La prestación de servicios de atención continuada contribuye a garantizar la formación integral de los residentes y el funcionamiento permanente de las Instituciones Sanitarias, así como se consideran fundamentales la toma progresiva de responsabilidades de los MIR. Así lo recoge el programa de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, cuyo documento determina que no es recomendable hacer menos de tres guardias ni más de cinco al mes.
“Lo más habitual es hacer cinco guardias aunque a veces se puede llegar a siete, esto depende de la organización de cada Comunidad Autónoma”, explica a Consalud Pilar Rodríguez Ledo, responsable de Formación de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). La distribución de las mismas -comenta- está regulada por el programa de la especialidad.
Así, los R1 deben hacer el 75 por ciento de sus guardias en Urgencias y el 25 restante en los puntos de atención continuada de Primaria. Esta proporción se invierte en el último año, donde los MIR pasan el mayor tiempo en los centros de salud; mientras que los R2 y R3 tienen sus guardias más repartidas entre Urgencias, Pediatría, Ginecología, Traumatología y el resto de servicios.
Si el centro no dispone de atención continuada, el MIR deberá hacer sus guardias en otro para completar su formación.
“En general, suele prevalecer esta proporción en la que el MIR de primero desarrolla casi toda su labor en el hospital mientras que, a medida que termina la residencia, el residente pasa más tiempo en el centro de salud que es donde va a desarrollar su labor asistencial”, apunta Rodríguez.
Según dicta el programa de la especialidad, los centros acreditados que no dispongan de atención continuada derivarán a sus residentes a otros para garantizar que éstos cubran su cupo siempre tutorizados por un adjunto.
En su experiencia, las guardias de los MIR en Atención Primaria no generan tantos problemas como los que pueden producirse en Urgencias porque la supervisión es mayor. “En los puntos de atención continuada, el residente está adscrito al colaborador docente mientras que en el hospital está adscrito al Servicio de Urgencias. Esta proporción uno a uno hace que la supervisión de los MIR sea más fácil”, explica.
La organización de los guardias en Primaria evita que "el MIR sea mano de obra barata".
Por otra parte, las guardias en el hospital presentan una demanda más heterogénea lo que genera picos de trabajo que dificultan la supervisión y la actividad asistencial del residente. “No quiere decir que en Primaria no haya volumen de trabajo durante las guardias, pero la organización es diferente y esa supervisión uno a uno facilita que no problemas”, destaca.
Para esta portavoz de la SEMG, el hecho de que “el residente esté adscrito a un colaborador docente hace que nunca pueda ser mano de obra barata porque no está contemplado en la plantilla”.