La Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CC.OO. (FSS-CCOO) arrojaba esta semana nuevos datos sobre el recorte de plazas MIR. Su informe ponía en alerta la gran pérdida acumulada de plazas en Medicina Familiar (1.051) en los últimos siete años, de haberse mantenido la oferta realizada en 2010.
A Medicina Familiar y Comunitaria le sigue en el ranking Medicina del Trabajo, con una pérdida acumulada de 458 plazas. A su vez, Medicina Interna es otra de las especialidades más perjudicadas, según el estudio de este sindicato, con 213 plazas perdidas.
Por otro lado, y sin superar las 200 plazas pero por encima de las 100 se encuentran especialidades como Obstetricia y Ginecología (-199), Anestesiología y Reanimación (-171), Medicina Preventiva y Salud Pública (-157), Cirugía General y del Aparato Digestivo (-153), Análisis Clínicos (-132), Farmacia Hospitalaria (-127), Psiquiatría (-119) y Bioquímica clínica (-113).
“De haberse mantenido constante el número de plazas ofertadas en 2010 para Medicina, Farmacia, del ámbito de la Psicología, la Química, la Biología y la Física, durante el resto de años (de 2011 a 2018) se tendrían que haber ofertado 4.221 plazas más”
Ante el resultado de este informe, desde CC.OO. denuncian que, pese al repunte de número de plazas ofertadas en los últimos años, se viene de una gran reducción en la oferta, la cual todavía no se ha resuelto. En este sentido, desde el sindicato señalan que “de haberse mantenido constante el número de plazas ofertadas en 2010 para Medicina, Farmacia, del ámbito de la Psicología, la Química, la Biología y la Física, durante el resto de años (de 2011 a 2018) se tendrían que haber ofertado 4.221 plazas más; o lo que es lo mismo, se han dejado de formar a más de 4.000 especialistas”.
Esta pérdida de plazas de formación especializada conllevaría consecuencias que, según la FSS-CCOO, pasan por una infrautilización de los recursos, “ya que se ofertan muchas menos plazas de las acreditadas”; una reducción del número de contratos realizados (duración entre los 3 y los 5 años), y una repercusión negativa a nivel asistencial. Además, consideran que “hipoteca nuestra cobertura de plazas en el futuro, ya que la oferta se está orientando a reducir gasto por parte de la mayoría de las CC.AA. y no a cubrir las necesidades futuras de especialistas de nuestro SNS”.