China ha anunciado en un comunicado, según recoge Reuters, que permitirá crear hospitales con propiedad totalmente extranjera en nueve áreas del país, incluida la capital. Todo ello, mientras Pekín intenta atraer más inversión extranjera con el objetivo de impulsar su economía.
El Ministerio de Comercio de China ha publicado un documento en el que se explica cómo esta nueva política es un proyecto piloto diseñado para implementar una estrategia del Comité Central del gobernante Partido Comunista, liderado por Xi Jinping, "con el fin de introducir inversión extranjera para promover el desarrollo de alta calidad de los campos relacionados con la medicina de China”.
Además, según el documento se espera satisfacer mejor las necesidades médicas y de salud de los pacientes, a través de este trabajo piloto para ampliar la apertura en el campo médico.
En concreto, este proyecto permitirá la creación de hospitales de este tipo en Pekín, Tianjin, Shanghai, Nanjing, Suzhou, Fuzhou, Guangzhou, Shenzhen y Hainan, todas ellas ciudades o provincias relativamente ricas del este o el sur de China.
Esta estrategia permitirá a los inversores extranjeros participar en el desarrollo y aplicación de tecnologías genéticas
Queda mucho por conocer, ya que próximamente se publicarán las condiciones, requisitos y procedimientos específicos para establecer dichos hospitales de propiedad extranjera. Sin embargo, se aclara que esta nueva política excluye a los hospitales que practican la medicina tradicional china y las fusiones y adquisiciones de hospitales públicos.
Esta estrategia también permitirá a las compañías con inversores extranjeros participar en el desarrollo y aplicación de tecnologías genéticas y de células madre humanas para el tratamiento y el diagnóstico en las zonas piloto de libre comercio de Beijing, Shanghai, Guangdong y Hainan. Esto incluye el registro, comercialización y producción que se pueden comprar en todo el país.
La eliminación de las restricciones a la inversión extranjera en ciertos sectores estratégicos ocurre en un contexto en el que la segunda mayor economía mundial, China, está lidiando con crecientes desafíos económicos. Uno de los problemas más significativos es la disminución de la confianza empresarial extranjera, lo que ha generado preocupación sobre la capacidad del país para mantener su ritmo de crecimiento.
La incertidumbre global, las tensiones comerciales y las políticas internas restrictivas han influido en que muchas empresas internacionales reconsideren su inversión en el país. En respuesta, el gobierno chino ha comenzado a flexibilizar las normativas para atraer nuevamente el capital extranjero, buscando revitalizar el flujo de inversiones y fomentar la recuperación económica.
Al abrir sectores clave a la inversión internacional, China pretende no solo mejorar su competitividad global, sino también recuperar la confianza de los inversores, lo cual es crucial para sostener su crecimiento a largo plazo. Sin embargo, la efectividad de estas medidas dependerá de cómo se gestionen otros factores estructurales que afectan la economía.