La fosfomicina es un tipo de antibiótico de amplio espectro que sirve para el tratamiento de infecciones en las vías urinarias producidas por bacterias y para tratar o prevenir infecciones urinarias que surgen después de cirugías o intervenciones médicas.
Según recoge la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), la fosfomicina está disponible en genérico o bajo los nombres comerciales de Fosfocil, Monuril, Monurol, Foneril, Pregnus, Fosfocare, Fomixina, Positral, Fossin, Fasapren, entre otros.
Concretamente, la fosfomicina es indicada para tratar infecciones urinarias bacterianas como cistitis aguda o recidivante, síndrome de la vejiga dolorosa, uretritis, bacteriuria asintomática durante el embarazo y para tratar o prevenir infecciones urinarias que surgen después de cirugías o de exámenes de diagnósticos de las vías urinarias.
La fosfomicina es indicada para tratar infecciones urinarias bacterianas como cistitis aguda o recidivante, síndrome de la vejiga dolorosa, uretritis o bacteriuria asintomática durante el embarazo
Además de esto, la fosfomicina también podría estar indicada en el tratamiento de infecciones del tracto gastrointestinal y dermatológicas producidas por gérmenes sensibles a este antibiótico. La dosis en adultos suele ser entre una o dos cápsulas cada ocho horas. En el caso de los niños se prefiere el uso de las fosfomicina en suspensión.
POSIBLES EFECTOS SECUNDARIOS Y CONTRAINDICACIONES
Algunos de los efectos secundarios de la fosfomicina pueden incluir dolor de cabeza, mareos, infecciones vaginales, acidez, náuseas, dolor en el estómago, diarrea o reacciones en la piel que incluyen comezón y enrojecimiento.
Por su lado, la fosfomicina está contraindicada en personas con hipersensibilidad a este antibiótico o a cualquier componente de la fórmula. Asimismo, no se recomienda para personas con insuficiencia renal grave o que estén bajo tratamiento de hemodiálisis, y no debe ser usada por niños ni mujeres embarazadas o que estén en período de lactancia.