El Consejo de Ministros aprobaba ayer, martes 4 de octubre, el anteproyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2023. Unos PGE en los que las políticas sanitarias han registrado un aumento del 6,7% respecto a 2022.
Un total de 7.049 millones de euros irán destinados en 2023 a Sanidad, de los cuales 50 millones se invertirán en Universidades con el objetivo de incrementar en 1.000 (un 15% más) el número de plazas para estudiantes de Medicina de primer año en las universidades públicas. La finalidad de dicha dotación, según ha expresado la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, es “seguir universalizando nuestro nivel asistencial y ayudar a que las Comunidades Autónomas y Universidades pongan el foco en incrementar el número de alumnos que estudian Medicina y reducir los numerus clausus, que a muchos jóvenes impiden cumplir su vocación”.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, defendía la medida en el Senado asegurando que "o producimos o importamos y este Gobierno quiere seguir apostando por el modelo de excelencia MIR". Las reacciones por parte de los profesionales no han tardado en llegar, que insisten en quesi no hay más plazas MIR, no habrá médicos en el SNS por más estudiantes de Medicina que haya.
En este escenario, la secretaria técnica de médicos jóvenes y MIR de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), Sheila Justo, defiende en ConSalud.es que el Sistema Nacional de Salud necesita “soluciones rápidas y ágiles”, ya que formar a un médico requiere de entre 10 y 13 años de formación. Es decir, los nuevos estudiantes de Medicina que ha anunciado el Gobierno, no estarán disponibles para su contratación hasta que pasen más años de los que puede aguantar el sistema sanitario.
El incremento de alumnos en las facultades, “no va a aportar ningún alivio. Es más, quizás complique la atención docente a los alumnos, en un sistema sanitario sobrecargado que, además, deberá atender a más estudiantes”
Al hilo, Justo recuerda que “la relación entre las plazas de formación de pregrado y la de plazas MIR no ha sido constante ni, mucho menos, lógica”. Esta “lógica” ha estado relacionada con los datos del gran número de médicos que se jubilará en los próximos años y que ha estado a la orden del día en las conversaciones de los profesionales y el Ministerio de Sanidad.
“Se anticipaban fuertes déficit hacia el año 2020-2025 en caso de no tomarse medidas y se decidió entonces una subida progresiva del numerus clausus, que alcanzó desde las 4.000 de partida, la cifra de 7.000 plazas en el curso 2015-2016, habiendo permanecido relativamente estable en los últimos años”. La evolución de estos datos se ve de manera muy visual en el documento elaborado por el Ministerio de Sanidad titulado 'Oferta y necesidades de especialistas médicos 2021-2035'.
Sin embargo, el número de plazas MIR tiene otros matices, pues en la oferta no solo influye la previsión de necesidad de especialistas, sino que también juega un papel fundamental la situación económica de las CC.AA. “Así, con 4.000 plazas anuales de formación de pregrado (de los que podrían terminar en torno a 3.800 licenciados cada año), los primeros años del siglo XXI ofrecían un número mucho más elevado de plazas (recordemos que eran años de bonanza económica y transferencias sanitarias), y que la diferencia se incrementó aún más cuando comenzaron a percibirse dificultades para contratar algunos especialistas en determinados puntos de España”.
Con la llegada de la crisis económica y el ‘ajuste de cinturón’, ocurrió que mientras subía el número de licenciados, descendía el número de plazas MIR, originando lo que el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) llamó “embudo MIR”. Es decir, había muchos más licenciados, que plazas de Formación Sanitaria Especializada.
En definitiva, no hay voluntad por parte de Sanidad de planificar los recursos, se llame “apuesta por el modelo de excelencia MIR” o de otra forma, defiende Justo. Además, el aumento de plazas en las facultades de Medicina “no responde a las necesidades de planificación, ya que las dificultades más serias se van a dar en los próximos cinco-seis años”, momento en el que aún no estarán formados esta remesa de 1.000 estudiantes de Medicina anunciada por el Gobierno.
El incremento de alumnos en las facultades, “no va a aportar ningún alivio”. Es más, insiste la portavoz del CESM, “quizás complique la atención docente a los alumnos, en un sistema sanitario sobrecargado que, además, deberá atender a más estudiantes”.