Los niños no son ajenos a los trastornos del sueño. Según el Instituto del Sueño, se estima que entre el 25-30% de las visitas al pediatra están relacionadas con algún problema ligado al sueño, y los padres pueden hacer mucho para ayudar a sus hijos a tener el sueño profundo y reparador que necesitan para crecer, vivir sanos y mantenerse bien despiertos durante el día.
Desde antes del nacimiento, los niños tienen neuronas cerebrales con capacidad de ejercer como “reloj biológico” y el control del sueño y de la vigilia está determinado por este reloj biológico, que permite que el niño duerma a ciertas horas y esté despierto a otras.
Sin embargo, el funcionamiento de este reloj biológico, también se ve influido por las condiciones medioambientales de luz-oscuridad, de modo que en condiciones de oscuridad, nuestro cerebro segrega una hormona llamada melatonina, que facilita el sueño, mientras esta hormona es inhibida por la luminosidad exterior. Aproximadamente, a partir del tercer mes de vida se aprende a sincronizar estas dos informaciones, de manera que puede empezar a coincidir el ciclo vigilia-sueño con el ciclo día-noche.
Se estima que entre el 25-30% de las visitas al pediatra están relacionadas con algún problema ligado al sueño
Algunos problemas médicos que convienen descartar ante un niño con insomnio:
- Alergias: Los niños afectados dormirán de modo fragmentado e interrumpido.
- Dolores: Las otitis y los cólicos son muy frecuentes en los niños. Cualquier cuadro que produzca dolor, molestia o fiebre nocturna interrumpirá el sueño nocturno. Si el cuadro se cronifica, con el tiempo se suele haber condicionado malos hábitos de sueño en el niño, que pueden persistir pese a la desaparición del dolor, probablemente por desajustes en el ritmo de sueño y por la adquisición de malos hábitos.
- Enuresis: Es probable que la enuresis sea el más estresante de los trastornos del sueño para el niño, ya que no solamente es una fuente de pérdida de sueño, sino también de vergüenza. Se considera que existe enuresis cuándo a los cinco años de edad no existe aún control sobre el esfínter de la vejiga. La enuresis afecta a el 15% de los niños y al10% de las niñas, aunque la mayoría de ellos mejora a medida que crecen, conviene acudir al médico para buscar solución y acelerar el proceso.
- Enfermedades crónicas: En principio, cualquier enfermedad crónica es susceptible de causar alteraciones persistentes del sueño. Trastornos tales como dolores de cabeza, asma, diabetes mellitus, reflujo gastroesofágico o crisis epilépticas pueden alterar el sueño de quién lo padece. El problema de insomnio puede ser una consecuencia directa del problema, del tratamiento, o de la ansiedad generada por la enfermedad. Por todo esto, es conveniente que como primera medida el niño sea sometido a un examen médico lo más completo posible por parte de su pediatra.
- Medicamentos: Cualquier medicamento puede llegar a alterar el sueño. Medicamentos relativamente inocuos que son prescritos para tratar enfermedades agudas o crónicas pueden llegar a perturbar el sueño.
- Una vez localizado el problema (por asociación temporal entre el inicio del tratamiento y del trastorno de sueño), debe de interrumpirse el tratamiento siempre que esto sea posible. Si no lo es, deberá intentarse; cambiar la hora de la toma, modificar la dosis, emplear otro medicamento similar, mantener el mismo fármaco pero utilizar un preparado diferente, variar la vía de administración. Otras causas médicas que deben ser tenidas en cuenta son problemas dentales, gastrointestinales, alergias y apnea del sueño. También es conveniente descartar la presencia de parásitos.