Urología ha sido, en la convocatoria MIR de 2024, una de las especialidades que ha ganado más “prestigio” en lo que a agotar antes sus plazas se refiere: si en 2023 dio por cerrada su adjudicación en el número de orden 4.188, este año lo ha hecho en el 3.880 -y eso a pesar de que ha ofertado cuatro plazas más-, lo que le ha permitido escalar del 11º al 7º lugar en este ranking, adelantado, entre otras, a especialidades habitualmente tan demandadas como Traumatología, Ginecología o Anestesiología.
Pero es que antes, en la convocatoria de 2022, su última vacante fue a parar al número 4.609, muestra de que, por una u otra razón, la Urología parece estar generando cada vez mayor interés entre los médicos recién egresados. “Yo me decanté por Urología en quinto de Medicina, después de haber rotado por distintos servicios durante la carrera. Decidí que me apetecía trabajar en un campo que tuviese actividad intervencionista o quirófano y cuya calidad de vida fuese aceptable para mis estándares”, recuerda a ConSalud.es Daniel Lázaro, uno de sus nuevos residentes.
“Muchas de las dudas que surgen a última hora van encaminadas a escoger especialidades de mayor prestigio social"
Concretamente él fue, con número de orden 177 -un buen hacer en la prueba que le hubiese permitido optar por prácticamente cualquier especialidad de las 46 disponibles actualmente-, la primera de las 139 personas en elegir Urología en la convocatoria MIR de este año. No obstante, reconoce, también tuvo en mente otras especialidades, “la mayoría de ellas quirúrgicas”, antes de presentarse al examen: “Considero que entrar a la carrera teniendo absolutamente claro cuál es la especialidad a la que te quieres dedicar es poco verosímil y tiene más componente de profecía autocumplida que de cualquier otra cosa”. “Desde luego, lo que tenía claro es que quería dedicarme a algo en lo que estuviera lo más a gusto posible”, insiste el joven residente.
“Muchas de las dudas que surgen a última hora van encaminadas a escoger especialidades de mayor prestigio social, porque se les presupone una mayor dificultad, o con un mayor salario en el sector privado. No tengo especial interés por perseguir un ideal de meritocracia con el que estoy profundamente en desacuerdo ni en enriquecerme lo máximo posible con mi actividad laboral, sobre todo teniendo en cuenta que la actividad médica ya es una de las profesiones mejor remuneradas dentro del sector público y garantiza unas condiciones de vida más que dignas”, indica Daniel, quien, tras mucho sopesarlo, decidió que Urología es la más se le adaptaba.
Graduado por la Universidad de Sevilla, lo que el joven sí que tenía claro desde el primer momento era que quería especializarse en Bilbao, ciudad que ya conocía de antes e incluso en la que había residido. Primero preguntó en el hospital en el que había hecho las prácticas durante la carrera y consultó a algunos conocidos que eran residentes de Urología, y después consiguió el número de un residentes del Hospital de Cruces, quien le enseñó el servicio y le contó “más en detalle” cómo funcionaba.
"No tengo especial interés por perseguir un ideal de meritocracia con el que estoy profundamente en desacuerdo ni en enriquecerme lo máximo posible con mi actividad laboral"
Esta fue, de hecho, la única unidad docente que visitó presencialmente tras preguntar por los distintos servicios de Urología de la provincia de Vizcaya. Al final, “tanto por calidad docente, proximidad y, especialmente, condiciones laborales y buen ambiente de trabajo”, se decantó por Cruces”. Allí va camino de cumplir su segundo mes como residente, y, aunque reconoce que los primeros días siempre son poco caóticos y “cuesta aterrizar”, el ambiente de trabajo que se ha encontrado es muy bueno “y se coge rápido la dinámica general del servicio”.
“La Medicina no lo es todo en la vida. Más allá de que espero formarme y pasar mi jornada laboral interesado en lo que hago, quiero recordar estos cinco años con agrado y disfrutar de mi tiempo libre”, matiza Daniel sobre su futuro como residente en un hospital que, además de ser el más grande del País Vasco, también es uno de los preferidos por los médicos para especializarse (fue la elección de los dos primeros números de orden de la convocatoria MIR de 2023). Y no solo por el tema de la cercanía geográfica, como demuestra el caso del joven andaluz.
REIVINDICACIONES DE UN FUTURO URÓLOGO
Parte de esa importancia y reconocimiento que parece estar ganando la Urología en los últimos tiempos tiene que ver con el aumento de la patología genitourinaria “tanto benigna como maligna”, que, explica Daniel, es una de las más frecuentes en su medio. Y, añade, “si bien el manejo de la mayor parte de patologías debe ser entendido de forma multidisciplinar, es evidente que el rol de la urología, en especial con los avances técnicos de los últimos años, no será secundario”.
Adenocarcinoma de próstata, carcinoma urotelial, trasplante renal, manejo quirúrgico de las litiasis, hiperplasia benigna de próstata, patología escrotal… son algunas de las neoplasias más frecuentes dentro de la patología genitourinaria. “Sinceramente, y no sé si es más un deseo que una predicción de futuro, aspiro a que más allá de las mejoras de los procedimientos diagnósticos y terapeúticos, cobre mayor importancia el papel de la prevención primaria y un enfoque integral que priorice la autonomía del paciente y ponga su calidad de vida en el centro del debate”, reivindica el R1.