El término eritema se emplea de forma profesional para designar el enrojecimiento de la piel que generalmente se produce por la acumulación de células del sistema inmunológico. Este enrojecimiento puede manifestarse de forma tópica, cuando afecta a una porción limitada del cuerpo, pero también puede ser generalizado.
Cuando se habla de eritema solar, el enrojecimiento se relaciona con la exposición excesiva al calor y los rayos solares. Este es uno de los tipos de eritemas más comunes en la población, derivando frecuentemente en quemaduras.
Los efectos de la exposición al sol a nivel corporal se reflejan en sequedad cutánea y enrojecimiento, a corto plazo y flacidez cutánea, a medio plazo
''Después de tomar el sol debemos cuidar nuestra piel, ya que los efectos de su radiación son perjudiciales tanto a corto como a largo plazo. El eritema o quemadura solar es la consecuencia más inmediata de la exposición solar sin la protección adecuada, pero no es la única'', indica Rocío Franco, R&D Technical Coordinator de Gisèle Denis y experta en dermocosmética.
Los efectos del fotoenvejecimiento cutáneo a nivel facial son de aparición rápida como consecuencia de la exposición solar. Aparecen arrugas, descolgamiento facial, manchas y tono apagado.
Los efectos de la exposición al sol a nivel corporal se reflejan en sequedad cutánea y enrojecimiento, a corto plazo y flacidez cutánea, a medio plazo. Por ello es importante tratar la piel tras la exposición al sol, con productos que tengan alta capacidad hidratante y propiedades reparadoras, especialmente si nos hemos quemado.
En este sentido, para tratar la piel después de eritemas solares u otros efectos dañinos del sol, Rocío Franco recomienda: utilizar productos calmantes, buscar fórmulas con efecto refrescante, priorizar activos antiinflamatorios, utilizar antioxidantes, evitar la depilación y evitar la exfoliación.