¿Te imaginas despertarte por la mañana y que tu pareja te diga que has intentado tener sexo mientras dormíais, pero tú no te acuerdas de nada? Detrás de esta situación puede estar la sexomnia o sonambulismo sexual, que es un trastorno del sueño en el que la persona afectada realiza conductas sexuales en la fase de sueño profundo y, por la mañana, sufre una amnesia de todo lo acontecido por la noche.
Hasta la fecha, no existen evidencias científicas sobre las causas de esta enfermedad que está presente en el 2% de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque los hombres jóvenes son los más perjudicados, la sexomnia puede aparecer en cualquier persona incluso si no hay antecedentes de sonambulismo.
Al igual que las pesadillas, el sonambulismo, el bruxismo y la somniloquia, la sexomnia se considera un tipo de parasomnia, que es una alteración de la conducta durante el sueño relacionada con episodios de corta duración o parciales de despertar.
Aunque los hombres jóvenes son los más perjudicados, la sexomnia puede aparecer en cualquier persona incluso si no hay antecedentes de sonambulismo
La sexomnia hace que la persona afectada realice conductas sexuales mientras está completamente dormida. De hecho, no es consciente de ello hasta que alguien, en general su pareja, se lo cuenta. Esto ocurre en la fase de sueño profundo no-REM, cuando los músculos no están paralizados, pero en cambio el cerebro está profundamente dormido. Es por eso por lo que, a la mañana siguiente, el sexomne no tiene recuerdos de lo sucedido.
Cabe añadir que, en ocasiones, la persona con sexomnia puede despertarse al comienzo del acto sexual o al llegar al orgasmo; en otras, puede continuar dormida durante el episodio.
¿CUÁL ES EL ORIGEN?
Lo cierto es que no se conoce con exactitud. Eso sí, la genética parece predisponer a esta enfermedad. Por otra parte, existen estudios en los que se citan algunos factores externos que pueden provocar estos episodios nocturnos, entre los que están consumo excesivo de alcohol o estupefacientes, consumo abusivo de ciertos medicamentos, estrés, ansiedad, fatiga, dormir mal o trastornos psicológicos.