Especializarse en Bélgica, una de las alternativas al MIR: “Es el país que pide menos requisitos”

Conocemos la experiencia de Pablo Inglés, un joven médico murciano que decidió trasladarse a Bélgica para hacer el MIR de anestesiología y ampliar sus horizontes

Pablo Inglés, MIR en Bélgica (FOTOMONTAJE: ConSalud.es)
Pablo Inglés, MIR en Bélgica (FOTOMONTAJE: ConSalud.es)
Manuel Gamarra
28 enero 2025 | 16:00 h

Pablo Inglés cada vez lo tenía más claro según se iba acercando al final de la carrera de Medicina: después de graduarse, trataría de ‘huir’ del camino clásico del MIR y se especializaría en otro país de Europa, en busca de mejores condiciones de trabajo y de ampliar sus oportunidades laborales en el futuro. Se puso, como quien dice, delante de un mapa del Viejo Continente, y, tras sopesar varias opciones, como Suiza, finalmente tomó una decisión. Bélgica fue la elegida.

“Puedes aprender francés, perfeccionar el inglés… y, una vez que terminas la especialidad, tienes todo el mundo para ti y para trabajar donde tú quieras. Si te quedas en España, vas a hacer una residencia como la de todo el mundo, únicamente en español, y no vas a destacar nada sobre los demás”, indica el joven médico en una entrevista concedida a ConSalud.es.

Más allá de todo esto, no obstante, hubo otro aspecto clave que fue el que le hizo decidirse finalmente por Bélgica: de todos los países que consultó, erael que menos requisitos pedía, “sobre todo de cara al idioma”. Pablo, de hecho, no hablaba apenas francés antes de viajar a un país que está dividido en tres regiones muy distintas unas de otras, en lo que es un caso muy particular de distribución administrativa: Flandes, donde se habla flamenco, un dialecto del neerlandés; Valonia, donde se habla francés; y la capital, Bruselas, un mix de ambas, pero donde también tiene una importante cabida el inglés. Este fue el destino elegido por Pablo.

“Puedes aprender francés, perfeccionar el inglés… y, una vez que terminas la especialidad, tienes todo el mundo para ti y para trabajar donde tú quieras"

“Puedes aplicar a las tres universidades que están en la parte francófona: Lieja, Lovaina y la Universidad Libre de Bruselas. Para irte a Flandes hay que estar muy motivado, porque te piden como requisito hablar flamenco, que es un idioma muy complicado”, señala el médico. Y es que, al contrario de lo que ocurre en España, donde para optar a la especialidad tienes que presentarte a un examen de oposición que se celebra a nivel estatal (MIR) y en el que la plaza que escojas va a depender de la nota que obtengas en la prueba, en Bélgica todo este proceso sigue dependiendo de las universidades, que a su vez tienen adscritos varios hospitales.

De esta manera, cada universidad belga tiene sus propios métodos para elegir a sus residentes. En Lieja, por ejemplo, sí que hay examen de acceso, pero en Bruselas, a donde postuló Pablo, no. Él envió su currículum, preguntó “en qué podía mejorar” y, al poco tiempo, le invitaron a hacer una rotación de dos semanas por el Hospital de Erasme, adscrito a la Universidad Libre de Bruselas, para conocer mejor el servicio que le interesaba -“son bastante flexibles en cuanto a las fechas”-, en su caso anestesiología. Después, aplicó a esta especialidad en mayo.

“Cuando vienes de fuera, puedes postular como máximo a dos especialidades, pero tienen que ser parecidas, porque si no está mal visto. Por ejemplo, no es recomendable postular a anestesiología y a cirugía plástica, sino a anestesiología y a urgencias. Una vez que les llama la atención tu currículum y la pequeña rotación que has hecho, te llaman para participar en el proceso de selección. Allí tienes que hacer la exposición de un caso clínico, o te ponen uno ellos, delante de un jurado, que está compuesto por los tutores de la especialidad. Si les interesas, a finales de septiembre vuelves para empezar la especialidad”, explica Pablo.

“No te piden un requisito de tener título oficial ni te hacen prueba de idioma"

Pero, ¿es posible aplicar a todo esto sin controlar el idioma? Pablo insiste: lo bueno que tiene un país como Bélgica es que están acostumbrados a recibir a mucha gente de fuera, y dan facilidades para la integración. “No te piden un requisito de tener título oficial ni te hacen prueba de idioma. Yo me estudié la presentación de memoria, un poco de francés que sabía, y para dentro. Luego, los primeros meses de residencia sí que se pasa un poco mal, pero poco a poco empiezas a soltarte. Cuando necesitas un idioma, lo aprendes rápido”, destaca el médico murciano. El inglés, añade, lo utilizan para comunicarse entre los profesionales del hospital, ya que muchos son de fuera, pero la asistencia a los pacientes es en francés.

CONDICIONES Y ROTACIONES

Además de por la forma de entrar en ella, la residencia en Bélgica se diferencia mucho de la de España por su estructura. Es mucho más flexible y “completa”, puesto que cada seis meses cambian de hospital, y pasan por centros especializados en determinadas áreas. Además, tienen un año y medio para rotar fuera de Bélgica, aunque, debido a las diferencias, no pueden ir a países como España, Italia o Portugal, donde el periodo de especialización se controla a nivel estatal: “Como residente, en España te paga el estado. En Bélgica, el propio hospital”.

Aun así, Pablo va a rotar durante un año entero por París, y el último de residencia lo va a dividir entre Bélgica y Suiza.Conoces muchos sistemas sanitarios diferentes, distintas formas de trabajar, que al final yo creo que esa es la finalidad de hacer una residencia. Lo que te pueda enseñar un tutor está muy bien, pero si es el mismo durante cinco años…”, subraya.

“En el segundo día de residencia ya estaba pasando consulta"

También son mucho más autodidactas. “En el segundo día de residencia ya estaba pasando consulta, y realmente no controlaba casi nada de anestesia. Sí que es verdad que, si no eres de mentalidad muy fuerte, entre la presión que te meten y que tienes que hablar en francés, te puede afectar. De hecho, conozco a varios amigos que lo han dejado en primero o en segundo”, recuerda Pablo. En cuanto a las condiciones, informa, hacen como mínimo entre tres o cuatro guardias al mes, y no tienen horario fijo: “Aquí hay días en los que sales a las siete o a las ocho, y otros a las cinco. Hemos llegado a hacer hasta noventa y cien horas semanales”. El salario base, lógicamente, es más alto que el de España, y las guardias están mejor pagadas.

Con todo ello, el médico español no sabe todavía qué va a ser de su futuro. Le gustaría volver a España con su familia, pero teniendo claro que, si no le gusta lo que hay, se vuelve. “También va a depender mucho de la situación personal en la que me encuentre para entonces, porque eso te hace priorizar otras cosas. Y, al final, sabes que fuera de España siempre vas a tener mejores oportunidades”, resalta. ¿Y algo malo de estar en Bélgica?: “el clima, sin duda”. “Aquí llueve todo el rato, y, viniendo de Cartagena, se hace muy difícil de llevar”, concluye entre risas.

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