Las vacunas desarrolladas para hacer frente a la Covid-19, no solo han marcado un hito científico sino que han reforzado el importante papel que la vacunación juega como garante de la salud pública global. En menos de un año desde la detección de los primeros casos Covid-19 en la ciudad china de Wuhan, el mundo iniciaba las campañas de vacunación masiva que han permitido recuperar la práctica totalidad de la normalidad que el mundo perdió a finales de 2019.
Más allá de la Covid-19 los programas de inmunización de rutina frente a enfermedades prevenibles por vacunación se posicionan desde hace décadas como vitales. Uno de los principales retos a los que el mundo se enfrenta en materia de vacunación es crear conciencia de su necesidad en todas las etapas de la vida y no solo en la etapa pediátrica.
Con esta fotografía de fondo se presentaba en noviembre de 2021 la denominada como Agenda Europea de Inmunización 2030. Una visión y estrategia diseñada y elaborada por los Estados miembros de la Unión Europea con el objetivo de que a lo largo de la próxima década toda la región europea sea receptora de los beneficios de la vacunación.
Un documento basado en los éxitos y lecciones aprendidas a través de la implementación del Plan de Acción Europeo de Vacunas 2015-2020, y que suma además los aprendizajes y prácticas identificadas en la respuesta a la pandemia.
Trabajando en la meta del fortalecimiento de la inmunización en el viejo continente la estrategia persigue reducir la mortalidad y la morbilidad causadas por las enfermedades prevenibles por vacunación, aumentar el acceso equitativo a las vacunas existentes y en todas las etapas de la vida, independientemente de su ubicación geográfica y fortalecer la Atención Primaria de la salud.
La inmunización es una de las intervenciones de salud pública más rentables ya que evita millones de muertes cada año en todo el mundo. Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en 1974 el Programa Ampliado sobre Inmunización (EPI, por sus siglas en inglés), con la inclusión de tres dosis de la vacuna difteria-tétanos-tosferina (DTP3), la cobertura mundial ha pasado del 20% en 1980 al 85% en 2019. Un paso que redujo la brecha entre los países de altos y bajos ingresos. En el caso de estos últimos la cobertura de DTP3 pasó de menos del 5% en 1980 a más del 85% en 2019. El uso generalizado de las vacunas llevó a la erradicación de la viruela y ha situado en el camino de la erradicación otras enfermedades como la poliomielitis o el sarampión.
“La Región Europea de la OMS ha hecho grandes avances en las últimas décadas en muchos de estos frentes, pero de ninguna manera han aprovechado todo el potencial de las vacunas disponibles para proteger a las personas de todas las edades en todos los lugares frente a todas las enfermedades prevenibles por vacunación”
Una investigación realizada con datos procedentes de 98 países con medios y bajos ingresos reveló que la inmunización ha evitado 37 millones de muertes entre los años 2000 y 2019, lo que representa una disminución del 45% en las enfermedades prevenibles por vacunación. La cifra asciende hasta los 120 millones si se calcula por cohortes de nacimientos entre 2000 y 2030 e incluyendo la hepatitis B y el virus del papiloma humano.
Con esta nueva Agenda se ha buscado establecer un nuevo rumbo que permita abordar las desigualdades en las coberturas de vacunación entre y dentro de los países. Un trabajo que desempeña abordando sistemáticamente las limitaciones en el suministro y la entrega de vacunas, incluidas las relacionadas con la demanda y aceptación de la comunidad, y la necesidad de enfrentar las dudas sobre las vacunas y la difusión de información errónea.
“La Región Europea de la OMS ha hecho grandes avances en las últimas décadas en muchos de estos frentes, pero de ninguna manera han aprovechado todo el potencial de las vacunas disponibles para proteger a las personas de todas las edades en todos los lugares frente a todas las enfermedades prevenibles por vacunación”, expone el director regional de la OMS para Europa, el doctor Hans Henri P. Kluge.
Este programa se erige en estos momentos como fundamental. La pandemia de SARS-CoV-2 ha puesto de relieve la vulnerabilidad de los sistemas inmunización en todo el mundo. En la primera mitad de 2020 se observó una disminución en el número de dosis administradas de la vacuna contra la difteria, la tosferina y el tétanos y la primera dosis de la vacuna contra el sarampión, de acuerdo con una revisión realizada sobre los datos de 170 países de The Lancet.
En la región europea de la OMS, 43 de los 53 estados miembros tenían datos disponibles. El 30% de estos (13 naciones) reportaron datos que sugerían la interrupción de los programas de inmunización de rutina. En el 23% (10 países) de los 43 países se identificaron indicios de una demanda reducida de los servicios de inmunización, así como una disponibilidad reducida de personal sanitario destinado a la vacunación. El 12% de los 43 países comunicaron además problemas con el suministro de vacunas.
Ante esta fotografía de la que poco a poco el viejo continente se recupera, la Agenda de Inmunización ofrece un camino estratégico que pone énfasis en las necesidades de cada uno de los Estados miembros. “Los servicios de inmunización que lleguen a todas las personas, de todas las edades y de forma equitativa, contribuirán al desarrollo sostenible y apoyarán directamente el logro de varios de los Objetivos de desarrollo sostenible”, concluye en el prólogo de la presentación de la Agenda el director regional para Europa de la OMS.