Desde el inicio, las distintas compañías farmacéuticas revisaron sus portafolios de medicamentos y vacunas en búsqueda de activos para luchar contra el nuevo coronavirus, desde diagnósticos y biomarcadores, hasta terapias aprobadas o compuestos en desarrollo que podrían ser reutilizados.
Desde entonces, varios tratamientos nuevos y existentes se encuentran en distintas fases de investigación y ensayos clínicos para probar su eficacia y seguridad en el tratamiento de la COVID-19, dos criterios fundamentales para lograr la aprobación de cualquier fármaco. Investigaciones que, en situación normal llevaría un proceso de varios años hasta su aprobación y comercialización pero que la situación de emergencia sanitaria mundial ha acelerado hasta reducir los tiempos a meses.
Una carrera contrarreloj y sin precedentes con resultados muy dispares para sus protagonistas. A la cabeza, remdesivir y dexametasona, dos fármacos complementarios en sus indicaciones y con evidencias clínicas, que se han convertido en las opciones terapéuticas más prometedoras hasta el momento. En carrera aún, pero sin datos clínicos que avalen su eficacia, el tocilizumab y el sarilumab. Y fuera de competición, la hidroxicloroquina y el lopinavir/ritonavir
"Varios tratamientos nuevos y existentes se encuentran en distintas fases de investigación y ensayos clínicos para probar su eficacia y seguridad en el tratamiento de la COVID-19"
Remdesivir. Antiviral de amplio espectro identificado por Gilead hace más de 10 años, cuyos datos preclínicos en los coronavirus MERS and SARS indicaban que podría tener actividad contra COVID-19. Se trata del primer fármaco autorizado en Estados Unidos y Japón (principios de mayo) y en Europa, tras la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento el 3 de julio. Bajo esta autorización, remdesivir (con nombre comercial Velklury) está indicado para el tratamiento de COVID-19 en adultos y adolescentes con neumonía que requieren oxígeno suplementario.
En España, se estima que más de 2.000 pacientes españoles han sido tratados con remdesivir gracias a la donación anunciada por Gilead en abril. A principios de ese mes, la compañía americana anunció la donación de todo su stock disponible hasta junio (1,5 millones de dosis) para su uso en ensayos clínicos y programas de uso compasivo y acceso extendido. Desde finales de mayo, el fármaco está accesible en nuestro país a través del procedimiento de la AEMPS para Medicamentos en Situaciones Especiales.
Dexametasona. Segundo fármaco aprobado por Japón, después de remdesivir, es un esteroide utilizado hasta ahora para reducir la inflamación en una variedad de otras afecciones y que, en el caso del coronavirus, ayuda a detener parte del daño que puede ocurrir cuando el sistema inmunitario del cuerpo se sobrecarga mientras trata de combatir el coronavirus. Es un fármaco indicado para personas hospitalizadas graves, que recibe oxígeno o respiración mecánica, que ha demostrado resultados en ensayos clínicos llevados a cabo en el Reino Unido a la hora de reducir un tercio la mortalidad de la enfermedad causada por el coronavirus entre pacientes conectados a respirador y en un quinto a pacientes a los que se administraba oxígeno. Sin embargo, no funciona en personas con síntomas más leves ya que suprimir el sistema inmune en este tipo de pacientes puede no ser útil para combatir la enfermedad. Se trata de un medicamento que ya existe en todo el mundo en cantidades considerables.
Tocilizumab y sarilumab. La interleucina-6, proteína relacionada con el sistema inmune y los procesos inflamatorios, está también vinculada a la tormenta de citoquinas que sufren los pacientes de la covid-19 más graves. Por ello, al inicio de la carrera, aparecieron anticuerpos monoclonales capaces de inihibir esta proteína, como el tocilizumab y el sarilumab. Sin embargo, a día de hoy, no hay datos científicos que avalen que este tipo de anticuerpos monoclonales funcionen contra el nuevo coronavirus.
Hidroxicloroquina. Hace unos semanas, la OMS ha anunciado la suspensión de manera inmediata de los ensayos del programa Solidaridad con hidroxicloroquina, al concluir que producen poca o ninguna reducción de la mortalidad de los pacientes hospitalizados con coronavirus en comparación con los tratamientos estándar. Por su parte la FDA, entidad que regula los medicamentos en Estados Unidos, revocó a mediados de junio la autorización de uso de emergencia (EUA) que le había concedido previamente para tratar a pacientes contagiados por COVID-19, basándose en la falta de datos científicos que determinaran su efectividad para los usos autorizados en la EUA y en que los beneficios conocidos y posibles no superaran los riesgos conocidos( eventos adversos cardiacos graves) y otros posibles efectos secundarios graves.
Lopinavir/ritonavir. La OMS ha comunicado igualmente y por los mismos motivos, la paralización de los ensayos con la combinación de medicamentos contra el VIH lopinavir/ritonavir. Ya en abril, un estudio chino descartó la combinación al considerar que no mejoraban el resultado clínico de los pacientes hospitalizados con casos de coronavirus de leves a moderados y podían provocar efectos secundarios adversos.