La tos ferina, también conocida como tos convulsa o pertussis, es una enfermedad muy contagiosa causada por un tipo de bacteria llamada Bordetella pertussis.
''Antes de que se desarrollara la vacuna, la tos ferina era considerada una enfermedad de la infancia. Ahora la tos ferina afecta principalmente a los niños que no han completado el esquema de vacunación y a los adolescentes y adultos que han perdido la inmunidad'', explican en Mayo Clinic.
El diagnóstico de la tos ferina en sus etapas iniciales puede ser difícil porque sus signos y síntomas se parecen a los de otras enfermedades respiratorias frecuentes
Entre los síntomas de la tos ferina destacan: moqueo, congestión nasal, ojos enrojecidos, fiebre y tos. Suelen aparecer de 5 a 10 días después de estar expuesto a la enfermedad.
Después de 1-2 semanas y a medida que la enfermedad evoluciona, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) destaca que pueden aparecer: paroxismos (accesos) de mucha tos rápida seguida de un sonido de respiración forzada y de alta frecuencia, vómitos durante o después de la tos, y cansancio tras los accesos de tos.
El diagnóstico de la tos ferina en sus etapas iniciales puede ser difícil porque sus signos y síntomas se parecen a los de otras enfermedades respiratorias frecuentes. En este sentido, los métodos de diagnóstico pueden incluir los siguientes: prueba de cultivo nasofaríngeo, análisis de sangre y radiografía de tórax.
Por lo general, la tos ferina se trata con antibióticos y el tratamiento en las primeras etapas es muy importante, ya que puede hacer que la infección sea menos grave.