La organización, indispensable para el éxito en el MIR: “Lo mejor del curso fueron sus rutinas"

Alberto García Guerrero, director general de la Academia MIR Asturias, habla en el plató de ConSalud TV con dos alumnas sobre su proceso de preparación para el examen

Alberto García Guerrero, en el plató de ConSalud TV con sus alumnas
Alberto García Guerrero, en el plató de ConSalud TV con sus alumnas
Manuel Gamarra
28 febrero 2024 | 17:45 h

Preparar un examen tan difícil como es el de Médico Interno Residente (MIR) no tendría ningún tipo de sentido sin el concepto de la organización. Por eso, lo más normal es que los aspirantes recurran, cuando todavía están en la carrera de Medicina, a las academias, que marcan unas determinadas pautas de estudio adaptadas a cada aspirante. MIR Asturias es un buen ejemplo de ello, y así lo han manifestado varios de sus alumnos en una charla que han mantenido recientemente en el plató de ConSalud TV con el director general de la academia, Alberto García Guerrero.

“Lo que más me gustó del curso fueron las rutinas que marcan. También los descansos, que están bien programados y me hicieron no llegar muy cansada al final”, destaca Cristina, una joven que se preparó a través de la sede que tiene MIR Asturias en Madrid y que finalmente ha logrado un buen número de orden para la adjudicación de plazas: el 1.959. “De la organización parte todo. Tienes una rutina muy fija a la que es fácil entrar y que hace que no tengas que esforzarte tanto para trabajar todo lo que tienes que trabajar para el MIR. Después, las clases ponen punto y final al día, te lo resumen todo y ayudan a entenderlo y a integrarlo más”, explica.

“Te crees que estás solo en un momento de agobio máximo, y el servicio de ayuda psicológica me sirvió para desbloquearme y que no se convirtiese en algo continuado”

El de María, por su parte, es un caso distinto. La médica vallisoletana, que estudió la carrera en Madrid, decidió mudarse a Oviedo para acudir a las clases que imparte MIR Asturias desde su sede central. De todos estos meses viviendo en la capital asturiana, además de con todos los aspectos que destacaba Cristina -“cada semana es la misma estructura con cada asignatura, y eso te permite planificarte y adaptarte”-, María se queda con los amigos que ha hecho, y con la piña que han hecho entre todos para apoyarse mutuamente.

“Mis amigos fueron clave en la preparación. La sensación de familia, de compartir las emociones positivas y negativas… estábamos como en una especie de microclima”, destaca la joven, quien reconoce que llegó a acudir al servicio de ayuda psicológica que ofrece la academia. “Te crees que estás solo en un momento de agobio máximo, y me sirvió para desbloquearme y que no se convirtiese en algo continuado”, recuerda María. “Yo usé el servicio de tutorías a lo largo del curso, y me servía para comentar los puntos fuertes y débiles. Cada mes tiene su emoción, a lo largo que se acerca la fecha vas con más ansiedad, y creo que el curso y los profesores lo sabían y lo transmitían en sus clases”, añade Cristina.

 

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