Cardiología, un año más fuera del pódium MIR: Nunca había generado tan poco interés entre el TOP

Cardiología ha sido la quinta especialidad en agotar sus plazas en el MIR de 2024, y ha pasado, en 20 años, de tener al 90% de sus residente entre los 1.000 mejores números de orden a solo el 60%

Cardiólogo, especialidad MIR, sujeta un corazón (FOTO: Freepik)

El de cardiólogo es, históricamente, uno de los oficios más reputados dentro del mundo de la Medicina. Por eso, desde la implementación del sistema MIR (Médico Interno Residente) para la formación de especialistas, las plazas de esta especialidad siempre han sido unas de las más demandadas. Sin embargo, la tendencia cada vez va a menos, hasta el punto de que, en la convocatoria de 2024, Cardiología ha bajado hasta el quinto escalón, y, como analizaremos más adelante, nunca había sido tan poco elegida entre los mejores números de orden.

También ha estado cerca de batir su peor registro histórico en lo que a ritmo de elección se refiere. Y es que, este año, Cardiología ha aguantado con plazas libres hasta el aspirante número 3.282, quien agotó las 197 plazas disponibles adjudicándose la última que quedaba en el Complejo Hospitalario de Mérida. Son casi 500 números más tarde que en 2023, cuando la especialidad se terminó en el 2.799, y casi los mismos que en 2022, cuando registró sus peores datos de la historia. Entonces hubo que esperar hasta el 3.403, aunque, a pesar de ello, Cardiología sí que se hizo con la medalla de bronce de aquella convocatoria MIR.

Solo hubo un año -de los últimos 20- en el que la especialidad de Cardiología se agotó más tarde

Una medalla de bronce que el año pasado ya perdió en favor de Oftalmología, y que en 2024 ha quedado aun más lejos, puesto que ese lugar lo ha ocupado, después de Dermatología y Cirugía Plástica y antes que la propia Oftalmología (4ª), Cirugía Oral y Maxilofacial. Pero es que, a pesar de un arranque prometedor -fue escogida por el sexto mejor número de orden de toda la convocatoria MIR y en el primer turno de elección fue la segunda especialidad que más plazas agotó-, el ritmo de adjudicación ha sido especialmente lento en los últimos días.

Tanto que, después de llegar al cuarto día -11 de abril- con solo la citada plaza de la capital extremeña disponible, aguantó todavía dos turnos más con ella: el de las 9:30h., que convocó a los aspirantes con número entre el 2.701 y el 3.000, y el de las 13:30h., que hizo lo propio con los que estaban entre el 3.001 y el 3.300 y que finalmente la agotó. Oftalmología, que llegó a ese cuarto día con seis vacantes disponibles, las agotó todas en el primer turno, y Otorrinolaringología estuvo a punto de superar a Cardiología dejando solo dos libres en el segundo.

El Complejo Hospitalario de Mérida lleva cinco años seguidos adjudicando la última plaza de Cardiología

El problema, no obstante, quizá esté en esa última plaza adjudicada. Y es que el Complejo Hospitalario de Mérida lleva ya cinco años seguidos siendo el último en ser elegido por los futuros cardiólogos para formarse. En concreto, desde que en 2020 comenzase el proceso de elección telemática de plaza debido a la pandemia -aquel año arrancó en julio-, y que ya es el único posible. Hasta entonces, los aspirantes tenían que acudir presencialmente al Ministerio de Sanidad para elegir su plaza, un sistema al que siempre han tratado de volver.

UNA TRAYECTORIA DESCENDENTE HASTA LLEGAR AL MOMENTO ACTUAL

Que una especialidad tarde más en agotar sus plazas puede depender de, cómo se ha visto, el poco interés que genera una determinada vacante que no se elige. Sin embargo, este “bajón” que parece haber pegado la especialidad desde que se abandonó el sistema de elección de plaza presencial también se ve muy bien reflejado en las estadísticas de Vicente Matas, del Sindicato Médico de Granada, que muestran cómo cada vez despierta menos interés entre los números más altos del MIR.

2024 ha batido el récord de menos futuros residentes de Cardiología entre los 1.000 mejores números de orden

Así, por ejemplo, de los aspirantes que agotaron sus 114 plazas en la convocatoria de 2004, primera que aparece reflejada en el estudio, el 88% obtuvieron un número de orden dentro de los 1.000 mejores, porcentaje que ascendió hasta el 95% en 2006. No obstante, este tope máximo fue bajando con el paso de los años, hasta el punto de que del 90,7% del 2007 se pasó al 78,8% del 2008. Es decir, de 117 de 129 entre los 1.000 mejores a 115 de 146, una tendencia que ha ido empeorando con el paso de los años (aunque también hay que tener en cuenta que la oferta de plazas ha aumentado considerablemente).

Y es que, desde entonces, el porcentaje más alto ha sido del 82,1% en 2014 (124 de 151). Además, a partir del 2020, primer año de elección telemática, bajó la frontera del 70%: 65,5% en aquel 2020 -mínimo histórico-, 68,5% en 2021, 70% en 2022 y 68% en 2023. Este año han sido 119 de 197, es decir, solo el 60%. De esta manera, y aunque este no ha sido el año en el que ha agotado sus plazas más tarde, sí que ha batido el récord -como se mencionaba al comienzo del artículo- de menos futuros residentes entre los 1.000 mejores números de orden.

“Las condiciones de ese primer empleo distan de ser las ideales”

Vista la tendencia, parece complicado que vuelva a recuperar los números de principios de siglo, que eran todavía mejores en el XX, cuando las especialidades quirúrgicas no estaban tan implementadas en nuestro país. En especial, Cirugía Plástica y Dermatología, que también tiene parte clínica. Sea o no una posible razón de este empeoramiento de los datos, lo cierto es que la Dra. Cristina Lozano, vocal del grupo de jóvenes cardiólogos de la SEC (Sociedad Española de Cardiología), ya denunció en su momento a ConSalud.es la precarización de estos especialistas al terminar su residencia.

“Las condiciones de ese primer empleo distan de ser las ideales”, señalaba Lozano, haciendo alusión a unos datos de la SEC que aseguran que, a nivel general, menos de la mitad de los cardiólogos tiene un contrato de interinidad o una plaza en propiedad, y que 1 de cada 10 recibe una retribución económica por su actividad en forma de beca o contrato de fundación de investigación o entidad privada. “Más allá de los primeros años de práctica profesional o subespecialización, la situación laboral de los cardiólogos no mejora mucho y la eventualidad en la contratación sigue siendo la norma”, añadió.

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