El 7 de abril de 2023 la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrará su 75º aniversario. Fecha en la que entró en vigor su Constitución y que ha sido marcada en el calendario además como el Día Mundial de la Salud. En la actualidad está compuesta por 194 Estados Miembros con más de 7.000 profesionales que trabajan en sus 150 oficinas repartidas en seis regiones. La efeméride que este año se celebra tiene una especial relevancia tras la pandemia provocada por el SARS-CoV-2.
A pesar de que la gestión por parte de la OMS de la crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19 ha sido duramente criticada, lo cierto es que ha desempeñado y desempeña un papel fundamental como garante de la salud pública a nivel global. Las lecciones aprendidas en estos últimos años han evidenciado las carencias y áreas de mejora de la OMS, que afronta el 2023 con numerosos retos en el horizonte.
La autoridad directiva y coordinadora en asuntos de sanidad internacional de las Naciones Unidas opera en ámbitos de actividad como las enfermedades transmisibles y no transmisibles, preparación, vigilancia y respuesta a las crisis, promoción de la salud a lo largo del ciclo de la vida, los sistemas de salud y los servicios institucionales.
El 31 de mayo de 2020, tras la celebración de la 73ª Asamblea Mundial de la Salud, el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunciaba la predisposición del organismo de iniciar una investigación independiente sobre la gestión que se había realizado durante los momentos más críticos de la pandemia. Entre los aspectos evidenciados para su mejora se destacaba la falta de capacidad de la OMS para dar respuesta a emergencias de salud pública.
El actual modelo de financiación de la OMS se ha convertido en un riesgo para su integridad e independencia de su trabajo
En marzo del mismo año la OMS anunciaba las reformas de mayor alcance de la historia de la Organización con el objetivo de modernizar y fortalecer la institución para que pueda desempeñar sus funciones de una forma más eficaz y eficiente como principal autoridad mundial en materia de salud pública. “Los cambios tienen como finalidad ayudar a los países a alcanzar las ambiciosas metas de los ‘tres mil millones’ que constituyen el núcleo del plan estratégico de la OMS para los próximos cinco años: cobertura sanitaria universal para 1.000 millones más de personas; mejor protección frente a emergencias sanitarias para 1.000 millones más de personas; y mejor salud y bienestar para 1.000 millones más de personas”, manifestaba a través de un comunicado.
“Nuestra visión sigue siendo la misma que cuando se fundó la Organización en 1948: el grado máximo de salud que se pueda lograr para todas las personas. Sin embargo, el mundo ha cambiado, y por eso hemos articulado una nueva declaración de nuestra misión con arreglo a lo que el mundo necesita que hagamos ahora: promover la salud, preservar la seguridad mundial y servir a las poblaciones vulnerables”, afirmaba su director general.
La celebración de la 74ª Asamblea Mundial de la Salud se tradujo en la aprobación de la resolución por parte de los Estados Miembros de las recomendaciones para el refuerzo de sus actividades actuales y futuras. La resolución pide a los Estados Miembros que proporcionen financiación sostenible, continúen respondiendo a la pandemia y fortalezcan sus capacidades de preparación, en particular en lo concerniente al personal, las actividades de investigación y los sistemas de vigilancia; también les pide que adopten un enfoque de One Health y, al mismo tiempo, prosigan, en un espíritu de cooperación mundial, con sus actividades de intercambio de información fiable y lucha contra la infodemia y la estigmatización, y velen por que los esfuerzos de la respuesta no vayan en detrimento de otros problemas sanitarios.
La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 ha evidenciado grandes carencias en la capacidad de prevención, preparación y respuesta de la OMS ante pandemias
Ya en 2022, con motivo de la 75ª Asamblea Mundial de la Salud, los delegados acordaron enmendar el Reglamento Sanitario Internacional (RSI, 2005) para reducir el plazo de entrada en vigor de cualquier enmienda futura de 24 a 12 meses. Otro de los acuerdos más destacados de este encuentro fue el aumento gradual de las contribuciones de forma que en el ejercicio presupuestario 2030-2031 representen el 50% del presupuesto básico del organismo, en contra del 16% que ha representado en el ejercicio 2020-2021. Este compromiso significa que para 2028-2029, la OMS vería un aumento de aproximadamente unos 561 millones de euros (600 millones de dólares) al año en la parte de sus ingresos que provienen de las fuentes "más sostenibles".
En este sentido, muchos expertos han evidenciado desde hace tiempo que el actual modelo de financiación de la OMS se ha convertido en un riesgo para su integridad e independencia de su trabajo. Su excesiva dependencia de las contribuciones voluntarias se traduce en un desajuste continuado en el tiempo entre las prioridades de la Organización y su capacidad para financiarlas.
Uno de los pasos más importantes de los que se dieron el pasado año fue el acuerdo entre los Estados Miembros del desarrollo del primer borrador de un acuerdo legalmente vinculante que tendrá como objetivo proteger al mundo de futuras pandemias. Un borrador que nace del seno de la Constitución de la OMS y que será discutido el próximo mes de febrero.
Tal y como se ha señalado, la crisis sanitaria provocada por la Covid-19 ha evidenciado grandes carencias en la capacidad de prevención, preparación y respuesta de la OMS ante pandemias. Un resumen certero de estas lo encontramos en el análisis publicado por la revista The Lancet en el que se critica su excesiva cautela en determinadas decisiones y se proponen una serie de recomendaciones de mejora.
“Este aniversario histórico brindará la oportunidad de reflexionar sobre los hitos de salud pública de las últimas siete décadas y media que han permitido a las personas vivir vidas más largas y saludables”, exponen desde la Organización.
“Pero también servirá como recordatorio del compromiso y la energía continuos que se requerirán para garantizar que no solo el acceso a los servicios de salud sea una realidad para todos, independientemente de dónde viva, sino también la asociación que se requiere a nivel local, nacional y global para enfrentar los muchos y complejos desafíos para nuestra salud a los que nos enfrentamos hoy”, concluyen.