“Enamorarse” de otra especialidad durante el MIR y repetirlo: “Me reencontré con la Medicina”

Esta es la historia de Javier, un joven médico que, después de convertirse en hematólogo, decidió repetir el MIR para especializarse en Anatomía Patológica

Javier, especialista MIR en Hematología y Anatomía Patológica (FOTOMONTAJE: ConSalud.es)
17 septiembre 2024 | 16:00 h
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Dedicarse a la Medicina no está al alcance de muchas personas. Más allá de exigir un expediente académico casi perfecto durante el bachillerato y una nota muy alta en la EBAU, lo que vienen después son seis años de carrera como mínimo, uno -también como mínimo- de preparación para el examen MIR y cuatro o cinco, dependiendo de la especialidad, de residencia. Por eso, casos como el de Javier, un joven cordobés que decidió, después de convertirse en hematólogo, volver a presentarse a la prueba para especializarse esta vez en Anatomía Patológica, son una rara avis reservada para unos pocos valientes.

Y no lo decimos solo nosotros: lo dicen las cifras que publica cada año el Ministerio de Sanidad. De todas las plazas MIR adjudicadas en 2024, la inmensa mayoría, el 94%, fueron a parar a personas que nunca antes habían sido residentes de Medicina; el 5%, a aspirantes que venían de abandonar otra especialidad; y el 1% restante, apenas 90 personas, a médicos que, como Javier, ya habían terminado alguna especialidad anterior. “Mucha gente me lo decía: ponerte a estudiar otra vez ocho meses, pudiendo estar ya trabajando como adjunto con un sueldo fijo… pero es que eso era lo que yo realmente quería, así que no dudé en ningún momento. Y menos mal que no lo hice”, recuerda Javier en una entrevista concedida a ConSalud.es.

Sobre lo que sí dudó, reconoce, es sobre si terminar o no Hematología, y siendo R3 estuvo a punto de hacerlo. Pero esta vez sí que escuchó a su familia y amigos, que le insistieron en no tirar la toalla para que esos dos años y medio de trabajo no se quedasen en nada. Eso sí, nada más terminar la especialidad en 2019 se puso a estudiar el MIR de nuevo. “Realmente, yo me enamoré de la Hematología cuando tuve la asignatura en la carrera, y elegí la especialidad decidido. Lo que pasa es que de los libros a la realidad hay un trecho: pasar más de veinticuatro horas en el hospital, consultas con más de cuarenta pacientes hematológicos, que además son muy complicados…”, señala el médico especialista por partida doble.

"Me enamoré de la Hematología cuando tuve la asignatura en la carrera, pero de los libros a la realidad hay un trecho"

“Yo pensaba que el contacto con el paciente era la parte que más me gustaba de la Medicina, pero luego me di cuenta de que me desgastaba muchísimo. Ya no por el paciente, sino por la saturación del sistema. Solo cinco minutos para atender a un paciente con cáncer, explicarle si ha recaído, si no ha recaído, qué tratamiento le vas a poner… porque tienes a otros veinte esperando fuera. No era la Medicina que yo quería”, insiste Javier, quien, eso sí, remarca la profesionalidad y buena formación como residente que recibió en el Hospital Universitario de Salamanca, a donde se trasladó por la buena reputación que precedía a la institución.

Lo que no se esperaba Javier, quien se considera a sí mismo “R8” entre risas, era enamorarse de otra especialidad durante su residencia. Y es que, si la Hematología la conoció durante la carrera en Córdoba y después se desenganchó en el MIR, con Anatomía Patológica siguió el camino inverso: no le gustó nada cuando la dio en tercero y en quinto (“era de los que pensaba: ¿quién estudia Medicina para acabar detrás de un microscopio?”), y, tras “redescubrirla” en Salamanca, quedó prendado de ella. “Es la mejor decisión que he tomado en mi vida. Me reencontré con la Medicina”, asegura el especialista cordobés.

Y aconseja a través de este periódico: “Alguna vez me han escrito por Twitter personas que no están contentas con su especialidad, y que me preguntan si merece la pena volver a hacer el MIR. Yo siempre les digo lo mismo: en esto vamos a trabajar hasta, como mínimo, los 65 años, así hay que ser feliz con lo que uno hace. No pasa nada, hay que atreverse a ello”.

"En esto vamos a trabajar hasta, como mínimo, los 65 años, así hay que ser feliz con lo que uno hace"

Para formarse en esta disciplina, decidió volver a Andalucía, puesto que otra de las cosas que descubrió durante su estancia en Salamanca fue “lo mucho que tira la tierra”. Concretamente, Javier se fue al Hospital Regional Universitario de Málaga, donde hace apenas unos días celebraba en X (antes Twitter) el fin de su residencia. “Hoy ha sido mi último día como residente de Anatomía Patológica. Un día atípico, y algo triste, por dejar atrás un sitio donde he sido muy feliz, rodeado de gente maravillosa y donde me he vuelto a enamorar de la medicina después de una gran decepción”, escribía Javier. “Pero también ilusionado porque ya puedo decir que soy patólogo, y aunque el peso de la responsabilidad intimida sobre mis hombros, adoro esta especialidad, lo estimulante que es y el reto que supone”, añadía.

ANATOMÍA PATOLÓGICA, UNA ESPECIALIDAD PARA CURIOSOS

Pero, ¿qué es lo que vio el joven andaluz en la Anatomía Patológica como para que le gustase tanto? Él la define como “la especialidad de los curiosos y de las personas con ambición”, en la que se tiene el reto de “diagnosticar bien” qué es lo que le ocurre al paciente. “Tienes un tiempo para sacar el diagnóstico, aunque cuanto antes lo hagas mejor, porque siempre hay un paciente que lo está esperando para recibir un determinado tratamiento; pero trabajas con unos plazos, no tienes al paciente acudiendo a tu puerta. Además, te permite flexibilidad y tranquilidad, y si es un caso difícil te lo puedes llevar a casa para estudiarlo detenidamente”.

 “Anatomía Patológica es para un médico al que le atrae muchísimo la enfermedad, explicarse por qué ocurre… pero al que no le gusta tanto la parte de contacto con el paciente"

La doctora Empar Mayordomo, jefa de este servicio en el Hospital La Fe de Valencia y vicepresidenta de la Comisión Nacional de la especialidad de Anatomía Patológica, definía a estos profesionales como los “notarios de la Medicina”, esto es, “los responsables de ponerles nombre y apellidos a las enfermedades”. Javier le apoya: “Al final, tenemos que saber de todos los órganos, y en la mayoría de las enfermedades oncológicas, así como en muchas patologías, hasta que el anatomopatólogo no dicta un diagnóstico, no se fija un tratamiento”.

Ambos también coinciden en que la suya, debido a que no mantiene contacto directo con el paciente, sino con otros médicos del hospital, es una de las especialidades más desconocidas del MIR. Por eso, suele ser una de las que más tarda en agotarse en cada convocatoria: “Al paciente, cuando le hacen una biopsia, realmente no suele saber quien ha emitido su informe”. “Anatomía Patológica es para un médico al que le atrae muchísimo la enfermedad, explicarse por qué ocurre… pero al que no le gusta tanto esa parte más clínica, de contacto con el paciente. Es una Medicina más científica, más teórica”, sentencia el joven especialista.

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