La Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla (US) ha solicitado el sello de calidad World Federation for Medical Education (WFME) para que su título sea reconocido tanto en Canadá como en Estados Unidos. Y es que, a pesar de la lejanía y de tratarse de un sistema sanitario diametralmente distinto al español, son muchos los graduados de nuestro país que deciden hacer las maletas y comenzar a ejercer la profesión en Norteamérica.
Es el caso de Carlos Martínez Parra, quien, tras graduarse por la Universidad Autónoma de Barcelona en 2012, llegó a Chicago con el objetivo de convertirse en traumatólogo u ortopedista. Sin embargo, al iniciar su residencia después de estar seis meses aprendiendo inglés, y viendo que esas especialidades no se las suelen conceder a los extranjeros -“para algo se han gastado medio millón de dólares en formar a cada médico en las universidades”-, decidió iniciar Cirugía General y de ahí tratar de especializarse en Ortopedia. Al final, ha terminado siendo anestesista.
"La gente se piensa que esto es completamente malvado y no lo es"
“No me puedo quejar. Vivo súper bien y tengo menos preocupaciones que si hubiese sido cirujano ortopédico”, asegura a ConSalud.es Martínez Parra, un firme defensor del sistema sanitario estadounidense y que, ya asentado como médico anestesista tras finalizar su residencia en la Universidad de Loyola en 2020, fundó hace un par de años la Asociación de Médicos Españoles en Estados Unidos (AMEUSA) para tratar de ayudar a todo el colectivo médico de nuestro país que decida salir a buscarse las habichuelas cruzando el charco.
“A la gente que viene de fuera posiblemente le cuenten solo una parte de la historia. No es verdad que no se atienda a los vagabundos o a la gente con pocos recursos, aquí también tenemos una Seguridad Social. La gente se piensa que esto es completamente malvado y no lo es. Además, las listas de espera son mucho más cortas, y si no lo son, coges y te vas a otro hospital. En España eso no se puede hacer. Tampoco puedes elegir si quieres o no seguro, que en Estados Unidos no es tan caro como dicen”, insiste.
PASOS A SEGUIR PARA ESPECIALIZARSE AL OTRO LADO DEL CHARCO
El primer paso para iniciar la residencia médica en Estados Unidos -los títulos de especialista españoles, salvo contadas excepciones, no se pueden convalidar por las diferencias que hay en la forma de trabajar entre los dos países- se puede hacer directamente desde España, como explica AMEUSA en su página web. Son dos exámenes on-line, “de muchas preguntas estandarizadas y muchas horas de duración”. Una vez corregidos los exámenes, y si se han aprobado, te dan la certificación para poder formarte como médico en Estados Unidos, lo que sería el MIR de allí.
"En Estados Unidos valoran tus habilidades y no solo tus conocimientos”
Llega entonces la principal diferencia con España. A diferencia del MIR, el sistema de elección de plaza no es automático en Estados Unidos, y requiere de una entrevista previa entre hospital y candidato. “Tiene que haber un match entre las dos partes”, ejemplifica Martínez Parra, quien, aunque considera que se trata de un sistema mucho mejor que el del MIR, reconoce que siempre queda el problema del enchufismo. “Aunque, si esto se hiciese en España, ocurriría un caso detrás de otro”, aclara.
“El MIR está muy bien, porque es 100% objetivo. Pero el problema aparece cuando al gerente de un hospital le llegan los tres mejores MIR, se lanzan a hacer operaciones y resulta que eso no se les da tan bien. Aquí en Estados Unidos se aseguran de que el que va a trabajar en su hospital es una persona que sabe, valoran tus habilidades y no solo tus conocimientos”, afirma Martínez Parra.
“En Estados Unidos se trabaja mucho y muy duro, pero con gusto, y, al contrario que en España, te lo recompensan"
Una vez terminada la residencia, que, como en España, dura de cuatro a cinco años, hay que hacer una superespecialización, lo que en países de habla no inglesa se conoce como “fellowship”. El presidente de AMEUSA la tiene en Dolor Agudo y Anestesia Loco Regional. Después, ya puede uno trabajar como médico adjunto. “Al ser un sistema enteramente privado, hay que andarse con mucho cuidado de no cometer fallos. Son muy rigurosos”, incide.
“En Estados Unidos se trabaja mucho y muy duro, pero con gusto, y, al contrario que en España, te lo recompensan. Y eso se nota. Además, el respeto a la figura del médico es muy alto, aunque sí que es cierto que últimamente se ha perdido un poco por parte de la Administración. Pero ese es el mensaje que quiero dar: La sanidad de Estados Unidos no es como la pintan”, sentencia.