Cincuenta años. Es una cifra que puede sonar lejana, pero no tanto si hablamos del tiempo que ha pasado desde que salió la primera promoción de médicos graduados en Canarias. En este 2024, la Universidad de la Laguna (ULL), en Tenerife, celebra que hace medio siglo de aquella primera camada de jóvenes universitarios del archipiélago con vocación para ejercer la Medicina, y que, al contrario que les ocurrió a sus predecesores, no tuvieron que desplazarse a la península para formarse. Desde entonces, con el paso del tiempo, han ido viniendo miles y miles más.
“Antes, las familias canarias con recursos económicos mandaban a sus hijos a estudiar Medicina a Madrid, Barcelona, Alicante y, sobre todo, Salamanca y Santiago de Compostela. Pero los que no tenían se quedaban sin poder estudiar Medicina, claro”, indica a ConSalud.esMiguel Serrano, uno de los primeros médicos graduados en Tenerife y profesor de Oftalmología en la propia Universidad de La Laguna, prácticamente toda una vida ligado a esta institución. El especialista recuerda con nitidez los primeros pasos de la licenciatura, en los que les tocó hacer de “conejillos de indias” y cursar un primer año común a la Facultad de Ciencias.
"Antes, las familias canarias con recursos económicos mandaban a sus hijos a estudiar a la península, pero los que no tenían se quedaban sin poder hacer Medicina"
“Éramos más de 160 alumnos, y nuestros profesores eran todos biólogos, físicos y químicos. El gran reto era que los siguientes cursos de licenciatura tenían que ser ya específicamente médicos, y por ello era preciso buscar una solución”, explica Serrano, quien, con el resto de representantes del alumnado, acudía “periódicamente” al Rectorado durante el primer curso para hablar del tema con el director de la universidad. De hecho, fruto de esta falta de personal -del que paradójicamente vuelve a adolecer la Universidad de la Laguna 50 años después-, Medicina estuvo a punto de desaparecer de Tenerife a las primeras de cambio.
Pero entonces llegó la salvación. El rector, Jesús Hernández Perera, había estudiado en Madrid, donde entabló amistad con Miguel Guirao Pérez, quien en el futuro se llegaría a convertir en catedrático de Anatomía de la Universidad de Granada. Fruto de esa amistad, le invitó a visitar Tenerife, “pero su invitación tenía una segunda intención”: finalmente, Hernández Parera consiguió convencer a Guirao Pérez para que se convirtiera en el primer decano de la historia de Medicina en Tenerife (a la Universidad de Las Palmas no llegaría hasta pasados unos años).
"El tercer curso lo dimos en los sótanos del futuro Hospital General y Clínico de Tenerife, que todavía estaba en construcción"
Faltaba solo una tercera pieza para desarrollar el grado: José Miguel Galván Bello, presidente del Cabildo de la isla. “Los estudiantes que se iban a estudiar Medicina a la península luego no volvían. Así que había una déficit sanitario importante”, apunta Serrano, principal impulsor de los actos de celebración del 50 aniversario de la primera promoción de médicos procedentes de la Universidad de La Laguna, quienes al principio, dada la poca infraestructura de la que disponían, tenían que cursar los tres últimos años de la carrera en la citada Universidad de Las Palmas. De hecho, indica, tras el primer curso, pasaron de esos 160 alumnos a solo 90, y la carrera la finalizaron 49 a causa de una reválida que se produjo en el cuarto curso.
“Nos ubicaron en los sótanos del futuro Hospital General y Clínico de Tenerife, actual Hospital Universitario de Canarias. Al comenzar el tercer curso, como no cabíamos en los sótanos del Hospital, nos reubicaron en los locales de Sanidad en Santa Cruz, y en cuarto ya se produjo la inauguración de los locales de la actual Facultad de Medicina, en lugares próximos al Hospital General y Clínico. Allí continuamos hasta concluir la licenciatura de Medicina en junio de 1974”, declara Serrano, quien, como el resto, comenzó la carrera en 1968. Entre medias, en el 71, Miguel Guirao Pérez abandonó definitivamente el decanato, no sin antes dejar el futuro bien atado incorporando desde la península a “jóvenes profesores con ganas de progresar”.
UN ANIVERSARIO QUE TAMBIÉN SIRVE PARA REIVINDICAR
En aquel mismo año 1968 también nació la segunda “gran” carrera sanitaria de la Universidad de La Laguna: Enfermería, que entonces todavía funcionaba vía escuela. Su primera promoción, al ser sus estudios más cortos, salió dos años antes que la de Medicina y un año después de la construcción del hospital, que desde entonces ha ido de la mano de la Facultad de Medicina. Tanto que, como comentaba anteriormente Miguel Serrano, llegaron a dar las clases de segundo curso en sus sótanos, cuando el edificio todavía estaba en construcción.
“Sus primeros pacientes llegaron cuando nosotros estábamos estudiando. Al principio venían del Hospital de los Desamparados de Santa Cruz de Tenerife, porque los hospitales universitarios eran antiguamente todos de beneficencia, en los otros no dejaban que hubiese estudiantes”, indica. El Hospital de La Paz, en Madrid, fue el primero en el que esto cambió, algo “fundamental” para el futuro de los estudiantes. Y es que estamos hablando de la década de los setenta, una época en la que ni tan siquiera existía lo que hoy conocemos como MIR.
“La realidad está en los hospitales, y una persona que está allí sabe bien de lo que está hablando”
“Antes tú buscabas la especialidad que te gustaba, y, si había un servicio potente y tenía plazas libres, hablabas con el jefe de servicio para entrar”, recuerda Serrano. Ahora, en cambio, casi todas las especialidades están disponibles en Canarias, repartidas entre sus cuatro grandes hospitales... pero a nivel de formación universitaria, la situación es especialmente crítica en Tenerife: “También buscamos que todos estos actos sirvan para dar un toque de atención sobre el estado actual de la universidad, que ha ido languideciendo con el paso del tiempo”.
La principal solución, para él, pasa por unir todavía más hospital y universidad, y que las asignaturas clínicas se impartan allí directamente. Y es que, como ya alertó recientemente a este periódico su propio decano, José Luis Pais, existe riesgo real de que la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna se vea obligada a cerrar. “La realidad está en los hospitales, y una persona que está allí sabe bien de lo que está hablando”, concluye Serrano, de la primera de las 50 promociones de médicos que ha dado La Laguna, con más de 8.000 graduados.