Un pasito para adelante, otro para atrás. Medicina del Trabajo fue, en la convocatoria MIR (Médico Interno Residente) de 2024, una de las especialidades que más creció porcentualmente en lo que a número de plazas ofertadas se refiere, pasando de 116 a 126, esto es, un 7,94% más. Pasito para adelante. En la de 2025, sin embargo, será una de las únicas cuatro que perderá plazas (para más inri, la que más lo hará), bajando hasta las 120. Un pasito para atrás que desde la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT) no entienden, máxime cuando, alerta su presidente, se enfrentan a un importante problema de relevo generacional que está lejos de resolverse.
“A día de hoy, no disponemos de respuesta a la pregunta de por qué el Ministerio de Sanidad ha decidido reducir las plazas, cuando además tenemos acreditadas 161 a nivel nacional. Es decir, tenemos potencial para dar formación a 41 personas más”, se queja, en una entrevista concedida a ConSalud.es, Juan Carlos Rueda Garrido, recientemente nombrado nuevo presidente de la citada AEEMT en sustitución de Luis Reinoso Barbero.
“Dentro de cinco años, más de la mitad de la población actual de especialistas estarán jubilados”
La suya es, según la asociación, que se basa en los últimos datos sobre recursos humanos disponibles, la especialidad más envejecida “y con peor previsión de jubilación” de todo el Sistema Nacional de Salud: “Dentro de cinco años, más de la mitad de la población actual de especialistas estarán jubilados”. “No sabemos qué criterio está siguiendo el Ministerio de Sanidad para no planificar bien la situación a medio plazo, pero no llegamos. Con 120 plazas no damos para poder hacer ese relevo generacional”, critica Rueda Garrido sobre los datos, por comunidades y especialidades, de la convocatoria de plazas MIR de 2025, a los que ha podido acceder en exclusiva este periódico.
Esas 161 plazas de Medicina del Trabajo acreditadas a día de hoy son, para la AEEMT, el “mínimo” del que deberían disponer. “Es que la capacidad estructural para formar gente, sin necesidad de hacer una mayor inversión en nuevas estructuras docentes, existe actualmente”, insiste su presidente, quien critica así una “falta de compromiso” con la especialidad y con la prevención de riesgos laborales por parte del Ministerio de Sanidad.
"Estamos hablando de cerca de 21 millones de personas trabajadoras activas, muchos de ellos sanitarios, con lo cual tenemos una población diana sobre la que intervenir importantísima”
“Que no se nos olvide: al final, esto va de proteger la salud de los trabajadores y de las organizaciones. Si no tenemos suficientes profesionales, tanto médicos como enfermeros del trabajo, que es la otra pata que también cojea, evidentemente no se va a dar cumplimiento ni a la Ley de Prevención ni a la vigilancia de la salud”, reivindica Rueda Garrido. “El Ministerio de Sanidad todavía no nos ha convocado para revisar la situación y saber cuál es la previsión que tienen ahora mismo pensada”, añade.
UNA ESPECIALIDAD DESCONOCIDA, PERO LLENA DE OPORTUNIDADES
Pero ellos sí que tienen pensadas varias acciones, sobre todo encaminadas a actualizar el programa formativo de la especialidad, que data del año 2005, y, sobre todo, a hacerla más atractiva. Y es que Medicina del Trabajo fue, en la convocatoria MIR de 2024, una de las que más tardó tanto en comenzar a ser elegida por los médicos aspirantes como en agotar todas sus plazas ofertadas. De hecho, solo ella, junto a Medicina Preventiva y Salud Pública y Medicina Familiar y Comunitaria, no fueron capaces de cubrir todas sus vacantes en la ordinaria. Además, recuerda Juan Carlos Rueda Garrido, también tienen un alto porcentaje de abandono, “como ocurre con casi todas las especialidades”.
“Lo cierto es que es una especialidad muy desconocida, incluso entre los propios compañeros. A veces no parecemos ni médicos. Lo podemos comprobar perfectamente en los hospitales, porque no olvidemos que también nos encargamos de velar por la seguridad de los sanitarios”, reconoce el presidente de la AEEMT. Por eso, están intentando darle más protagonismo a la Medicina del Trabajo dentro de la universidad, aunque, denuncia de nuevo, la comunicación con el Ministerio de Universidades, encargado de dar luz verde, tampoco está siendo fácil: “De momento, están ausentes”.
“Somos pocos y necesarios, y unos de los especialistas más cotizados y buscados para trabajar tanto en entidades públicas como privadas”
Las ventajas de ejercer su especialidad, apunta, son muchas, como la inexistencia de guardias -“lo que permite una buena conciliación familiar”- o un su “enorme” potencial económico: “Somos pocos y necesarios, y uno de los especialistas más cotizados y buscados para trabajar tanto en entidades públicas como privadas”. “El componente de la prevención dentro de las organizaciones y la figura de la coordinación de la salud dentro de las empresas se ha puesto de manifiesto, sobre todo a raíz de la pandemia. Ya hay mucha diferencia entre las entidades que tienen una gestión de la salud muy cercana y coordinada por personal especialista de las que no”, asegura Rueda Garrido.
“Sabemos que es lento, con Familia han estado dos o tres años dándole vueltas, pero todo esto hay que ponerlo en marcha ya, es urgente. Tenemos un borrador encima de la mesa y varios grupos trabajando en cuáles deberían ser las rotaciones óptimas, teniendo en cuenta las opiniones de los últimos residentes que han hecho la especialidad”, explica el presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo. “Queremos que la Ley de Prevención se cumpla de verdad. Estamos hablando de cerca de 21 millones de personas trabajadoras activas, muchos de ellos sanitarios, con lo cual tenemos una población diana sobre la que intervenir importantísima”, sentencia.