De Castellón a Oviedo para compartir ‘piso MIR’: “Es una burbuja, para lo bueno y para lo malo”

Ana Peinado, Anna Mena y Sofía Martí son tres jóvenes castellonenses que llevan desde el verano pasado viviendo en Oviedo para preparar juntas el MIR, y que explican a ConSalud.es cómo ha sido la experiencia a escasos días del examen

Anna, Ana y Sofía el día de su graduación (FOTO: Cedida a ConSalud.es)
Anna, Ana y Sofía el día de su graduación (FOTO: Cedida a ConSalud.es)
Manuel Gamarra
17 enero 2024 | 00:00 h
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En una oposición tan larga y difícil como es la de la Formación Sanitaria Especializada, el apoyo moral entre compañeros puede jugar un papel clave a la hora de mentalizarse y tratar de preparar el examen de la mejor manera posible. Por eso, no son pocos los aspirantes que, una vez terminada la carrera de Medicina, deciden irse a vivir juntos hasta la realización de la prueba, compartiendo techo, academia, horas de estudio y ocio y conformando, en definitiva, lo que se podría denominar como un ‘piso  MIR’.

Es el caso de Ana Peinado, Anna Mena y Sofía Martí, tres amigas que se graduaron en la Universitat Jaume I de Castellón (UJI) el año pasado y que ahora viven juntas en un piso de Oviedo, donde el próximo 20 de enero se enfrentarán al examen MIR. Se mudaron, de hecho, para apuntarse a la Academia MIR Asturias, una de las más prestigiosas de España y que tiene la culpa de que la capital del Principado se convierta en una ciudad plagada de médicos recién salidos de la carrera durante la segunda mitad del año.

"Si no vas poco a poco siguiendo el horario que plantean en la academia es imposible que llegues al 20 de enero cuerdo"

Mi idea era realmente quedarme en casa y acudir a las clases online en su sede de Valencia, pero una de mis compañeras de la carrera tenía pensado irse a Oviedo y al final me acabó convenciendo. Además, hay cosas diferentes que solo las puedes ver en las clases presenciales que dan en Oviedo”, explica a ConSalud.es Ana Peinado, quien tenía claro desde un primer momento que quería apuntarse a Academia MIR Asturias porque es la que se "adaptaba mejor" a su modelo de estudio.

“Sentía que era en la que más te tenías que dejar guiar por lo que te mandaban, que es lo que a mí me va mejor por mi forma de estudiar. Pero al final es una decisión que depende un poco de tu responsabilidad, organización o cómo lo quieras ver”, matiza. “Viéndolo ahora, creo que lo más importante desde el principio fue fiarme de lo que decía la academia e ir poco a poco siguiendo el horario que plantean, porque si no es imposible que llegues al 20 de enero cuerdo”, le apoya Anna Mena. Así, las dos casi tocayas hicieron las maletas y cambiaron la Costa del Azahar por el interior asturiano. Junto a ellas, no solo su compañera de piso: también cerca de otros quince compañeros de universidad que siguieron el mismo camino.

Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, una de las sedes

“Al llegar, nos dimos cuenta de que era una ciudad para gente del MIR. También hay universitarios, pero el grosso de la gente con la que nos juntábamos era del MIR”, confirma. Por un lado, asegura Ana, esto tiene la parte buena de entrar en una “burbuja” de gente en su misma situación y en la que poder apoyarse: “No es como estar en tu ciudad con tus amigos, que llevan otro estilo de vida. Aquí casi todos seguimos las mismas rutinas y horarios, lo que ayuda a estar en una bola de concentración y compañerismo”.

