El síndrome del intestino irritable es un trastorno funcional crónico del tubo digestivo. Según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), se caracteriza por la asociación de hinchazón, dolor/molestias abdominales y alteraciones en el hábito deposicional que puede variar desde estreñimiento, diarrea o ambos.
Es una patología muy frecuente, pues se estima que puede padecerla hasta el 10-15% de la población y representa el 25% de las visitas a una consulta de Digestivo.
Se desconoce la causa exacta de su aparición, sin embargo, se cree que ciertos factores pueden estar implicados: contracciones musculares en el intestino, el sistema nervioso, una infección grave, estrés a una edad temprana o cambios en los microbios intestinales.
Es una patología muy frecuente, pues se estima que puede padecerla hasta el 10-15% de la población
Según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos, el diagnóstico se basa en la revisión de los síntomas, el historial médico y los antecedentes familiares. En algunos casos puede ser necesaria la realización de algunas pruebas para descartar otros posibles problemas de salud.
En cuanto al tratamiento, no existe uno en concreto, ya que se trata de un proceso funcional y crónico. ''En muchos casos, el conocer que se trata de una patología benigna y que no predispone a otras enfermedades ni a cáncer ayuda a los pacientes a afrontar su patología y tratamiento con mayor serenidad'', añade la FEAD.
En este sentido, ''es fundamental una buena anamnesis y una correcta empatía entre médico y paciente, lo cual mejorará la adhesión al tratamiento y la evolución clínica de los mismos. El tratamiento debe combinar siempre adecuados hábitos higiénico-dietéticos con un tratamiento farmacológico dirigido y, por tanto, debe sustentarse en los siguientes 3 pilares: actuación en hábitos de vida, recomendaciones dietéticas y abordaje farmacológico''.