Enfermería de Salud Mental, la gran desconocida del EIR: “Somos la especialidad de la comunicación"

Entrevistamos a Laura, una enfermera madrileña que ha comenzado este año su residencia EIR de Enfermería de Salud Mental tras cuatro años enlazando contratos precarios en un hospital

Laura, R1 de Enfermería de Salud Mental (MONTAJE: ConSalud.es)
Laura, R1 de Enfermería de Salud Mental (MONTAJE: ConSalud.es)

Enfermería de Salud Mental ha sido, después de Enfermería Obstétrico-Ginecológica (matrona) y de Enfermería Familiar y Comunitaria, la especialidad EIR (Enfermero Interno Residente) que más plazas ha ofertado en la convocatoria de 2024: 330. Sin embargo, también ha sido la penúltima  especialidad -tras Enfermería Geriátrica- tanto en comenzar a elegirse como en agotar todas sus vacantes, muestra de que su reconocimiento todavía queda lejos entre las miles de personas que cada año aspiran a convertirse en enfermeros especialistas. Pero siempre hay excepciones, como la de Laura, quien acaba de comenzar su residencia en Bilbao con la ilusión y esperanza de poder ayudar a reducir el estigma que sufren estos pacientes.

“Es cierto que es una especialidad muy poco conocida. Quizá no olvidada, pero sí invisibilizada. La etiqueta de pacientes psiquiátricos siempre echa un poco para atrás, y cuando le comentas a la gente que te quieres especializar en eso te miran un poco con cara rara y te dicen: ‘¿no tenías otra cosa en la que meterte?’”, reconoce la joven en una entrevista concedida a ConSalud.es. Sin embargo, ella siempre tuvo claro que quería dedicar su carrera profesional como sanitaria a la salud mental, antes incluso de decantarse finalmente por estudiar Enfermería, cuando no conocía la posibilidad de especializarse en ello a través del EIR.

"La etiqueta de pacientes psiquiátricos siempre echa un poco para atrás"

“Lo que no tenía muy claro era específicamente cómo hacerlo, porque ya sabes que cuando eres joven no sabes bien del todo qué carrera quieres estudiar. Pero luego entré en Enfermería y, yo creo que como casi todos, conocí el EIR durante la carrera, así que ahí ya me planteé el tema de la especialidad”, recuerda Laura. Pero no todo fue tan fácil: ella terminó el grado en 2020, año de pandemia, lo que, sumado al aspecto económico -“al final es un año de preparación casi exclusiva”-, no le hizo dar el paso hasta el 2023. “Yo no quería ser una enfermera que valiese para todo, quería especializarme, y creo que ese es el modelo que se debería seguir actualmente”, afirma.

Así, el año pasado comenzó con la preparación, y finalmente consiguió plaza al primer intento, algo de lo que no todo el mundo puede presumir: “Realmente fue algo curioso, porque lo que me hizo presentarme al EIR fueron los contratos precarios que solemos tener las enfermeras. Me redujeron la jornada, y como soy una persona inquieta, no sabía qué hacer con mi vida. Así que dije: ‘pues me preparo el EIR, y si suena la campana al fin consigo lo que quiero’”. Y la campana sonó, y Laura se hizo con una de las cuatro plazas de Enfermería de Salud Mental en la Unidad Docente Multiprofesional de Salud Mental del Hospital de Zamudio.

“No pensaba para nada que iba a sacar plaza, ya me estaba planteando qué academia escoger para el año que viene”

“Yo soy de Madrid, pero llevaba ya cuatro años trabajando y viviendo en Bilbao, así que no me apetecía cambiar otra vez. Además, ya me tuve que mudar en su momento para estudiar la carrera, así que habría sido mi tercer cambio de ciudad”, comenta Laura, quien, en un principio, llegó a dudar entre si escoger su especialidad o la de Enfermería  Familiar Comunitaria, “que tiene un trato muy cercano y familiar con el paciente”. “Pero descubrí lo que era la Salud Mental Comunitaria, y dije ‘esta es la mía’”, apunta. Además de todas las especialidades mencionadas anteriormente, el EIR también oferta Enfermería del Trabajo y Enfermería Pediátrica, mientras que Enfermería de Urgencias podría ser la siguiente.

Para conseguir su plaza en la capital vizcaína, Laura superó un polémico examen que está considerado como el más difícil de la historia del EIR. Y, esta vez, su caso no fue una excepción, a pesar de que el resultado final sí que fuese el que ella deseaba. “Yo en mitad del examen pensé: ‘mira, me levanto de aquí y me voy’. Sentía que lo que había estudiado no me iba a servir para nada, que eran preguntas muy poco centradas en la Enfermería. Y cuando salí estaba en shock. Ahora lo recuerda incluso con algo de humor, pero en su momento lo pasó realmente mal: “No pensaba para nada que iba a sacar plaza, ya me estaba planteando qué academia escoger para el año que viene”.

VIVIR LA REALIDAD DE LA PROFESIÓN

Pero todo esfuerzo mereció la pena, y desde el pasado 7 de mayo Laura ya es oficialmente R1 de Enfermería de Salud Mental en Bilbao. “La verdad es que los primeros días están siendo muy intensos y de mucho cambio. Yo llevaba ya cuatro años trabajando como enfermera, asumiendo responsabilidades, y ahora es como si volviese un poco a ser estudiante. Quieres ayudar en todo, pero a la vez tampoco puedes hacer mucho, porque estás en una situación distinta y no estás preparada. Es una situación rara”, confiesa la enfermera madrileña. “Pero no deja de ser el proceso que esperaba, con la incertidumbre de los primeros días, así que de momento todo va bien”, matiza.

Y es que, al contrario de lo que algunas personas puedan pensar, el ámbito de actuación de estas enfermeras especialistas es enorme, lo que se ve reflejado en su generosa oferta de plazas EIR desde hace ya varios años. Laura cita: trastornos de la conducta alimentaria, unidad de toxicómanos, centros penitenciarios, hospitalización, rehabilitación, prevención, promoción… además, claro está, de los centros de salud mental. “Las enfermeras de salud mental acompañamos al paciente, esta es la especialidad de la comunicación. Igual no hacemos grandes técnicas curativas ni sacamos mucha sangre, pero ayudamos a que el paciente pueda comunicarse y mejorar su calidad de vida”, explica la enfermera, dueña además de un perfil divulgativo en Instagram en el que supera los 5.000 seguidores.

"Igual no hacemos grandes técnicas curativas ni sacamos mucha sangre, pero ayudamos a que el paciente pueda comunicarse y mejorar su calidad de vida”

“La red de salud mental que se maneja en Vizcaya tiene un montón de dispositivos y unidades, y está bastante bien. Hace dos semanas, por ejemplo, pisé por primera vez una planta de hospitalización de agudos, que digamos que es el punto máximo de malestar de una persona. Es cuando aparecen los brotes psicóticos y todos los episodios de manía. Sí que he experimentado ya cosas muy reales de la especialidad, pero todavía no he visto cómo esos pacientes evolucionan”, señala Laura.

“Por suerte, al contrario que otras especialidades, Enfermería de Salud Mental está reconocida en muchos sitios, en País Vasco también, porque al final es inviable especializarte en algo que no tiene bolsa o cuya bolsa está parada. Sí que hay temor de contratos inestables, pero yo creo que todo esto merece la pena. La especialización es necesaria para poder ofrecer unos cuidados de calidad al paciente”, sentencia.

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