El insomnio es el trastorno de sueño que se da con mayor frecuencia en la población general. Se trata de una disminución de la capacidad que poseemos para dormir.
Según el Instituto Europeo del Sueño, existen diversas formas de presentación, dando lugar a varios tipos de insomnio:
- Insomnio de mantenimiento
Cuando la dificultad está en mantener el sueño durante la noche de forma continua, los pacientes presentan frecuentes despertares de más de 30 min. de duración, o despertándose tempranamente siendo incapaces de volver a dormirse, teniendo un total de las horas de sueño muy reducido.
- Insomnio de inicio
Problemas para iniciar el primer sueño en menos de 30 minutos.
Las horas totales de sueño necesarias varían mucho de una persona a otra, aunque la media general oscila entre siete y ocho horas y media, podemos encontrar personas que necesiten 4h de sueño para rendir de forma adecuada (“Son los llamados “poco dormidores”) a personas que necesitan 10 horas (“grandes dormidores”), siendo ambos valores dentro de la normalidad.
Existe una mayor vulnerabilidad en ciertas características de la personalidad al entrar en este círculo de preocupación y ansiedad al tratar de quedarse dormido, y se trata de personas con mayor tendencia a la preocupación, con tendencia pesimista, perfeccionistas y exigentes, con necesidad de mantener todo bajo control, dificultad de exteriorizar sus problemas).
DEL INSOMNIO SITUACIONAL O TRANSITORIO AL INSOMNIO CRÓNICO
El insomnio crónico no aparece de la noche a la mañana. En la mayoría de los casos va precedido por un insomnio temporal como respuesta a acontecimientos estresantes, pero que no se resuelve ni mejora cuando se han eliminado los acontecimientos causantes. La evolución puede ser gradual, de manera que la preocupación por el problema de sueño sea cada vez mayor y con ello mayor el impacto diurno.
La preocupación inicial por la dificultad que nos está causando el dormir es fundamental en la cronicidad de este trastorno: por ejemplo, si la persona que duerme mal durante varias noches seguidas, continúa su rutina sin preocuparse por ello, es menos probable el desarrollo de insomnio crónico. En el caso contrario, si una persona tras algunas noches de alteración del sueño comienza a preocuparse de manera excesiva por no poder dormir y por las negativas consecuencias diurnas, tendrá mayor probabilidad de entrar en un círculo vicioso de insomnio, con elevación de la actividad emocional y cognitiva, que le causará más alteraciones del sueño. Tener pensamientos frecuentes y excesivos sobre el insomnio, puede convertirse rápidamente en el centro de nuestras preocupaciones diarias.
La alteración en el rendimiento y en el estado de ánimo serán atribuidas a las alteraciones del sueño. A la hora de acostarnos, aumentará la preocupación y ansiedad por la incapacidad de quedarse dormido, aumentando la activación y disminuyendo la probabilidad de conciliar el sueño bajo ese estado. Tras una noche mala, la persona con insomnio crónico se preocupará no sólo por la noche ya pasada, sino también por la futura noche. Convirtiéndose así en una en una profecía auto cumplida.