Un adulto sano no debería consumir más de 400 miligramos de cafeína al día, lo que equivale a casi cuatro tazas de café. Pero, ¿cuáles son los riesgos que corremos si consumimos más de forma rutinaria?
- Ansiedad
La cafeína estimula la producción de adrenalina, la hormona responsable de la reacción de lucha o huida. Su consumo excesivo intensifica estos efectos, provocando nerviosismo, ansiedad y tensión. También se ha demostrado que aumenta los niveles de estrés, independientemente de la dosis ingerida.
- Insomnio
Si te encanta el café, recuerda no tomarlo antes de ir a dormir. La cafeína, de hecho, altera los ciclos de sueño e impide descansar bien (según varias investigaciones, puede permanecer en circulación hasta nueve horas). El insomnio puede causar muchos problemas de visión, como ojos secos. Para paliarlo, utiliza colirios hidratantes y evita en lo posible el uso de lentillas.
- Migrañas
¿Sabías que la cafeína puede causar y curar las migrañas? Así lo avala una encuesta realizada en Reino Unido: el 22% de los encuestados respondió que le duele la cabeza después de tomar cafeína, mientras que el 43% dijo lo contrario. ¿Cómo es posible? Esta sustancia estrecha los vasos sanguíneos alrededor del cerebro, lo que reduce la inflamación y, por lo tanto, brinda alivio. No es sorprendente que esté presente en muchos analgésicos de venta libre.
Un adulto sano no debería consumir más de 400 miligramos de cafeína al día, lo que equivale a casi cuatro tazas de café
Sin embargo, es este mismo mecanismo el que puede causar migrañas. De hecho, cuando no tomas cafeína por un tiempo, tus vasos sanguíneos se expanden nuevamente y el dolor regresa.
- Mareos y aturdimiento
Al igual que otras sustancias estimulantes (por ejemplo, el tabaco), la cafeína también reduce el suministro de sangre al cerebro y abusar de ella puede provocar mareos y aturdimiento.
- Temblores
Demasiada cafeína también puede causar varios tipos de espasmos, como temblores en los párpados o las manos. A menudo se trata de sensaciones pasajeras, pero en ocasiones pueden significar que conviene reducir el consumo de café.
- Hipertensión arterial
La cafeína no parece afectar el riesgo de enfermedad cardíaca, pero sí aumenta la presión arterial, según varios estudios. Si una persona con presión arterial alta abusa de la cafeína, podría tener un mayor riesgo de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.
- Hipertensión y vista
La presión arterial alta puede dañar los diminutos vasos sanguíneos que llevan la sangre a los ojos. La retinopatía es una complicación que afecta la retina y puede provocar visión borrosa, sangrado ocular e incluso ceguera. La hipertensión también es responsable de varios problemas en el sistema nervioso, que juega un papel importante en la salud ocular. Un ejemplo es la coroidopatía, una enfermedad que hace que se acumule líquido en la retina y se perjudique la visión.
Varios estudios también muestran una correlación entre el consumo diario excesivo de cafeína y el riesgo de glaucoma para las personas con una predisposición genética a la presión ocular alta. Los síntomas del glaucoma son dolor y enrojecimiento de los ojos, la impresión de que se ven anillos alrededor de una fuente de luz y visión borrosa. Si no se trata, puede conducir a la ceguera.
- Confusión y alucinaciones
Irritabilidad, ira, confusión: la cafeína puede desencadenar una variedad de emociones fuertes, incluso si no se consume durante algún tiempo. Las reacciones van desde la dificultad para concentrarse hasta la depresión. Si notas que tu salud mental se ve afectada, habla con tu médico.
Además, el consumo excesivo de café puede elevar los niveles de estrés (y por lo tanto los niveles de adrenalina) provocando confusión o incluso alucinaciones. Por otro lado, la abstinencia de cafeína a menudo puede causar niebla mental. Si alguna vez has tenido estos problemas, necesitas comenzar a reducir tu consumo de esta sustancia.
- Visión borrosa
El consumo excesivo de cafeína puede provocar un aumento repentino de los niveles de azúcar en la sangre. Las posibles consecuencias son visión borrosa, espasmos en los ojos y, potencialmente, una sensación de ardor u hormigueo en el área de los ojos.