Extremadura ha tenido el triste privilegio de ser, después de la recién terminada convocatoria MIR (Médico Interno Residente) extraordinaria de 2024, la comunidad autónoma que más plazas ha dejado vacantes: 49, todas ellas de Medicina Familiar y Comunitaria. Esta cifra representa exactamente al 50% de su oferta total de 98 plazas de esta especialidad, algo mejor que el 62% (61 plazas sin cubrir) obtenido tras la ordinaria, pero no suficiente como para evitar ocupar el farolillo rojo de la clasificación nacional. Se trata de un mal resultado que, sin embargo, tampoco ha sorprendido mucho en el seno de la comunidad autónoma.
“Es algo que ya venía ocurriendo en las últimas convocatorias, y que se ha convertido un problema muy serio para nuestro sistema sanitario. Si la Atención Primaria no es fuerte y no está ni bien protegida ni estructurada, el sistema se cae”, lamenta a ConSalud.es el doctor Juan José Torres, vocal de Médicos de Atención Primaria Urbana del Colegio de Médicos de Badajoz. Dentro de la comunidad autónoma, la suya es la provincia que más plazas ha dejado libres, 28: 12 en Badajoz capital, 11 en Don Benito y 5 en Llerena. El resto, 21, están en Cáceres: 7 en Plasencia, 5 en Navalmoral de la Mota, 5 en Cáceres capital y 4 en Coria.
“Es algo que ya venía ocurriendo en las últimas convocatorias, y que se ha convertido un problema muy serio para nuestro sistema sanitario"
Además, esta última localidad es una de las únicas tres de toda España que, junto a Barbastro (Huesca) y Miranda de Ebro (Burgos), no ha conseguido adjudicar ni una sola plaza. “Hay que seguir analizando las causas y atajándolas, no podemos quedarnos en la mera contemplación”, afirma Torres, quien, además, no está de acuerdo con ese “mito” que, a su juicio, dice que la Atención Primaria no es atractiva: “Hay que tener en cuenta que Medicina de Familia oferta 18 veces más plazas que el promedio de las otras especialidades. Esto quiere decir que la Atención Primaria tendría que ser 18 veces más atractivas para que se cubriera antes”.
Lo que sí está claro es que Extremadura necesita medidas, y las necesita de manera urgente. Como recordaba recientemente su consejera de Salud y Servicios Sociales, Sara Gª Espada, la comunidad autónoma ha puesto este año sobre la mesa una serie de mejoras para los residentes, como el 100% de la paga extraordinaria, “cosa que hasta ahora no se hacía”, y contratos de hasta tres años a los MIR que terminan”. “Son medidas que aplaudimos, aunque todavía no ha dado tiempo a ver efecto”, apunta Juan José Torres, licenciado en Medicina Cirugía por la Universidad de Extremadura y especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Y es que, recuerda el doctor, hay una gran cantidad de personas que estudian el grado de Medicina en Extremadura y que después marchan a especializarse a otras regiones de España, a pesar de que la oferta de plazas MIR en la comunidad autónoma -212- es mayor al número de egresados de la carrera –“105/110”-, que se imparte en Badajoz: “La región no tiene potencial humano para cubrir toda la demanda que hay”. “El problema no es el atractivo de la especialidad de Medicina de Familia, sino que hacen falta medidas incentivadoras, sobre todo en las plazas de difícil cobertura”, insiste Torres, médico en una de las regiones de España que más adolece el fenómeno de la España vaciada.
“Extremadura es una comunidad autónoma muy particular, y sabemos que su imagen en el resto de España es la que es"
Pero es que, como muestra el reparto de plazas MIR sin cubrir en Extremadura, este problema también aparece dentro de la propia comunidad autónoma. “La extensión de Extremadura es muy grande, y los núcleos de población están alejados. En la provincia de Badajoz, la capital está alejada del resto, a cuatro kilómetros de Portugal. Eso hace que mucha gente no quiera irse a la periferia”, explica el vocal del Colegio de Médicos de Badajoz. “De hecho, el único área de salud que ha cubierto todas sus plazas de Primaria ha sido el de Mérida”, añade.
Muchas especialidades suelen agotarse en los hospitales de Extremadura, muestra de que son elegidos por residentes que priman la especialidad a la ciudad y a los que no les queda otra que mudarse a esta comunidad autónoma para poder ejercerla. “Extremadura es una comunidad autónoma muy particular, y sabemos que su imagen en el resto de España es la que es: malas comunicaciones, mala vertebración… es lo que hay. No es atractivo venir aquí, pero muchas personas que lo hacen se llevan después una grata sorpresa. La calidad de vida realmente es muy buena”, presume Torres, quien, no obstante, indica que los datos de altas y bajas en el Colegio muestran que “no todos los que vienen a especializarse después se van”.
UN PROBLEMA QUE EMPIEZA EN LA CARRERA
Más allá de todas las medidas que se han de tomar desde el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Salud y Servicios Sociales de Extremadura, Torres, como otros pantos profesionales sanitarios, critica la poca visibilidad que tiene la especialidad durante la carrera de Medicina. “Al igual que los médicos que vienen a trabajar a Extremadura, muchos estudiantes de Medicina se sorprenden gratamente cuando rotan por Familia. Las patologías que presentan los pacientes son mucho más diversas, y el día a día es más entretenido”, afirma el médico de Atención Primaria.
“Los alumnos le ponen cara al nefrólogo, al especialista de Medicina Interna, al de Digestivo… pero hay pocas asignaturas de Medicina de Familia que sean troncales en las universidades. Después hacen la especialidad y salen súper contentos, porque con su poder de resolución logran que el 90% de los problemas de salud se solucionen. Esto es muy gratificante, una de las cosas que más incentiva a un médico es su capacidad de resolver problemas”, sentencia.