Dentro de exactamente 100 días, cerca de 30.000 personas se presentarán en toda España a las pruebas de acceso a la convocatoria de Formación Sanitaria Especializada (FSE). La mayor parte de ellos serán médicos, que aspiran a hacerse con una de las 9.007 plazas ofertadas este año -en total, contando todas las titulaciones (Medicina, Enfermería, Farmacia, Psicología, Biología, Química y Física), son 11.943- repartidas entre 46 especialidades. Todos ellos afrontan en estos momentos la que desde las academias se conoce como ‘segunda vuelta’ de la fase de estudio, que, explica José Curbelo, director académico de la Academia MIR Asturias, va de septiembre a diciembre y está centrada en “fijar” los conceptos ya asentados.
“La primera vuelta es la de entender, volver a ver las cosas que ya estudiaste en la carrera pero que igual tenías olvidadas, porque las diste en los primeros cursos, mientras que esta segunda vuelta es la de aprender: una vez entendidas todas esas cosas, fijarlas e ir memorizando datos, que es lo que más se necesita de cara al examen. Por último, está la última vuelta, la de enero, que es la de repasar”, indica Curbelo, quien reconoce que, según se acerca la fecha marcada en rojo en el calendario, lo normal es que los aspirantes comiencen a perder productividad: “Viven con la contradicción de querer hacer el examen mañana mismo para quitárselo de encima, pero por otro lado no quieren que llegue nunca por los nervios que les supone”.
Por eso, para combatir esta falta de productividad que puede llevar a sus alumnos a intentar estudiar todo y no parar en todo el día, desde MIR Asturias apuestan desde hace ya varios años por la personalización: su herramienta aprende todo lo que han ido haciendo en la plataforma durante la primera vuelta -que va desde que se apuntan a la academia, en quinto o sexto de Medicina, hasta el final del verano-, y, en base a los aspectos en los que fallan más o menos, los profesores van “a tiro hecho” rellenando los huecos que más necesitan aprender.
"La primera vuelta es la de entender, y la segunda es la de aprender"
“Obviamente se vuelve a repasar todo, porque estamos en una nueva vuelta, pero dedicando menos tiempo a aquello que ya está asentado y reservando energías para aquellas partes que, según el informe, tiene más fallos. Es un estudio mucho más individualizado”, señala el profesor. “Lógicamente, cuanto más trabajo previo hagas, más dirigido va a ser tu estudio después. Si te has tomado el verano más light, todavía te queda mucho por delante”, añade.
Todo ello ayuda a que el día a día del estudiante sea más llevadero y pueda “surfear” las olas emocionales que se encuentra a su paso. Desde las academias lo hacen con la figura del tutor, que hace labores de asesoramiento y seguimiento personalizado a grupos de 20 o 25 alumnos. “Les aleccionamos para que, dentro de nuestra herramienta, ellos mismos encuentren la información que les permita hacer una preparación más dirigida. No nos sentamos a su lado y les obligamos a hacer lo que les decimos, pero les facilitamos mucho la tarea para que al comienzo de la semana sepan que le va a tocar estudiar determinada asignatura o qué temas y test les van a resultar más rentables. Luego cada uno hace lo que quiere”, dice Curbelo.
Y es que, subraya el experto, lo más importante a la hora de afrontar el estudio de unas oposiciones de más de siete meses, sean del tipo que sean, es seguir unas rutinas y métodos estables. “Para experimentos ya está la gaseosa”, comenta entre risas. “Lo que hay que hacer en octubre es estudiar como lo has hecho en septiembre, y en noviembre como en octubre, que a su vez es como en junio. Lo único es que hacemos cambios, pequeños ajustes”, insiste.
"Cuanto más trabajo previo hagas, más dirigido va a ser tu estudio después"
Así, la rutina es prácticamente igual en todas las vueltas, con la diferencia de que, al ser esta más corta que la primera, requiere que todo esté más condensado: “Por simplificarlo un poco, supone una reducción de tiempo del 15% para cada asignatura”. Cada día, el alumno tiene siete u ocho horas de estudio, un test personalizado de alrededor de 120 o 130 preguntas y otras dos horas clase para repasar conceptos. También realizan simulacros en algunos días concretos, que van aumentando según avanzan las semanas hasta que llega enero, cuando prácticamente le dedican todo el tiempo del que disponen. “Luego hay algunos alumnos que consiguen tener un tiempo extra, y a ellos les ofrecemos otras herramientas de repaso transversales para que puedan ir avanzando en asignaturas distintas a las que le toca ese día”,
OVIEDO, LA 'CAPITAL MIR'
MIR Asturias tiene su sede en Oviedo. Por eso, cada año, la ciudad se inunda de opositores que residen allí durante medio año para acudir a las clases presenciales de la academia. Es, en palabras de Alberto García Guerrero, su presidente, una “costumbre” desde hace ya muchos años, y que también supone un gran impacto económico para Oviedo. “Las calles están llenas de médicos, y los sábados por la noche prácticamente todo el ocio es de ellos. Lo pasan bien y hacen muchas amistades”, destacaba García Guerrero en una entrevista concedida a ConSalud.es a pocos días del último examen.
En Oviedo también se presenta al examen, junto con todos los alumnos de su academia, el propio José Curbelo, para así tener más frescas las preguntas a la hora de corregir la prueba una vez que el Ministerio de Sanidad las sube a su página web. “Creo que mi presencia les aporta tranquilidad, porque yo no voy con los nervios típicos del que está luchando por conseguir una plaza, aunque algo de cosiquilleo sí que nos genera. Los días previos hacemos nuestras quinielas acerca de qué o qué no caerá, y estás con el run run de comprobar si al final ha caído lo que tú habías dicho o si hay alguna novedad”, confiesa.