"El mindfulness es una forma de relajación que, mediante técnicas de atención plena y yoga, permite concentrarnos en el momento presente (es decir, aquí y ahora) para comprender qué es lo que ocurre desde una actitud abierta y amable, sin juzgar. Aunque parece sencillo, requiere práctica, constancia y motivación", según Sylvia Comas, socia fundadora del Instituto esMindfulness de Barcelona e Instructora de MBSR certificada.
En los últimos 30 años el mindfulness se ha aplicado en numerosos entornos, desde hospitales a escuelas, a empresas e incluso en prisiones. Los estudios evidencian que mindfulness promueve diversos beneficios tales como estados emocionales positivos, disminución de los niveles de estrés o mejora del sistema inmune en personas con condiciones médicas y psiquiátricas variadas que incluyen el dolor crónico, el cáncer y trastornos de ansiedad o depresión.
El embarazo es un momento clave en la vida de una mujer. Aunque suele ser una buena noticia, la embarazada no siempre se encuentra en un estado radiante y relajado. Suele tener preocupaciones, listas interminables de cosas por hacer, insomnio y, a menudo, molestias físicas –cansancio, dolores de espalda, hinchazón de pies– e incluso mentales. Las cifras lo constatan: cerca del 18% de las mujeres se sienten deprimidas durante el embarazo, y el 21% sufren de ansiedad grave.
Practicar técnicas de relajación como el yoga o el mindfulness puede proteger la salud de la madre y favorecer el desarrollo del bebé a lo largo de los 9 meses
En este sentido, algunas investigaciones recientes sugieren que la práctica del mindfulness ayuda a las embarazadas a disminuir su estrés y a mantener el ánimo, beneficios que pueden dar lugar a bebés más sanos y con menos problemas de desarrollo tras el nacimiento.
La práctica de mindfulness busca que las personas presten atención a su experiencia interna, es decir, a aquello que están sintiendo física o mentalmente en el momento presente, y también a la experiencia externa, momento a momento, sin intentar cambiarlas, con aceptación y apertura.
Así por ejemplo, una embarazada podrá aprender a atender y observar todas las sensaciones que aparecen a medida que el momento del parto se acerca (contracciones, pinchazos o pérdidas) e incluso podrá aceptar el dolor que pueda sentir en esos momentos, sin dejarse llevar por la anticipación de que ese dolor pueda aumentar y/o empeorar. De esa forma, la embarazada puede manejar mejor sus emociones y mantener el equilibrio durante todo el parto.