El proceso por el cual las bacterias desarrollan la capacidad de sobrevivir a los efectos de los fármacos antimicrobianos, volviéndolos ineficaces, también conocido como resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una de las grandes amenazas para la salud pública a nivel mundial. Prueba de ello, las estimaciones apuntan que cada año se producen más de 800.000 infecciones resistentes a los antibióticos en la UE, de las cuales más del 70 % están asociadas a la atención sanitaria, lo que provoca aproximadamente 35.000 muertes cada año.
El impacto de la RAM no se queda solo ahí, ya que según recoge el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) los costes directos del tratamiento de las infecciones resistentes podrían ascender a los 100.000 millones de dólares anuales (94.695 millones de euros).
El nuevo informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) “Panorama de la salud: Europa”, en cooperación con la Comisión Europea, evalúa los avances de la UE, cada dos años, de una manera equilibrada y descriptiva de todos los países que la forman, basada en datos e indicadores de acceso público. Como no podía ser de otra manera, la RAM es uno de los puntos claves que abordan en este documento, analizando el consumo de antibióticos y su relación con la falta de efectividad, además de las diferencias entre países o las tendencias a largo plazo.
Suecia y Finlandia mostraron las puntuaciones cercanas al 12% en el índice de RAM, mientras que en Rumania, Grecia, Chipre y Bulgaria se fueron por encima del 50%
En primer lugar, el informe de la OCDE explica la complejidad de medir la RAM debido a la diversidad de microorganismos y antibióticos involucrados y a la dificultad de establecer una vigilancia integral. Por ello, desde el ECDC cuentan con un índice que combina datos sobre cinco pares clave de bacterias y antibióticos, proporcionando así, una descripción general completa de la RAM en los hospitales europeos. Este método permite observar que en el periodo 2022-2023, indican que, en general, el 32% de los aislamientos bacterianos notificados eran resistentes a los marcadores de resistencia a los antimicrobianos de primer nivel, es decir, que ya no eran efectivos.
Cifras preocupantes que, según explican en el informe, van incluso más allá si se analizan las diferencias entre países, los del noroeste de Europa, más bajas, y los del sureste, más altas. Suecia y Finlandia mostraron las puntuaciones cercanas al 12% en el índice de RAM, mientras que en Rumania, Grecia, Chipre y Bulgaria se fueron por encima del 50%
En cuanto al consumo de antibióticos, clave en el desarrollo de la RAM, apuntan que en 2022 el consumo medio se situó en 17 dosis diarias definidas (DDD) por cada 1.000 habitantes al día, un 20% más que durante los dos primeros años de la pandemia de Covid-19, cuando las medidas de contención llevaron a una reducción de la transmisión de patógenos respiratorios y a menos prescripciones de antibióticos en la comunidad. Aunque el consumo de antibióticos, según explican los expertos, no siempre refleja una prescripción adecuada, las grandes diferencias entre países sugieren que otros factores influyen en su uso. Esto indica que hay margen para mejorar las prácticas de prescripción en muchos países.
El Consejo de la Unión Europea reconoce la importancia de reducir el uso de antibióticos y ha establecido objetivos para disminuir la RAM en los próximos años
Finalmente, el informe señala directamente al uso de antibióticos de amplio espectro frente a los de espectro reducido, esto quiere decir que se está recurriendo a un tipo de fármacos que exponen a las bacterias a una amplia gama de antibióticos, dificultando el tratamiento de futuras infecciones. Precisamente, el análisis muestra que los países nórdicos utilizan predominantemente antibióticos de estrecho espectro, lo que sugiere una gestión más adecuada de los antibióticos. Por otro lado, países como Malta, Eslovaquia y Hungría recurren a una proporción mucho mayor de antibióticos de amplio espectro, lo que aumenta el riesgo de desarrollar resistencias. Por ello, el índice de resistencia a los antimicrobianos era mucho mayor en los países del sureste en comparación a los del noroeste
Ante esta situación, el Consejo de la Unión Europea reconoce la importancia de reducir el uso de antibióticos y ha establecido objetivos para disminuir la RAM en los próximos años. Esto implica promover un uso más racional de los antibióticos, priorizando aquellos de espectro más estrecho y reservando los de amplio espectro para casos estrictamente necesarios.