Como cada año, la Formación Sanitaria Especializada española recibe a multitud de sanitarios extranjeros que deciden terminar de especializarse en alguna de las unidades docentes repartidas por nuestro país. En el ámbito de la medicina, en concreto, 1.378 de las nuevas 8.419 plazas MIR adjudicadas en 2023 (un 16,37%) están ocupadas por residentes extranjeros que buscan pasar a formar parte del Sistema Nacional de Salud nacional de manera definitiva al terminar superiodo de formación.
Según datos publicados por el blog MIREntrelazados, en nuestro país hay dos especialidades que este año han incorporado a más residentes extranjeros que españoles: Farmacología clínica (54,55%) yMedicina Nuclear (55,56%). Para analizar el caso de esta última, en ConSalud.es nos hemos puesto en contacto con el presidente de la Sociedad Española de Medicina Nuclear e Imagen Molecular (SEMNIM) y con una residente que se estrena este año en la especialidad en el Hospital de Cruces (Vizcaya). Ambos coinciden en un motivo principal por el que se ha llegado a esta cifra en los últimos años: La especialidad es poco conocida en España. Para Diego Becerra, Jefe de Servicio de Medicina Nuclear en el Hospital Universitario Clínico San Cecilio y presidente del mencionado SEMNIM, esto viene motivado por el hecho de que la especialidad se estudia muy poco en las facultades.
De 52 facultades de medicina que hay en España, solo se imparte la asignatura en la Universidad de Navarra
“Se trata de una especialidad muy poco conocida para los estudiantes españoles, y nosotros lo notamos con los que vienen de prácticas al servicio. De 52 facultades que hay en España, solo se imparte la asignatura en la Universidad de Navarra, y es cuatrimestral. Además, si vemos los créditos europeos que le corresponden a nivel nacional, están por debajo del 30% de la asignatura, porque la comparte con Radiodiagnóstico, Medicina Física, Rehabilitación y Oncología Radioterápica, y en la mayoría de los casos el profesorado no está formado por médicos nucleares”, denuncia Becerra, quien también comenta que en Latinoamérica “sí hay más conocimiento de la especialidad” y “la ven más atractiva por el avance tecnológico”.
Sin embargo, Julieta Lavilla, médico argentina que entró en Medicina Nuclear con número de orden 6.635, no cree que en Latinoamérica se tenga un mayor conocimiento de la especialidad que en España, y simplemente opina que los extranjeros han entrado en ella porque los españoles cubren pocas plazas (la primera la escogió el número de orden 4.151) y ellos no suelen obtener, por diversos motivos, números de orden muy altos para alcanzar otras especialidades. De hecho añade, ni siquiera existen resdencias en Argentina, y al llegar a España y decantarse por ella tampoco era consciente de que tenía tantos extranjeros.
“No sabía que era tanto en Medicina Nuclear, pero sí que había muchos extranjeros haciendo muchas especialidades, y creo que tiene que ver con el tema de las ciudadanías europeas y de las condiciones de la sanidad en Latinoamérica. En mi servicio de Las Cruces solo conozco de fuera a dos residentes y a un adjunto, aunque al llevar dos semanas tampoco conozco a muchos, pero en el hospital en general sí que somos muchísimos extranjeros”, comenta, algo que confirma Diego: “Tenemos a muchos compañeros latinoamericanos trabajando de manera estable, algunos incluso con responsabilidades de jefe de servicio”.
Los extranjeros suelen trabajar a la vez que estudian y no optan a hacer tan buenos exámenes
“Puede ser por la falta de conocimiento de los españoles, y eso la hace una especialidadmás accesible para la mayoría de los extranjeros que, como yo, trabajan y estudian y no hacen exámenes que estén en lo que yo llamo ‘top 4.000’, que son las que se acaban enseguida”, opina Julieta. “Yo, por ejemplo, en el último año compaginé mis estudios para el MIIR con el trabajo en una mutua de lunes a viernes, entonces estudiaba lo que podía y sabía que mis posibilidades no iban a estar muy arriba. Los que venimos de fuera solemos tener una mayor experiencia y recorrido, mientras que el médico español, por lo general, tiene menos exigencias económicas en el momento de estudiar el MIR y puede vivir con sus padres, por lo que sacan mejores números”, justifica.
La de Medicina Nuclear, además, no es la primera especialidad cursada por Julieta. La médico finalizó en su país natal la residencia de Cirugía, y al llegar a España homologó el título de Medicina y se planteó si homologaba también el de Cirujana o si iniciaba una nueva especialidad. Finalmente, se decantó por esta última opción. “Estaba muy cansada del ámbito quirúrgico, y tanto mi residencia en un hospital público de allí como mis años posteriores trabajando de cirujana fueron muy estresantes. Llegó un punto en que tenía poca tolerancia a los pacientes, y aquí en España empecé a hacer guardias en urgencias que también me cansaron bastante”, explica.
¿Y por qué Medicina Nuclear?: “Ya te digo, en Argentina no hay, así que yo directamente no sabía ni que existía. Simplemente tenía algunas amigas españolas que terminaban la residencia de Medicina Nuclear ahora y que me comentaron cosas que me parecieron muy lindas y atractivas sobre ella: Puedes trabajar en ámbitos de quirófano, diagnóstico por imagen, tratamiento…Algo que también me llamó mucho la atención es la variabilidad que ofrece a la hora de trabajar. Por ejemplo, puedes hacer solo diagnóstico y teletrabajar porque te instalas el programa en casa. Además, se complementa mucho la formación con la de Cirugía, porque hay mucha patología quirúrgica que antes operaba y ahora lo que hago es diagnosticarla”. “Al final, con el número de orden que saqué, busqué entre las opciones que tenía la que más se adaptara al estilo de vida que quería. Y yo vivía en Pamplona, así que el Hospital de Cruces me pillaba muy bien”, asegura.
Medicina Nuclear ofrece mucha variabilidad a la hora de trabajar
¿La solución? Digo Becerra insiste, más allá de la visibilidad entre los propios profesionales, en que tiene que tener más peso en los planes formativos de las facultades de medicina. “Lo hablamos hace tres semanas en el congreso nacional que tuvimos. Tiene que estar impartida por médicos nucleares que estén al tanto de la realidad actual de la especialidad, porque esto no tiene nada que ver con lo que era hace quince años y muchos MIR cuando llegan a hacer la residencia a nuestro hospital se sorprenden y les atrae mucho”, explica. Además, añade Julieta, para ejercer la medicina nuclear se requiere de, al menos, una cámara gamma y un PET, medios que habitualmente solo poseen los hospitales “de tercer nivel” de ciudades grandes. “A mi todo el mundo me decía que a los médicos nucleares les cuesta mucho conseguir trabajo, aunque yo creo que irá en aumento porque cada vez se ponen más PET en los hospitales. Yo pensé: ‘De aquí a cuatro años pueden cambiar muchas cosas, así que vamos a ello”, concluye.
SEMNIM publicará próximamente su Plan Estratégico para los próximos años de la especialidad, el cual cuenta con 166 objetivos agrupados en 5 ejes y ya tiene disponible su introducción en la página web de la Sociedad. “Queremos que sea muy participativo, y en la parte de formación contaremos con profesores actuales para tener más contacto con las facultades y dar mayor y mejor visibilidad de la especialidad”, concluye Diego.