Una radiografía es una prueba rápida e indolora que genera imágenes de las estructuras internas del cuerpo, en especial de los huesos. Los materiales densos, como huesos y metales, aparecen de color blanco en las radiografías. El aire en los pulmones aparece de color negro. La grasa y los músculos aparecen como sombras de color gris.
Este tipo de prueba médica se puede utilizar para examinar diferentes partes del cuerpo como por ejemplo:
- Huesos y dientes. Se pueden diagnosticar problemas como fracturas e infecciones, artritis, caries dentales, cáncer en los huesos o incluso osteoporosis.
- Tórax. Podemos conocer problemas como infecciones o afecciones pulmonares, cáncer mamario, corazón dilatado o vasos sanguíneos obstruidos.
- Abdomen. Se pueden diagnosticar problemas relacionados con el tubo digestivo u objetos que han sido tragados.
¿Qué pasa cuando me expongo a la radiación?
Algunas personas creen que las radiografías no son seguras porque la exposición a la radiación puede causar mutaciones celulares que generen cáncer. La cantidad de radiación a la que te expones en una radiografía depende del tejido u órgano que se examina. Las mujeres que estén embarazadas o crean poder estarlo, deberán avisar al médico con anterioridad para que se puedan tener otras opciones de diagnóstico.
En algunas personas, la inyección de un medio de contraste puede ocasionar efectos secundarios como los siguientes: sensación de calor o sofoco, sabor metálico, aturdimiento, náuseas, picazón y urticaria.
Es importante saber cómo prepararse para realizarse una radiografía. En cuanto a la vestimenta, es importante que se elijan prendas de ropa que sean fáciles de poner y quitar. Además, no se pueden llevar joyas, ni cualquier objeto de metal que pueda aparecer en la radiografía.
Antes de algunos tipos de radiografías, recibes un líquido llamado medio de contraste. Los medios de contraste, como el bario y el yodo, ayudan a delinear un área específica del cuerpo en la radiografía.