Rotación MIR en Australia: “Cuando cuentas que en España a veces trabajas 24 horas, no se lo creen”

Cecilia Sanjuan Ortiz, residente de Psiquiatría en el Hospital La Fe de Valencia, nos cuenta cómo fue su experiencia rotando durante tres meses en un hospital australiano

Cecilia Sanjuan Ortiz, MIR de Psiquiatría que hizo una rotación en Australia (FOTOMONTAJE: ConSalud.es)
Cecilia Sanjuan Ortiz, MIR de Psiquiatría que hizo una rotación en Australia (FOTOMONTAJE: ConSalud.es)

Rotar por otras unidades docentes es un must en la inmensa mayoría de las residencias MIR. Casi siempre suele ser dentro de una misma comunidad autónoma, aunque a veces también cabe la posibilidad de que el médico residente se tenga que desplazar -voluntaria u obligatoriamente- a otra localidad de España para conocer cómo es allí la realidad asistencial de su especialidad. Lo que no es nada habitual, desde luego, es que la rotación sea en otro país, y menos aún en otro continente.

Esta es la historia de Cecilia Sanjuan Ortiz, una joven R4 de Psiquiatría en el Hospital La Fe de Valencia que hace menos de un año, y gracias a las becas que otorga anualmente la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, emprendió una aventura que le llevó, literalmente, a la otra parte del mundo. Concretamente, al Rivendell Child, Adolescent and Family Mental Health Unit, una institución ubicada en la ciudad de Sydney, en Australia.

¿Cómo conociste el programa de becas de la Sociedad de Psiquiatría?

La beca fue una recomendación de adjuntos y residentes mayores que la habían solicitado en convocatorias anteriores. Cuando les comenté que tenía planeado organizar un rotatorio fuera, me aconsejaron pedirla.

¿Siempre habías tenido en mente la posibilidad de rotar en el extranjero?

Sí, soy una persona interesada en conocer otros países y culturas... y creo que es una cosa imprescindible en nuestro trabajo, especialmente en Psiquiatría. Durante mi primer rotatorio de R1 coincidí con un adjunto que acababa de terminar la residencia y me recomendó empezar ya a contactar con hospitales, porque no es fácil. Muchas veces no responden o tardan en responder mucho tiempo. Así que desde el primer año de residencia empecé a mirar opciones y es una cosa que les recomiendo a todos los residentes que empiezan, el tiempo pasa volando y cuando te das cuentas se te echa el tiempo encima. Al final no me sobró tanto tiempo para reunir toda la documentación que me pedían, pero sin duda mereció la pena.

¿Fue tu primera vez viviendo fuera de España? No sé si durante la carrera te fuiste de Erasmus… ¿tuviste dudas?

No fue la primera vez, puesto que ya en quinto curso de Medicina tuve la oportunidad de estar viviendo durante un año en Münster, una ciudad de Alemania. Durante ese año conocí otro idioma, hice grandes amistades y aprendí mucho de los rotatorios hospitalarios, las prácticas y las clases. La verdad es que estar fuera de casa te aporta mucho, porque te permite ver las cosas desde otra perspectiva, salir de tu círculo y conocer otras realidades. Estas experiencias son necesarias para adoptar una mirada reflexiva y crítica, además de para aprender otras formas de funcionamiento y para luego poder aplicarlas a la vuelta.

Cecilia, junto a la directora psiquiatra de su hospital y a la residente de Psiquiatría

¿Por qué Australia? ¿Qué es lo que más te atraía de este destino?

La verdad es que es un destino que nunca había tenido mucho en mente y que para mí ha sido un descubrimiento. Me ha sorprendido para bien.  Es un país que tiene mucho que aportar, la gente es muy abierta y acogedora, ya que la mayoría han sido inmigrantes o tienen familiares cercanos que lo han sido, así que empatizan mucho con la gente de otros países.  Además, el hecho de ser un país tan aislado, con tanta biodiversidad y naturaleza, aporta una sensación de libertad difícil de describir. Es verdad que me lo habían contado, pero hasta que no fui y lo viví no supe exactamente lo que era.

¿Su lejanía nunca fue un impedimento? Al final, tampoco ibas a estar mucho tiempo…

Siempre me ha llamado conocer otros países incluso si estaban lejos, pero es verdad que estar tan lejos de la familia y los amigos es complicado, sobre todo si planeas estar durante un periodo largo de tiempo. Para mí no fue un impedimento porque solamente iba a estar tres meses. Lo más difícil fue ajustar horarios para coincidir en las llamadas, por la diferencia horaria, que era de unas nueve o diez horas.

¿Tuviste también en mente otros países a los que ir? ¿Cuáles?

Sí, me planteé muchas opciones: Estados Unidos, Inglaterra, Argentina, Italia... Al final opté por Australia porque es un lugar donde no creo que pueda volver a vivir por su lejanía, y también por las recomendaciones de los compañeros que me hablaron muy bien de la unidad donde estuve.

¿Qué diferencias encontraste en cuanto al modo de abordar la Psiquiatría en Australia y en España?

