Los recientes resultados de la convocatoria MIR de 2024, que ha dejado 473 plazas sin adjudicar, están dando mucho que hablar. Multitud de voces que llevaban tiempo abogando por un cambio en el sistema de formación dentro del ámbito de la Medicina -no solo MIR, sino universitario- vuelven a insistir en esta propuesta, reivindicando que no va acorde a los desafíos a los que se enfrentan actualmente estos profesionales. Uno de los casos más recientes es el de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS).
“Estudiar medicina es relativamente fácil, ejercerla no tanto. La formación de los profesionales de la medicina en España se enfrenta a numerosos retos que hay que abordar a largo plazo”, indican en su artículo ‘Recursos humanos del SNS. Formación’, que forma parte del segundo bloque de Informe bienal. Así, SESPAS señala la importancia de revisar el sistema de formación de los médicos en nuestro país, desde la facultad a la formación continua y, pasando, claro está, por el mencionado sistema MIR.
En el campo universitario, defienden los autores del artículo de SESPAS, el acceso a la carrera de Medicina “debería ir más allá de la simple nota de corte actual”, poniendo así por delante “el perfil humano y vocacional”. “No se tiene por qué ser un buen profesional aunque hayan obtenido buenas notas en la EBAU. El ejercicio no se relaciona con la competencia clínica obtenida en la carrera”, insisten sobre un sistema que “no es eficiente ni equitativo”. "Tal vez se esté excluyendo a un significativo número de estudiantes vocacionales especialmente capacitados para el desempeño médico”, denuncian.
"La formación de los profesionales de la medicina en España se enfrenta a numerosos retos que hay que abordar a largo plazo”
“Las competencias transversales o genéricas, como el profesionalismo, las habilidades comunicativas, el razonamiento clínico o la economía de la salud, requieren un seguimiento longitudinal a lo largo de toda la carrera de Medicina. Aunque están incluidas en muchas facultades, son muy pocas las que las abordan y las evalúansistemáticamente”, insiste el estudio de SESPAS, que critica además la proliferación de universidades privadas con facultad de Medicina: “Plantea dilemas éticos y de equidad, ya que algunos estudiantes pueden acceder a estas instituciones privadas pagando altas tasas, mientras que aquellos con menos recursos se ven limitados por los requisitos de ingreso en las universidades públicas”.
“Además, surge la preocupación por la calidad formativa, dado que no todas las facultades, especialmente las de nueva creación, cuentan con los recursos necesarios para garantizar una educación médica de excelencia”, apuntan los autores, que, después, afirman que el sistema de formación de especialistas, aunque ha dado buenos resultados, muestra “evidentes signos de agotamiento, en parte por su poca flexibilidad”. Por ello, proponen mejorar la troncalidad, dividiendo dicha formación vía MIR en dos fases: una general para competencias comunes y otra específica para habilidades particulares de cada especialidad.
“Sin formación continua, la competencia decrece progresiva e inexorablemente”
De hecho, fue algo que ya se planteó en su momento, pero, recuerda SESPAS, “cuando se planteó en un Real Decreto en 2014, el proyecto de troncalidad fue duramente criticado por parte de estudiantes y expertos, lo que, entre otras razones, provocó finalmente su retirada”. El problema del sistema actual MIR “solo puede resolverse con el trabajo multiprofesional de expertos independientes”, aseguran los expertos, quienes, en última instancia, hacen referencia al proceso de formación continuada al que deben estar siempre sometidos los médicos durante su trayectoria profesional.
Y es que en la actualidad, denuncian, “no existe ninguna estrategia de educación médica continua (congresos, conferencias, simposios…) que por sí sola cambie la conducta de los médicos o los resultados de su acción con los pacientes”. Los autores destacan la labor de La World Federation for Medical Education (WFME), que aboga por un enfoque más amplio, denominado desarrollo profesional continuo (DPC), y que incluye la actualización y mejora de la competencia a lo largo de la vida profesional de los médicos. Además, indican, muchas sociedades científicas también han hecho un esfuerzo para definir competencias y establecer los indicadores e instrumentos para la valoración del DPC.
Como apunta el informe, lo que aprenden los estudiantes del grado de Medicina solo es un 6% del conocimiento médico, y parte de lo que se les enseña en la carrera puede estar obsoleto en el momento de su graduación: “Sin formación continua, la competencia decrece progresiva e inexorablemente”. “Ahora sólo se necesita voluntad política para llevarlo a cabo”, concluye el estudio de SESPAS, que está publicado en Gaceta Sanitaria, su revista oficial.