Medicina del Trabajo fue la especialidad MIR que más tardó en adjudicar su primera plaza durante la pasada convocatoria de Formación Sanitaria Especializada. También fue, después de Medicina Familiar y Comunitaria y Medicina Preventiva y Salud Pública, la que más tardó en agotar sus 116 plazas, que para 2024 serán 126.
Se trata así de una de las grandes desconocidas por parte de los futuros residentes en cada convocatoria, algo que corrobora el Doctor Luis Reinoso-Barbero, presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT). “Casi todos los especialistas en Medicina del Trabajo conocimos la especialidad por casualidad, por haber oído algo en la carrera en asignaturas como Salud Pública, Medicina Legal, Traumatología, Dermatología o Respiratorio”, afirma a ConSalud.es.
"Casi todos los especialistas de Medicina del Trabajo conocimos la especialidad por casualidad, necesitamos más visibilidad desde las universidades"
El experto pide, por ello, dar a conocer más la especialidad “y todo lo que podemos aportar en la salud de la población comprendida desde los 18 a los 67 años de edad” desde las universidades, campo en el que él mismo ejerce codirigiendo el título de Gestión y Organización de Empresas Saludables de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). También, contar con más residentes, y no solo en Medicina del Trabajo.
También en Enfermería del Trabajo, la segunda especialidad EIR que, con 87, menos plazas oferta, solo por delante de Enfermería Geriátrica (85). “Actualmente hay una brecha cada vez mayor entre los médicos y enfermeros que se jubilan y los que se forman cada año. Nunca tuvimos residentes MIR y EIR tan bien formados, son una maravilla de la que estamos muy orgullosos, pero son muy escasos”, reivindica Reinoso-Barbero, quien critica que los especialistas que hay actualmente no llegan ni a los 4.000 “para cubrir a más de 20 millones de empleados”.
UNA HISTORIA DE MÁS DE CIEN AÑOS
Curiosamente, hubo un tiempo, a principios de la década de los noventa y -sobre todo- durante los primeros años del nuevo siglo, en que la oferta de plazas de Medicina del Trabajo dobló a la actual. En la convocatoria de 1990, cuando debutó la especialidad, las vacantes fueron 290, que descendieron progresivamente hasta las 60 en 1996 y de nuevo remontaron en el 2000 hasta las 300. El máximo histórico llegó en 2003, con 305, pero nuevamente volvieron a ir descendiendo hasta alcanzar un mínimo histórico de 45 en 2014.
“Se debió a un cambio de normativa que hizo que nuestros residentes MIR saliesen mucho mejor preparados, pero en un número muy inferior. Ahora la formación es de cuatro años de residencia MIR, igual que el resto de las especialidades médicas”, explica el presidente de la AEEMT. Desde entonces, han vuelto a ir aumentando progresivamente, aunque su demanda parece todavía lejana.
“Yo soy tremendamente optimista con la especialidad, somos necesarios y se nos reconoce"
Los orígenes de Medicina del Trabajo, aunque en España no fue reconocida en el Sistema Nacional de Salud hasta el citado año 1990, datan de comienzos del siglo XX. En concreto, del 1900, gracias a la Ley de Accidentes de Trabajo, conocida como Ley Dato en honor a su creador, Eduardo Dato, quien ocupaba entonces la cartera de Gobernación durante el periodo de la Restauración Borbónica.
“Yo soy tremendamente optimista con la especialidad, somos necesarios y se nos reconoce. No todo lo que merecemos, pero sí bastante”, insiste Reinoso-Barbero, quien representa a unos especialistas sanitarios que, al contrario que la inmensa mayoría, dependen más de los ministerios de Trabajo y de Seguridad Social que del de Sanidad, “en cuanto a cumplimiento de normativa de prevención de riesgos laborales y para el tema de incapacidades laborales y adaptaciones de puesto de trabajo”.
UN AMPLIO ABANICO DE OPORTUNIDADES
Y es que las salidas que ofrece especializarse en Medicina del Trabajo, lejos de lo que pueda parecer a simple vista, son muchas y muy diversas. Como recuerda Luis Reinoso-Barbero, tiene cinco áreas de influencia: Preventiva, asistencia, pericial, gestora y docente investigadora. La preventiva suele tener su campo de actuación en las grandes empresas, que, a través de estos profesionales y de los técnicos de prevención de riesgos laborales, velan por la seguridad, higiene, promoción de la salud y planificación de la asistencia sanitaria de sus empleados. También por la ergonomía y psicosociología (adaptar el puesto a la salud de cada uno de ellos).
“Cuanto mejor hagamos nuestro trabajo, menos accidentes de trabajo habrá"
La asistencial actúa en las mutuas de accidentes de trabajo y en las urgencias comunes en las empresas, y la pericial en el Instituto Nacional de laSeguridad Social, “que son los que deciden tras una baja larga si puedes volver a trabajar o precisas una incapacidad permanente”. “El campo gestor de salud está muy en alza, y tenemos mucho por desarrollar en el campo docente investigador”, apunta el experto.
“Cuanto mejor hagamos nuestro trabajo, menos accidentes de trabajo habrá, más enfermedades profesionales se declararán (actualmente sabemos que están infradeclaradas), mejor salud tendrán los empleados, menos absentismo habrá en las empresas, más productivas serán estas y mejor será la sociedad en su conjunto”, asegura Reinoso-Barbero. “Es una especialidad preciosa y con muchas vertientes en las que desarrollarse profesionalmente”, sentencia.