Una vez más, la convocatoria MIR de 2024 ha dejado plazas de Medicina Familiar y Comunitaria sin cubrir. Este año, además, el mayor número de la historia, 246, la mayor parte de ellas en las zonas comúnmente conocidas como de la España rural: concretamente, en las comunidades autónomas de Andalucía, Aragón, Castilla y León, Cataluña, Navarra, Extremadura, Galicia, Baleares, La Rioja y Asturias, síntoma de un cada vez menor interés de los residentes por las regiones alejadas de las grandes ciudades. Pero, ¿es realmente tan “terrible” tener que formarse -y después ejercer- en las zonas “rurales” de nuestro país?
En SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria) defienden que no. Es más, para María José Gamero, responsable de tutores y residentes de la sociedad científica, cursar el MIR en pequeñas localidades tiene muchas ventajas de las que carecen las unidades docentes de las grandes ciudades. Tanto, que lo de considerarlo zonas rurales, con todo el estigma que pueda tener esta palabra en el imaginario popular a día de hoy, es ya muy relativo. “Los residentes se piensan que van a ir a una zona aislada, donde van a tener que resolver situaciones muy complicadas, pero realmente todos los centros de salud tienen ya un hospital comarcal a media hora o 45 minutos de distancia”, señala a ConSalud.es.
"Los residentes se piensan que van a ir a una zona aislada, pero todos los centros de salud tienen ya un hospital comarcal a media hora o a 45 minutos"
Antes, reconoce, sí que podían darse estas complicaciones que afectaban a pacientes y profesionales, pero la situación ha mejorado enormemente con el paso del tiempo: “Además, las unidades de asistencia de urgencias tienen ya un radio de treinta minutos con el hospital comarcal. Estamos muy respaldados”. “Los hospitales comarcales cuentan a día de hoy con su UCI, su servicio de Cardiología… vamos, que no están solitos. Siempre vas a tener un comarcal de apoyo”, insiste Gamero, ex presidenta de SEMERGEN Extremadura y médico de Atención Primaria en el Centro de Salud de San Fernando (Badajoz) desde el año 1998.
Antes, no obstante, pasó diez años por zona rural dentro de su comunidad autónoma, que ha sido la que más vacantes libres ha dejado este año: “Se suma que son personas jóvenes, que llevan siete años seguidos estudiando entre la carrera de Medicina y la preparación del MIR, con el desconocimiento que existe del medio rural. Y no saben que ser médico de familia en estas zonas te permite desarrollarte en todos los ámbitos, sin prácticamente limitación. En todos los centros de salud de España, rurales y urbanos, ya hay ecografía, cirugía menor… “.
“Al no tener un hospital tan cerca, atiendes al paciente de forma mucho más integral, y el residente puede aplicar todos los conocimientos y habilidades adquiridos de forma teórica durante la carrera. Puedes, por ejemplo, hacer Dermatología, algo que en una ciudad se derivaría más rápidamente al hospital”, añade María José Gamero, quien también destaca, como una gran ventaja de la sanidad rural frente a la urbana, la menor demanda de pacientes: “Tienes más tiempo para abordar al paciente, no solo en el sentido físico; también en el psíquico. En una ciudad, tienes que atender a muchos más pacientes a lo largo de la jornada”.
“Tienes más tiempo para abordar al paciente, y no solo en el sentido físico"
Esto conlleva a que, según la vocal de SEMERGEN, el médico de familia en un pueblo esté “habitualmente” mejor considerado que en una gran ciudad. “Conoce mejor al paciente, y le permite actuar de una manera más cercana y humanista, que es lo que nos gusta a los médicos que somos tan vocacionales. Todo eso lleva a una mayor satisfacción de su actividad”, afirma Gamero, tutora de residentes desde el año 2001, jefa de estudios de su Unidad Docente de AFyC hasta octubre de 2016 y organizadora de jornadas nacionales y regionales para los MIR.
“Otro inconveniente que la gente se puede pensar que existe es que no hay formación, pero para nada. Tenemos, además de la que le pueda dar su tutor, formación online, y desde las sociedades científicas organizamos diversas jornadas”, explica. De hecho, asegura la doctora, justo antes de la llamada de ConSalud.es estaba reunida con unos compañeros para hablar sobre unas jornadas que se van a celebrar próximamente en Plasencia. “El principal problema que veo en la sanidad rural es el de la conciliación laboral y personal. Yo creo que realmente sí que se puede conciliar, pero habría que facilitar que sea más atractivo para los residentes y los médicos jóvenes, y no solo con dinero. Por ejemplo, con un plus de puntuación en la carrera profesional”, indica.
ROTAR SIN APENAS COMPETENCIA DE RESIDENTES
Hace unas semanas, el vocal de médicos residentes del Colegio de Médicos de Burgos (COMBU), Luis Casaval, atendía a este medio para analizar la situación de la Unidad Docente de Miranda de Ebro, que en esta convocatoria MIR no ha conseguido adjudicar ni una sola plaza. Y una de las cosas que remarcaba era la posibilidad que ofrecen los hospitales comarcales de rotar por los distintos servicios sin tener que prácticamente compartir la formación con otros residentes. “Si por ejemplo rotas en el servicio de Cirugía, vas a poder bajar al quirófano y ser el residente principal, y lo mismo en los servicios médicos”, señalaba.
María José Gamero también reconoce y valora esta ventaja muy positivamente, especialmente para una especialidad tan amplia como la de Medicina Familiar y Comunitaria: “Por ejemplo, aquí en Badajoz hay un hospital de primer nivel, con residentes de muchas especialidades. La formación es buenísima, pero a lo mejor la de uno comarcal es un poquito más personalizada”. Y sentencia: “Sería un punto fundamental que la asignatura de Medicina de Familia estuviese instaurada con más créditos en las universidades, y que se permitiese a los estudiantes rotar por centros rurales en sus prácticas. El gran problema que tenemos es el desconocimiento”.