El primer día de adjudicaciones MIR, ese en el que suelen lucirse las grandes favoritas -que terminan por llenar la mayor parte de sus plazas-, una única aspirante se decantó por una especialidad que no goza de esa popularidad. María Isabel Rabadán, con el número de orden 90, estrenó Geriatría de la que, durante más de 800 números, fue la única residente asignada.
Aunque mucha gente mostró su sorpresa ante su decisión, ella le resta importancia: "Yo en ningún momento me planteé: 'Uy, con este número ¿cómo voy a elegir esto?'. El número es algo que me puso muy contenta porque había estudiado mucho y se agradece una buena nota". Por ello, insiste: "Ninguna especialidad está asociada a ningún número, al final tienes que hacer algo que te guste".
"Ninguna especialidad está asociada a ningún número, al final tienes que hacer algo que te guste"
"Lo importante es ver lo que te gusta, ver si el tiempo crees que se te va a pasar rápido y no darle tantas vueltas a: 'Con este número cómo no me voy a ir a un hospital súper grande o cómo no me voy a hacer una especialidad con muchísimo prestigio'. Porque, al final, el prestigio son opiniones de la gente y creo que tienes que elegir lo que te va a llenar en tu día a día", argumenta la joven, que eligió seguir formándose en el Área Única de Atención Especializada de Albacete.
En su caso, se enamoró de la especialidad cuando rotó por el servicio durante la carrera. "En la facultad de Albacete sí damos Geriatría y hacemos muchas prácticas ahí, es un servicio que está muy bien. Te hacen cogerle mucho el gustillo, ver su importancia", detalla Rabadán, que defiende la necesidad de que las universidades impartan esta asignatura: "Si no las conoces es muy difícil que te llame la atención".
"El prestigio son opiniones de la gente, y creo que tienes que elegir lo que te va a llenar en tu día a día"
"Nadie se plantea que a un niño, por ejemplo, lo trate un médico que no sea pediatra y sin embargo de una persona mayor no se ve tanto su particularidad, pero al final son pacientes con problemas muy concretos, muy típicos de su edad, y necesitan profesionales específicos para atenderles", explica la ya R1 de Geriatría, que resalta que, además, no se puede olvidar que cada vez la población está más envejecida, por lo que el papel de estos profesionales es fundamental.
"Desde antes de decidir ser geriatra intentaba convencer a la gente de lo importante que es que sea Geriatría quien maneje a las personas mayores", sostiene orgullosa, a la par que confiesa que estaba dividida entre su especialidad y Pediatría o Medicina Familiar y Comunitaria: "Me gustan las ramas que engloban el conjunto del paciente, no tanto a lo mejor las que se centran en un órgano".
"La gente muchas veces solo asocia Geriatría al paciente terminal, pero también tiene un lado muy divertido"
Sin duda, los geriatristas de Albacete han sido su gran inspiración: "Son amantes de la Geriatría, te contagian ese amor que ellos tienen por el paciente anciano". Además, el "buen rollo" del servicio terminó por conquistarle: "Es un gusto verles y pensar 'son felices haciendo esto'. La gente muchas veces solo asocia la Geriatría al paciente terminal, a la muerte y, evidentemente, tiene esa parte, porque una persona mayor pasa por esa etapa, pero también tienen un lado muy divertido. Eso es algo que la gente muchas veces no lo ve y a mí la verdad es que eso me cautivo un montón".
Finalmente, reconoce que no ha querido enterarse mucho de cómo irán las guardias, aunque sabe que no será fácil. Pese a ello, ha decidido priorizar su vocación y no quedarse con "el gusanillo": "Hay veces que lo piensas que podrías elegir algo más tranquilo, pero, al final, me digo que somos jóvenes y me apetece aprender, me apetece estar activa, y tocar muchas cosas y creo que la Geriatría me ofrece eso".