El pasado 28 de mayo se ponía el punto y final a la 75ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada en Ginebra (Suiza) por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata del principal órgano de toma de decisiones de la agencia de salud de la ONU, compuesto por sus 194 Estados miembros. Un punto de encuentro anual a través del que los delegados de los países toman decisiones sobre los objetivos y estrategias de salud que marcarán las líneas de actuación en la promoción de una mejor salud y bienestar para todos.
La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha continuado como telón de fondo este 2022, pero se han adoptado importantes decisiones más allá de la Covid-19. La primera de ellas ha sido la reelección como director general de la OMS del doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, que continuará al frente durante los próximos cinco años. Este se iniciará de forma oficial el próximo 16 de agosto.
En esta 75ª Asamblea los Estados miembros acordaron una decisión histórica para financiar de forma sostenible a la OMS. Esta parte de la aceptación en su totalidad de las recomendaciones de un Grupo de Trabajo de Financiamiento Sostenible conformado por los Estados miembro de la OMS. Este fue creado en 2021 y ha estado presidido por Björn Kümmel, jefe adjunto de la Unidad de Salud Global del Ministerio Federal de Salud de Alemania y vicepresidente de la Junta Ejecutiva de la OMS.
A través de una de las recomendaciones efectuadas por el informe elaborado por este Grupo de Trabajo, los Estados miembros apuntan a un aumento gradual de sus contribuciones (cuotas de membresía) para representar el 50% del presupuesto básico de la OMS para el ciclo presupuestario 2030-2031, como fecha límite. En el último bienio presupuestario, 2020-2021, las contribuciones representaron solo el 16% del presupuesto por programas aprobado.
¿QUÉ IMPLICA EL NUEVO MODELO DE FINANCIACIÓN SOSTENIBLE?
En los últimos años cada vez un mayor número de expertos han advertido de que el actual modelo de financiación de la OMS supone un riesgo para la integridad y la independencia de su trabajo. La dependencia excesiva de la OMS de las contribuciones voluntarias, con una gran proporción asignada a áreas de trabajo específicas, tiene como resultado un desajuste continuo entre las prioridades organizacionales y la capacidad para financiarlas.
Se ha previsto que el aumento gradual de las contribuciones comience con el presupuesto para 2024-25, con un aumento propuesto del 20% sobre las contribuciones en el presupuesto base aprobado para 2022-23. El objetivo es alcanzar el 50% del presupuesto de la OMS para 2028-2029 si es posible, y para 2030-31 a más tardar, frente al 16% actual en 2020-21.
“Esta decisión aborda de frente el desafío que la OMS ha enfrentado durante décadas en cuanto a financiación predecible, flexible y sostenible. Cumplir con el objetivo que se ha acordado significará que nuestros Estados miembros están empoderando a la OMS para cumplir con sus expectativas y cumplir con nuestro mandato como principal autoridad mundial de la salud”
Esto significaría que para 2028-2029, la OMS vería un aumento de aproximadamente 600 millones de dólares anuales en la parte de sus ingresos que proviene de las fuentes más sostenibles y predecibles.
“Esta decisión aborda de frente el desafío que la OMS ha enfrentado durante décadas en cuanto a financiación predecible, flexible y sostenible. Cumplir con el objetivo que se ha acordado significará que nuestros Estados miembros están empoderando a la OMS para cumplir con sus expectativas y cumplir con nuestro mandato como principal autoridad mundial de la salud”, declaraba Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Otro de los puntos sobre los que la Asamblea ha puesto el foco ha sido la necesidad de que las ciudades y entornos urbanos se encuentren mejor preparados para responder a las emergencias sanitarias. En base a esto se ha acordado una resolución a través de la que se pide más acción y recursos en estos entornos únicos.
