El curso académico 2008/2009 fue el primero en el que se implementó en los planes de estudios de las distintas titulaciones universitarias la incorporación de España al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), más conocido como Plan Bolonia. Desde entonces, cuando carreras como la de Fisioterapia pasaron de diplomatura a grado, y de tres a cuatro años de duración, el número de estos profesionales colegiados en nuestro país se ha duplicado, y parece que va a más: cada hay más universidades, sobre todo privadas, que la incluyen dentro de su oferta académica, y varias de ellas pretenden incluso implantar un modelo de formación semipresencial para que aun más alumnos puedan acceder a ella.
Por eso, en julio de este año, la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Fisioterapia (CNDFF), la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Fisioterapia de España (CGCF) firmaron un posicionamiento conjunto en defensa de la presencialidad “como única modalidad que garantiza la adquisición de los conocimientos, aptitudes, actitudes, habilidades y destrezas necesarias en todas las titulaciones de Ciencias de la Salud, en concreto la de graduado en Fisioterapia”. Y mostraban su “preocupación” ante los responsables educativos por el impacto negativo que tendrían estas nuevas modalidades de docencia híbrida “y sobre todo virtual” en la calidad de formación que reciban en el futuro.
“Si ya defendemos que las prácticas tienen que ser en entornos sociosanitarios reales, porque tenemos conocimiento de que a algunas universidades les cuesta mucho trabajo encontrar puestos para sus alumnos y lo suplen con simulación dentro de las aulas, imagínate lo que opinamos de que toda la carrera se imparta de manera online”, señala a ConSalud.es Noelia Moreno, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga (UMA) y presidenta de la citada Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Fisioterapia. “Hoy en día la simulación es estupenda, sí, pero no deja de ser una simulación que no puede sustituir a las prácticas. Los estudiantes se tienen que enfrentar a un paciente real”, insiste.
“Esperemos que este tipo de formación no llegue nunca a Fisioterapia”
De momento, informa la decana, no tienen constancia de que ninguna universidad esté impartiendo formación en Fisioterapia de manera online, pero sí que reconoce que, como le ha ocurrido recientemente a Enfermería, recibieron una propuesta para hacerlo, razón de la publicación del posicionamiento. “La formación del grado en Fisioterapia tiene un componente práctico elevado, difícil de conseguir en docencia híbrida y que en ningún caso puede alcanzarse en docencia virtual, pues requiere ineludiblemente de la participación activa del alumnado en el aula junto al profesorado de las asignaturas teórico-prácticas”, reivindica el manifiesto que pide al Gobierno que, “en aplicación de lo establecido en el artículo 14.8 del Real Decreto 822/2021”, reglamente los estudios que dan acceso a una profesión regulada, “de manera que únicamente puedan impartirse en la modalidad docente presencial”.
“Esperemos que este tipo de formación no llegue nunca a Fisioterapia”, manifiesta la presidenta de una Conferencia Nacional de Decanos que, como la de sus homólogos de Enfermería, Medicina o Psicología, tres de los grados más numerosos en España, trabajan en la medida en la que pueden por garantizar la calidad de la formación de sus estudiantes. “Nos preocupa mucho toda la proliferación que se está produciendo en las universidades, porque es imposible que haya tantas plazas en centros sanitarios públicos, donde tienen preferencia los alumnos de las universidades públicas. Ahora, con el desembarco de las universidades privadas, las clínicas privadas se van a quedar con quien les dé más ayuda económica, y pensamos que el resto, que también las necesitamos, vamos a tener menos plazas”, lamenta.
¿Y LUEGO QUÉ?
A todo ello se suma la numerosa oferta de plazas de las universidades privadas que, denuncia Moreno, no cumplen con el requisito de que las asignaturas se impartan en grupos reducidos “para adquirir las habilidades y destrezas necesarias antes de ir a la práctica clínica”. “En la Universidad de Málaga tenemos un númerus clausus (ndr: número máximo de plazas que deberían establecerse en cada universidad para garantizar el equilibrio) de 65 alumnos, y trabajamos con grupos reducidos de entre 12 y 15. ¿Va a poder hacer lo mismo una universidad privada en la que entran 200 nuevos alumnos?”, se pregunta la decana andaluza.
"Todos esos alumnos tienen que ponerse luego a trabajar, y la cuestión es en qué condiciones van a contratar a los fisioterapeutas"
Y, claro está, llega el tercer gran problema, derivado de la oferta indiscriminada de plazas: la salida al mundo laboral. “Todos esos alumnos tienen que ponerse luego a trabajar, y la cuestión es en qué condiciones van a contratar a los fisioterapeutas. Dicen que en Fisioterapia no hay paro, pero yo hablo con mis alumnos egresados y…”, plantea la decana sobre una problemática que, matiza, concierne más a los colegios profesionales: “A mí me preocupa todo, pero lógicamente lo que me corresponde es la calidad de la formación. Que sean todos iguales, con el mismo plan docente, las mismas recomendaciones, la misma infraestructura…”.
La Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Fisioterapia, indica Noelia Moreno, envía todas las alegaciones pertinentes a la ANECA cuando llega un nuevo grado, así como su postura al secretario general de Universidades, “para que conozca la realidad”. “De hecho, le solicité una cita que me ha ido moviendo por motivos de agenda, y en ella le vamos a poner todo esto encima de la mesa. Espero que sea sensible y que no acepte los títulos que sean de dudosa calidad, pese a que algunas comunidades cuenten con su propia agencia valoradora”, solicita.