Es complicado responder a esta pregunta, porque el lugar donde yo estuve era una unidad muy concreta donde se trataba a adolescentes con trastorno mental grave resistente desde un abordaje holístico. Mi unidad estaba formada por muchos profesionales de la salud mental: psiquiatría, psicología, enfermería, trabajo social, terapeutas ocupacionales, artes terapeutas, farmacéuticos, profesoras… La riqueza que da poder trabajar con un equipo tan variado es impresionante, y sobre todo el tener los recursos necesarios para ello, ya que se requiere de unas infraestructuras adecuadas y mucho capital humano.

¿Qué es lo mejor y lo peor que encontraste sobre la especialidad allí?

Lo mejor sería la calidad de vida, y no me refiero solamente a la remuneración económica, sino sobre todo a las condiciones laborales. Aquí seguimos trabajando durante 24 horas seguidas, y cuando se lo cuentas no se lo creen. El poder tener más tiempo para atender a los pacientes hace posible un mejor desarrollo de la profesión, y sobre todo una mejor atención del paciente que incluye reuniones con los equipos, sesiones donde poner las cosas en común, debates… Todo esto es necesario para plantearse opciones y crecer como profesional.

Lo peor de la especialidad diría que es la situación con la que me encontré, una falta de psiquiatras en el sistema público, y aún más de Psiquiatría infanto-juvenil, especialmente en el área de Sídney. En la unidad donde yo estuve, por ejemplo, faltaba un psiquiatra, y por tanto solamente había una psiquiatría trabajando que a su vez era la directora de la unidad, lo que empeoraba su funcionamiento. Por otra parte, también existen muchas barreras burocráticas que a veces entorpecían el trabajo. Para poder estar allí tuve que realizar muchos preparativos a este nivel.

Cecilia, junto a varios compañeros del hospital

¿Y sobre su MIR? ¿Funcionan como en España a través de un examen de acceso y sistema de residencia?

El sistema es interesante, se accede por entrevista siguiendo el modelo anglosajón y como se hace en otros países europeos como Alemania. Antes de acceder a la residencia, y tras finalizar la carrera de Medicina, deben hacer entre uno o dos años de ‘’Internal Medicine’’, en los que tienen que rotar en servicios de medicina general y otros que eligen.

Al entrar en la residencia de Psiquiatría en concreto, que son cinco años, realizan rotatorios de seis meses -en total son diez rotatorios- y cada año tienen evaluaciones, como exámenes tipo test o comentarios sobre la historia de la Psiquiatría. Además, tienen que realizar un trabajo sobre investigación y otro sobre psicoterapia. Por último, en el quinto año se especializan en alguna rama de la Psiquiatría, entre las que se encuentra la Psiquiatría infanto-juvenil donde yo estuve.

¿Sientes que lo que aprendiste allí te ha podido servir para tu práctica actual y futura en España?

¡Desde luego! He aprendido muchas cosas sobre el abordaje del trastorno mental grave en la adolescencia. También me he interesado sobre el enfoque terapéutico familiar y he decidido iniciar una formación específica en este ámbito. Pero, sobre todo, me quedo con la importancia del trabajo en equipo e ir todos en la misma dirección para conseguir el mejor resultado, especialmente en los niños y adolescentes.

Por ejemplo, en mi unidad, las profesoras participaban todos los días en las reuniones de equipo para conocer la situación clínica de los pacientes y adaptar las clases individualmente. Por otra parte, los farmacéuticos especialistas en salud mental acudían a las reuniones semanales, donde colaboraban con los cambios de tratamiento basándose en análisis farmacogenéticos y realizando cálculos avanzados para las modificaciones. Creo que esto es imprescindible para avanzar hacia una Psiquiatría más personalizada.

En el cómputo general, contando aspecto profesional y personal, ¿qué fue lo mejor que te llevaste de rotar por un servicio de Psiquiatría en Australia?

Creo que lo mejor fue conocer a profesionales de otro país y poder compartir con ellos las dificultades y los retos que supone el trabajo en salud mental. Al final te encuentras con que, quitando las diferencias con el sistema y los recursos, los pacientes presentan síntomas similares y muchas veces surgen los mismos problemas durante el proceso terapéutico. El compartir también inquietudes con residentes de otro país es muy enriquecedor. Sigo en contacto con ellos y me van informando de cómo avanzan los pacientes.

¿Encontraste algún aspecto negativo?

Al principio es verdad que está presente la dificultad del idioma, porque hay muchos términos que, aunque domines bien el inglés, no utilizas en el día a día. Durante las primeras semanas fue más duro, pero luego pude participar activamente de las sesiones familiares y en las entrevistas con los pacientes. Por otra parte, el papel que realizas es más de observadora, y no me permitieron realizar cambios de medicación ni llevar pacientes a mi cargo, pero eso para mí no fue un problema, ya que se trataba de una unidad donde la mayoría de las decisiones se tomaban en equipo y todos se implicaron mucho en que aprendiese y colaborase. También se interesaban por mi opinión y me preguntaban sobre las diferencias respecto el trabajo que hacemos aquí. Así que a pesar de estas cosas ‘’negativas”, recomiendo a los residentes que se planteen esta opción, porque les puede aportar mucho en su formación como psiquiatras.

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