Las fechas navideñas no son sinónimo de tranquilidad y descanso para todo el mundo. Las más de 30.000 personas admitidas a la próxima convocatoria de FSE -médicos, enfermeros, psicólogos, farmacéuticos, biólogos, químicos y físicos- encaran la recta final de preparación del famoso examen con el que buscan acceder a una de las codiciadas plazas de especialista sanitario. Hasta el 20 de enero, fecha ratificada recientemente por el Ministerio de Sanidad para la realización de las pruebas, los nervios están a flor de piel.
“Yo no había estado nerviosa hasta que lo he visto tan cerca, hace una semana o así”, afirma Alejandra, médica recién graduada y que se presentará a la prueba en Valladolid. Alejandra, como la inmensa mayoría de las aspirantes, se apuntó al final de quinto de Medicina a una academia para preparar al examen, y lleva inmersa en el estudio desde su último año de carrera.
“Estos últimos días están siendo súper caóticos, siento que no me da tiempo y eso me genera muchísimo agobio"
Mantiene desde entonces una estricta rutina de estudio, y, de hecho, ha aprovechado uno de sus descansos para atender a ConSalud.es. “Voy a tener cuatro días de vacaciones, el 24, el 25, el 31 y el 1. Pero el resto de días seguiré estudiando como hasta ahora”, señala la opositora. “Estos últimos días están siendo súper caóticos, siento que no me da tiempo y eso me genera muchísimo agobio. Estoy intentando priorizar las cosas más importantes, lo que me han dicho que es más susceptible de caer”, corrobora Patricia, otra joven que se presentará por Madrid y que, como Alejandra, comenzó a estudiar el MIR en sexto de Medicina, la primera vuelta de todo el proceso. “La academia nos da más días de vacaciones, pero yo no me los voy a coger”, asegura.
La primera vuelta -así es como se conoce al método de estudio implementado por las academias-, es muy lenta, con clases los sábados y “varios días para cada asignatura”, apunta Alejandra, que ha encontrado en Digestivo y Endocrinología las asignaturas más extensas y difíciles. Después, una vez graduadas, en el pasado mes de junio comenzaron la segunda vuelta, el estudio intensivo, que ya está en su recta final. “Lo más duro para mí fue el principio, porque tuve que meterme de sopetón en la rutina de estudiar de ocho de la mañana a once de la noche”, opina Patricia.
Ahora, ambas afrontan el último tramo, que consiste en un “repaso súper rápido de dos asignaturas al día”. “La recta final se me hizo muy dura, porque la Navidad es una época muy bonita que sueles disfrutar con familia y amigos. Y el año pasado tuve que pasarla encerrada estudiando y sin casi hacer planes. Además, los días gordos que sí celebré no llegué a disfrutarlos del todo”, recuerda Ana, médica zaragozana que está en pleno primer año de residencia en el Hospital Miguel Servet de la capital aragonesa.
"Estaba las 24 horas pensando en el MIR, era muy complicado tener el cuerpo y la mente relajados"
“Siempre que salía a desconectar con mis amigos, había alguien que me preguntaba con toda su buena intención qué tal lo llevaba, así que estaba las veinticuatro horas pensando en el MIR”, añade entre risas. “Era muy complicado tener el cuerpo y la mente relajados”. Ana, al igual que están haciendo Patricia y Alejandra, mantuvo la misma rutina de estudio durante las navidades. Y, como ellas, hizo cada sábado de la última vuelta un simulacro de examen.
Aunque reconocen que muchas veces resulta frustrante comprobar cómo los resultados de estos no se corresponden con lo que han estudiado, Patricia -a quien le gustaría escoger una especialidad clínica y, a ser posible, quedarse en Madrid- entiende que los hacen más difíciles que el propio examen para ponerles “en la peor situación” y que luego el MIR no les resulte tan complicado.
NO SE DEBE FORZAR LA MÁQUINA
Por todo ello, Ana le recomienda tanto a Patricia y a Alejandra como al resto de personas que se presenten al examen, que descansen la cabeza siempre que esta lo necesite. “Es contraproducente empeñarse en seguir estudiando cuando tú cabeza no puede porque necesita descansar. Yo les recomiendo que, en la medida que puedan, no dejen de quedar con su familia o amigos o de hacer deporte. Aunque parezca que no, siempre hay tiempo”, comenta Ana. “La vida social es lo que nos alimenta un poco la felicidad en estos tiempos tan duros”, sentencia la zaragozana.
Patricia y Alejandra son dos de los 13.966 médicos admitidos a la convocatoria MIR de 2024, y que aspiran a una de las 8.772 plazas ofertadas por el Ministerio de Sanidad. Será el mencionado 20 de enero, a partir de las 15:30h., cuando llegue el momento para el que se llevan años preparando. A ellas, como al resto de opositoras de la Formación Sanitaria Especializada, les deseamos la mejor de las suertes.