"Aquí casi todos seguimos las mismas rutinas y horarios, lo que ayuda a estar en una bola de concentración y compañerismo, pero a la vez es complicado despejarte y hablar de cosas que no tengan que ver con el MIR"

Pero, por otro, entrar en esa burbuja tiene la parte negativa de no poder salir de ella: “Es complicado despejarte y hablar de cosas que no tengan nada que ver con el MIR”. Más el añadido, claro está, de tener que salir de casa y dejar a familia y amigos a ocho horas de distancia en coche para viajar a un destino en el que dedicarse única y exclusivamente a estudiar. “A mi personalmente sí que me ha afectado un poco a nivel mental. El cambio de clima, tener lejos a la gente que quiero, que todo sea un ambiente únicamente del MIR… no te permite desconectar”, corrobora Anna Mena.

MÁS GENTE DE FUERA QUE DE ASTURIAS

Ciudades en las que han sido convocados los aspirantes

Es sobre todo por la noche cuando los opositores salen a despejarse y comprueban la cantidad de personas que hay en su misma situación en la capital asturiana entre principios de verano y finales del mes de enero, cuando se suele fijar la fecha de la prueba. De hecho, como confirma a este diario el director general de la Academia MIR Asturias, Alberto García Guerrero, los locales que se presentan al examen en la sede de la Universidad de Oviedo son, con diferencia, la minoría.

"Los simulacros son un poco desmotivantes, porque el principio sentías que estabas muy abajo en cuanto a estimaciones de lo que podrías llegar a sacar en el examen"

Por el día, en cambio, el tiempo se pasa entre clases de la academia, manuales de examen  y hojas de apuntes. “Desde que vinimos en junio, todos los días estudiamos algo y al final de la tarde tenemos una clase sobre lo que hemos estudiado. También todos los días hacemos un test, y luego los sábados tenemos los simulacros de examen, con el mismo número de preguntas y de tiempo para que estemos en una situación lo más real posible”, explica Ana Peinado.

De hecho, son los tan temidos simulacros de examen los que más pueden llegar a minar la moral de los aspirantes, ya que muchas veces no ven reflejado en el resultado de la prueba el tiempo de estudio invertido. "Son un poco desmotivantes, sobre todo al principio de la preparación, porque veías que quedaban muchos meses y que estabas muy abajo en cuanto a estimaciones de lo que podrías llegar a sacar en el examen”, refleja Anna Mena. “Al principio yo estaba en un nivel muy bajo, aunque en realidad sabes que te quedan muchos meses para el examen y confías en poder ir mejorando. Pero claro, es un proceso”, comenta también su compañera, señalando que hubo un momento en el que lo pasó realmente mal psicológicamente porque se vio estancada en esos malos resultados de los simulacros.

"Después de Navidad ya está todo hecho, y es momento de los repasos finales y de aprender a manejarte psicológicamente de cara al examen"

Durante el otoño, cuando el estudio se hizo más intensivo, las tres jóvenes castellonenses -al igual que corrobora la mayoría de la gente que se presenta ahora y con la que este medio ha tenido la oportunidad de hablar- vivieron los días más difíciles. También en Navidad, por todo lo que suponen estas fechas tan familiares y llenas de fiestas. “Sentía que estaba en un limbo de que quedaban pocos días, pero a la vez quedaban demasiados. No veía el final, pero a la vez sentía que no estaba preparada”, manifiesta Anna Mena, quien también apunta como otro factor mental muy importante contra el que luchar el hecho de que todos los días le “resultaban iguales”.

Ahora encaran la recta final, con la confianza de que todo el esfuerzo realizado va a tener su recompensa: “En mi caso, creo que está siendo un buen trabajo final de preparación. Ya visualizo el objetivo de la línea de meta”. “Esta última vuelta está siendo bastante intensa, porque solo tienes un día para cada asignatura, y sabes que ya no lo vas a volver a estudiar más. Pero, al final, es lo que nos dicen los profesores: después de Navidad ya está todo hecho, y es momento de los repasos finales y de aprender a manejarte psicológicamente de cara al examen. Es duro, pero a la vez satisfactorio, porque ves el final cerca”, sentencia Ana Peinado.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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