades infecciosas, todavía existen otras para las que no se ha conseguido el desarrollo de ningún suero o tratamiento eficaz. Un acuciante problema si tenemos en cuenta que los impactos del cambio climático provocarán tanto el aumento como la expansión geográfica de brotes causados por enfermedades infecciosas.
La fotografía planteada es el punto de partida del informe “Vaccines Europe pipeline review 2022” elaborado por Vaccines Europe, creado en 1991 para dar vos a la industria de las vacunas en el viejo continente y que, en la actualidad, aglutina a 15 fabricantes de vacunas. El objetivo de este informe, fotografía de las tendencias actuales en materia de inmunización, es sensibilizar sobre la importancia de la innovación científica en el ecosistema de las vacunas y reflejar el compromiso de los fabricantes a la hora de reducir las amenazas prevenibles para la salud pública.
De acuerdo con los datos recogidos en este informe vemos que, a finales de julio de 2022, había 100 candidatos a vacuna en la cartera de los miembros de Vaccines Europe. De estos, 92 son vacunas profilácticas y ocho vacunas terapéuticas. La mayoría de estos candidatos a vacuna se dirigen contra enfermedades infecciosas que están causadas por virus, pero se observa un significativo número de candidatos a vacuna contra enfermedades provocadas por bacterias. Encontramos además dos candidatos a vacuna contra Plasmodium, el parásito que causa la malaria.
A finales de julio de 2022, 29 estaban en la Fase III de los ensayos clínicos y 11 en revisión por parte de los organismos reguladores pertinentes
La diana más frecuente de los candidatos a vacuna ha sido el SARS-CoV-2 con 29 candidatos a vacuna entre los que se incluyen algunos que combinan el coronavirus con el virus de la influenza. En segundo lugar, con 10 candidatos a vacuna, se encuentra el virus respiratorio sincitial. Por detrás quedan la enfermedad meningocócica (seis candidatos a vacuna) y la influenza (11 candidatos entre los que se encuentran las referidas combinaciones de sueros que buscan proteger de forma simultánea contra este virus y el SARS-CoV-2).
Si atendemos al punto en el que se encuentran los desarrollos de estos candidatos a vacuna vemos que, a finales de julio de 2022, 29 estaban en la Fase III de los ensayos clínicos y 11 en revisión por parte de los organismos reguladores pertinentes.
Un punto muy importante que debe destacarse de este documento es que el 46% de los candidatos a vacuna sobre los que están trabajando las compañías que conforman Vaccines Europe tienen como objetivo abordar enfermedades para las que no se ha registrado hasta el momento ninguna vacuna. Entre estas destacan candidatos a vacuna contra el virus Chikungunya, virus Epstein Barr, estreptococo del grupo B, virus del herpes simple, VIH, virus nipah, virus zika, virus respiratorio sincitial, enfermedad meningocócica (vacunas dirigidas a los cinco serotipos A, B, C, W e Y) o Escherichia coli patógena extraintestinal, entre otras.
El 54% de los candidatos a vacuna restantes tienen como meta abordar enfermedades para las que ya existen vacunas, pero buscan mejorar las formulaciones
El 54% de los candidatos a vacuna restantes tienen como meta abordar enfermedades para las que ya existen vacunas, pero buscan mejorar las formulaciones para aumentar la comodidad de su administración, ampliar el uso de la vacuna en nuevos grupos poblacionales, incluir más cepas diana en la vacuna, desarrollar vacunas combinadas que reduzcan el número de dosis o se ajusten mejor a los calendarios de vacunación e, incluso, utilizar nuevos enfoques para abordar enfermedades mediante el uso de tecnologías diferentes que permiten atacar a otras partes del antígeno.
El informe pone de manifiesto que las vacunas que actualmente se encuentran en proceso de desarrollo cubren a distintos grupos etarios. “Sin embargo, más del 80% de estas se prueban en adultos y adultos mayores, reflejando los desafíos que tenemos por delante y la necesidad de un cambio de paradigma hacia un enfoque de vacunación a lo largo de toda la vida”, destaca el documento. Esto significa proteger a las personas desde la infancia hasta la vejez y poder beneficiarse durante todas las etapas de la vida. Uno de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos en materia de salud pública es que, a pesar de que la vacunación pediátrica es uno de los grandes logros médicos del siglo XX, no se logran las mismas coberturas vacunales en los adultos mayores, población vulnerable debido al declive que el sistema inmunológico sufre con el paso de los años conocido como inmunosenescencia.
La investigación y el desarrollo de nuevas vacunas es un proceso largo y costoso debido a la alta complejidad que suponen estos productos. El valor de las vacunas va más allá de las características de un de un determinado suero y hay que apreciar su crucial impacto socioeconómico. “Para permitir que suceda la innovación continua, necesitamos una dinámica y un ecosistema de financiación en Europa que proporcione flexibilidad regulatoria y apoyo al marco de la propiedad intelectual. Se deben mejorar las vías de acceso al mercado para las evaluaciones de las vacunas, mejorar los plazos de inclusión y transparencia de las evaluaciones, así como fortalecer los programas de inmunización de rutina”, concluyen los autores del informe.