Cuando nuestra frecuencia cardiaca alcanza más de 100 latidos por minuto, estamos hablando de una taquicardia. Este aumento del ritmo cardiaco hace que el corazón no pueda bombear correctamente la sangre y que ésta no pueda llevar suficiente oxígeno al resto del organismo.
La taquicardia no siempre provoca síntomas ni complicaciones. Sin embargo, es muy importante que sea tratada, ya que de no tratarse con medicación, puede provocar problemas de salud graves, incluidos la insuficiencia cardíaca, los accidentes cerebrovasculares o la muerte cardíaca repentina.
Existen diferentes tipos de taquicardias, aunque los más habituales son los siguientes:
- Fibrilación auricular. Este es el tipo más común de taquicardia. Las señales eléctricas irregulares y caóticas en las cavidades superiores del corazón (aurícula) causan latidos cardíacos rápidos.
- Aleteo auricular. El aleteo auricular es similar a la fibrilación auricular, pero los latidos del corazón están más organizados
- Taquicardia ventricular. Los episodios de taquicardia ventricular pueden ser breves y durar solo un par de segundos sin causar daños
- Taquicardia supraventricular. La taquicardia supraventricular causa episodios de latidos fuertes del corazón (palpitaciones) que comienzan y terminan abruptamente
- Fibrilación ventricular. Este problema grave puede provocar la muerte si no se restablece el ritmo cardíaco en cuestión de minutos.
SÍNTOMAS
Cuando el corazón late demasiado fuerte, es posible que no bombee suficiente sangre al resto del cuerpo. Como resultado, es posible que los órganos y los tejidos no reciban suficiente oxígeno. Los síntomas más habituales son los siguientes: sensación de latidos cardíacos acelerados y fuertes, o de golpeteo en el pecho (palpitaciones), dolor en el pecho, desmayos (síncope), aturdimiento, pulso acelerado y falta de aire