Farmacología Clínica es, junto a Cirugía Cardiovascular, la única especialidad MIR que ha mantenido intacto su número de plazas en la presente convocatoria de Formación Sanitaria Especializada. Con un total de 22 vacantes es también una de las que menos oferta, solo por delante de Medicina Legal y Forense (12) y Radiofarmacia (11). Su importancia, no obstante, es fundamental, puesto que es la que se encarga de estudiar y evaluar los efectos de los fármacos en la especie humana.
Emilio Vargas Castrillón, jefe de Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC), puede dar buena muestra de ello. Licenciado en Medicina en 1983, lleva dedicándose a esta especialidad desde hace cerca de 35 años, y, aunque lamenta el desconocimiento que se tiene sobre ella -en la pasada convocatoria fue séptima por la cola en agotarse-, destaca su baja tasa de abandono: más del 90% de los que empiezan la residencia, asegura, la terminan.
"En todos los hospitales universitarios o de alto nivel debería haber, por ley, al menos un farmacólogo clínico, pero esto no se cumple"
“Llevamos una tendencia ligeramente ascendente, con algunas oscilaciones, pero ahora yo creo que estamos en un momento razonablemente bueno”, presume Vargas Castrillón, quien, eso sí, remarca que el problema viene después, puesto que no hay residentes suficientes para cubrir las plazas “cuando, precisamente, los responsables de la gestión de los hospitales ya están convencidos de la importancia de contar con farmacólogos clínicos en las plantillas”. Es más; como recuerda el experto, en todos los hospitales universitarios o de alto nivel debería haber, por ley, al menos un farmacólogo clínico.
“Desafortunadamente, eso no siempre se cumple actualmente”, denuncia el médico de una especialidad que, por razones lógicas, está en contacto constante con los farmacéuticos hospitalarios: “Alguien tendría que pensar al respecto y crear en algunos hospitales áreas de medicamento conjuntas”. No obstante, indica, este problema de falta de plazas MIRde Farmacología Clínica no quiere decir que los especialistas, una vez terminada la residencia, no encuentren acomodo laboral. Y es que la suya una de esas especialidades que ofrece un amplio abanico de posibilidades más allá de seguir formando parte del Sistema Nacional de Salud. Especialmente, en la industria farmacéutica.
“Todos los residentes encuentran después trabajo, y el 50%, desafortunadamente para nosotros, lo acaban haciendo en la industria farmacéutica"
“Todos los residentes encuentran después trabajo, y el 50%, desafortunadamente para nosotros, lo acaban haciendo en la industria farmacéutica. Es un perfil transversal, capaz de analizar y evaluar medicamentos y que también tiene conocimientos de investigación. De hecho, otras posibles salidas también son los centros de investigación”, apunta Emilio Vargas Castrillón. La investigación es, efectivamente, uno de los puntos fuertes de la especialidad, y muchos comités técnicos de investigación clínica están muy cercanos “o incluso dentro” de los servicios de Farmacología Clínica de los hospitales.
UNA ESPECIALIDAD QUE TAMBIÉN ATIENDE A LOS PACIENTES
Sin embargo, y el vicepresidente de la SEFC coincide en que esta puede ser una de las razones por las que Farmacología Clínica se elige tan tarde, la asistencia al también paciente está en el día a día. “Por un lado, hay actividades que son de asistencia directa a los pacientes: individualización del tratamiento, donde meteríamos la determinación de los niveles de sangre para ajustar la dosis de medicación; y farmacogenética, que es analizar el perfil genético del individuo para ver si ese medicamento es el correcto. También, desde el punto de vista asistencial directo, muchas veces resolvemos dudas a los médicos y a los enfermeros, sobre cómo hay que utilizar un determinado medicamento o situación clínica”, explica Vargas Castrillón.
“Por otro, tenemos bastantes actividades de asistencia indirectas. Participamos, por ejemplo, en evaluaciones de calidad de los protocolos y en las comisiones terapéuticas y de farmacia, donde se decide qué medicamentos deben entrar o no en la guía farmacológica del hospital”, añade. Hacen sus propios estudios de equivalencia para medicamentos genéricos y de fase uno, en los que se ensayan medicamentos por primera vez… es, a fin de cuentas, una especialidad que ofrece un amplio abanico de posibilidades, tanto a nivel asistencial como puramente investigador.
"Aunque se vayan a la industria, los especialistas en Farmacología Clínica pueden ser muy importantes para atraer la investigación clínica a nuestro país”
“Tienes la capacidad de ir a un área en el que hay poca o ninguna relación con el paciente o dedicarte a un servicio en el que eres un médico asistencial más”. Tanto, que los dos primeros años son de rotación por servicios clínicos: Medicina Interna, Neurología, Oncología... “Esto ya no ocurre, pero hasta el año 2005 o 2008 algunos adjuntos incluso dirigían las guardias de urgencias”, insiste el farmacólogo clínico, quien vuelve a reivindicar la necesidad de más plazas para que los residentes se queden luego en los hospitales.
“22 nos parecen pocas plazas y, además, algunas comunidades autónomas no las financian todas. Tendríamos que tener más plazas acreditadas de una especialidad que no solo sirve muy bien al Sistema Nacional de Salud, si no que tiene un valor social muy importante. Aunque se vayan a la industria, los especialistas en Farmacología Clínica pueden ser muy importantes para atraer la investigación clínica a nuestro país”, concluye el vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacología Clínica.