Como cada año, el Ministerio de Sanidad ha designado al tribunal encargado de calificar el examen de acceso a la convocatoria de Formación Sanitaria Especializada de 2025. Y lo ha hecho con cambios, tanto en su presidencia y vicepresidencia como en la secretaría y en el representante de los residentes de la titulación de Medicina (MIR). Además, la cartera de Mónica García también “ratifica” la fecha de la prueba -25 de enero-, y anuncia que, al igual que en 2024, el llamamiento comenzará a partir de las 15:15h. (14:15h. en Canarias) en el centro de examen asignado a cada uno de los 32.074 aspirantes admitidos este año.
Así, en Medicina, la que fuese subdirectora general de Formación y Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Pilar Carbajo Arias, cede su puesto de presidenta -que había ocupado tanto en 2024 como en 2023 y 2021- a Tania Cedeño Benavides, quien viene desempeñando este mismo cargo de segunda de Celia Gómez dentro del organismo público desde agosto del año pasado. A su vez, María Jiménez Buedo, vocal asesora del Gabinete Técnico de la Secretaría General de Universidades del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, sustituye como vicepresidenta a María del Valle Pérez Barbachano, subdirectora general de Títulos y Coordinación de la Directiva Europea de Reconocimiento de Cualificaciones y de Ordenación de Enseñanzas Universitarias y Profesorado de este mismo ministerio, quien llevaba dos años seguidos ocupando dicho cargo en la Comisión Calificadora del MIR de 2025.
También cambia la secretaría (Claudia Geraldine Rita, médico titular de la Subdirección General de Formación y Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, por Ana María Calvo de Mora Álvarez, inspectora médica de la Subdirección General de Formación y Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad) y el vocal de los médicos residentes: Alfonso Gotor Rivera, R1 de Dermatología Médico-Quirúrgica y Venerología en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid después de obtener el segundo mejor número de orden en la convocatoria del año pasado, suple a Miguel Ángel Martín Arena en el cargo.
"La Comisión Calificadora podrá requerir el asesoramiento de personas expertas o debidamente cualificadas"
Sí que se mantienen los dos vocales restantes: José Pablo Lara Muñoz, presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de las Facultades de Medicina, como representante de formación, y Carmen Suárez Fernández, jefa del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid, como representante de los médicos especialistas. Ambos llevaban desempeñando estas funciones desde los últimos cuatro años.
Sus funciones, como marca el Real Decreto 589/2022, de 19 de julio, por el que se establecen las normas aplicables a las pruebas anuales de acceso a plazas de formación en especialidades de Ciencias de la Salud, serán, el mismo día en el que se celebran las pruebas, aprobar el cuestionario propuesto e invalidar las preguntas que consideren improcedentes, aprobando así la plantilla provisional de respuestas correctas. Es por ello que, junto a las 200 preguntas que componen el examen, Sanidad se reserva otras diez de reserva por si esto sucede.
Después, una vez terminado el examen, deberán resolver las reclamaciones que se produzcan contra estas preguntas, y aprobar la plantilla definitiva de respuestas correctas. Para ello, indica el Ministerio, las citadas comisiones calificadoras podrán requerir el asesoramiento de personas “expertas” o “debidamente cualificadas”. De igual manera, estas deberán asesorar al propio Ministerio de Sanidad “en aquellos supuestos en los que proceda la suspensión o aplazamiento del ejercicio por causa justificada, proponiendo en su caso las medidas que estimen oportunas”.
LA PREGUNTA DE LA DISCORDIA... Y OTRAS CRÍTICAS
El año pasado, la Comisión Calificadora del MIR tuvo trabajo. Se anularon, como ya mostramos en un artículo publicado en su momento, cinco preguntas (la 64, la 68, la 113, la 180 y la 206), cifra más alta desde la convocatoria de 2019 (en 2012 y 2014 llegaron a ser incluso ocho). Pero es que la cosa no se quedó ahí: una de las 210 preguntas, que no fue invalidada por la Comisión Calificadora ni antes ni después del examen, sembró la polémica tanto por parte de los aspirantes como, sobre todo, del colectivo médico que ya ejerce como especialista.
La pregunta número 84 planteaba el caso de un médico de 50 años que “con frecuencia acumula un retraso de dos horas en la consulta, creando algún conflicto, aunque es el que tiene menor cupo de pacientes”: “Empieza su jornada laboral antes de la hora para planificar y adelantar su trabajo, pero siempre es el último en salir”. Después, daba cuatro posibles respuestas como “orientación diagnóstica”: “Trastorno esquizoide de la personalidad; trastorno narcisista de la personalidad; trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad; o trastorno de la personalidad no especificado”.
“Tanto estudio para quedar en manos del ego y la excentricidad de los ‘examinadores’. Esta enerva la sangre”
Como era de esperar, las redes sociales no tardaron en explotar para denunciar la pregunta, catalogándola de “sobrediagnóstico”, “falta de respeto” o “culpabilizar a un trabajador por la precariedad de las condiciones laborales”. “Tanto estudio para quedar en manos del ego y la excentricidad de los ‘examinadores’. Esta enerva la sangre”, indicaba en X Juan Toral Sánchez, médico de Urgencias. Tal fue el revuelo que incluso Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, salió a reconocer el error. “Esta pregunta es lamentable y una falta de respeto a todos los profesionales de Atención Primaria que siempre son ‘los últimos en salir’, con unas consultas infinitas y un compromiso más infinito aún con sus pacientes”, reconoció.
Posteriormente, Padilla pasó a explicar cómo funciona el proceso de elaboración de las preguntas del examen: “Las preguntas las elabora un Comité de Expertos, con profesionales de diversa trayectoria y procedencia en cada categoría de examen, y en el que no participa ninguna persona del Ministerio de Sanidad. Ese Comité selecciona las preguntas con unas indicaciones sobre las proporciones en relación al grado de dificultad y materias (equilibrio). Insisto, sin que participe nadie del Ministerio de Sanidad”. “Una vez se entregan, van directamente a la empresa adjudicataria de la impresión. La Comisión Calificadora conoce el examen al mismo tiempo que las personas que se examinan ese día. La independencia de los exámenes de Formación Sanitaria Especializada radica, entre otras cosas, en separar la función de elaboración del examen de la de calificación/organización”, recordó el ‘segundo’ de Mónica García. “Dicho esto, me parece una pregunta lamentable”, insistió.
Más allá de esto, el examen recibió otras críticas por lo que Jorge Ruiz, ginecólogo, consideraba preguntas dirigidas a un “especialista de hospital de nivel 5”. “Dificultad alta y demasiadas preguntas muy de especialista. No me ha gustado nada, y no es novedad, el enfoque del Ministerio”, lamentaba también en X Rubén Blanco, médico de familia, quien señalaba como “único punto positivo” que habían introducido “menos preguntas ambiguas”.