Tal y como se ha expuesto en este encuentro las ciudades y autoridades locales tienen un importante papel en la prevención, preparación y respuesta a las emergencias sanitarias, en parte porque las ciudades pueden ser especialmente vulnerables debido a factores como su densidad de población, movimiento de personas y vulnerabilidad de algunas comunidades. De este modo la referida resolución solicita una mejor financiación, planificación, cooperación entre regiones y ciudades, así como una profunda comprensión general y enfoque de los problemas únicos a los que se enfrentan las poblaciones de estas áreas.
RIESGOS PARA LA SALUD DE LA GUERRA EN UCRANIA
La guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia ha sido uno de los ejes centrales de la última Asamblea. Motivo por el que también se ha aprobado una resolución (88 votos a favor, 12 n contra y 53 abstenciones) sobre la “Emergencia sanitaria en Ucrania y los países que reciben y acogen refugiados, derivada de la agresión de la Federación Rusa”. Por medio de esta resolución se enfatiza en los impactos, tanto directos como indirectos, en la salud en Ucrania y en el resto de países.
En otro orden de cosas, el director general de la OMS renovó el mandato del Comité Independiente de Supervisión y Asesoramiento (IOAC, por sus siglas en inglés) de la OMS, por un periodo de dos años. Este Comité nacía en 2016 con el objetivo de supervisar y monitorizar el desarrollo y desempeño del Programa de Emergencias de la OMS.
En relación a la diabetes se ha acordado también la creación de los primeros objetivos globales para abordar este problema de salud pública. Entre estos se incluyen garantizar que para 2030 el 80% de las personas que viven con diabetes hayan sido diagnosticadas
Las enfermedades no transmisibles (ENT) y la salud mental también han formado parte de la 75ª Asamblea Mundial de la Salud. Se ha aprobado una cifra récord de recomendaciones relacionadas con las ENT como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardíacas y pulmonares, así como sobre la salud mental y sus factores de riesgo. Entre estas medidas destacan la nueva hoja de ruta para reducir las muertes por ENT y acelerar el progreso hacia las metas de las ENT y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el nuevo plan de acción para el Mecanismo de Coordinación Global para la Prevención y el Control de las ENT.
APROBACIÓN DE PRIMERAS METAS GLOBALES
En relación a la diabetes se ha acordado también la creación de los primeros objetivos globales para abordar este problema de salud pública. Entre estos se incluyen garantizar que para 2030 el 80% de las personas que viven con diabetes hayan sido diagnosticadas, que el 80% tenga un buen control de la enfermedad o que el 100% de las personas con diabetes tipo 1 cuenten con acceso a insulina asequible y sistemas de autocontrol de la glucosa en sangre.
En la misma línea se ha acordado también sentar las bases de una estrategia mundial histórica en materia de salud bucodental. En 2019 se produjeron más de 3.500 millones de casos de enfermedades bucodentales y otras afecciones bucodentales. Unos problemas que afectan a casi la mitad de la población mundial y que, hasta la fecha, no ha contado con una estrategia global.
Entre los planes aprobados por la Asamblea aparecen también los focalizados en la mejora de la vida de las personas con trastornos neurológicos, los destinados a acelerar la lucha contra el sobrepeso y la obesidad o las medidas destinadas a reducir los daños relacionados con el consumo de alcohol. Destacan además nuevos planes para fortalecer los sistemas sanitarios y la seguridad de los profesionales de la salud, garantizar la seguridad y calidad de los alimentos y la reducción de los tiempos para la entrada en vigor de cualquier enmienda en el Reglamento Sanitario Internacional.
La Asamblea también aprobó una “Estrategia Global sobre Prevención y Control de Infecciones”, a través de una resolución que sitúa esta labor en el centro de la preparación y respuesta ante peligros infecciosos y emergencias de salud. Una decisión clave en la lucha contra la carga silenciosa que suponen las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria y la resistencia antimicrobiana.
En el debate final de la Asamblea Mundial de la Salud, los Estados miembros observaron con reconocimiento las nuevas Estrategias mundiales del sector de la salud para el VIH, las hepatitis virales y las infecciones de transmisión sexual para el período 2022-2030.