"La disfagia es la dificultad para tragar, es decir, que tu cuerpo necesita más tiempo y esfuerzo para mover los alimentos o líquidos de la boca al estómago. La disfagia puede ser dolorosa. En algunos casos, la deglución es imposible", explican desde Mayo Clinic.
En España se calcula que cerca de dos millones de personas sufren disfagia, pero solo se diagnostica el 10% de los casos de disfagia, por lo que el 90% restante no se alimenta adecuadamente.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran: dolor al tragar, imposibilidad de tragar, ronquera, babeo, sensación de que la comida se queda atascada en la garganta, acidez estomacal, pérdida de peso, tos o arcadas al tragar o regurgitación.
TIPOS
Existen dos tipos diferentes de disfagia: esofágica y orofaríngea.
- Disfagia esofágica. Cuando los alimentos se pegan o se quedan atascados en la base de la garganta o en el pecho después de haber comenzado a tragar.
En España se calcula que cerca de dos millones de personas sufren disfagia, pero solo se diagnostica el 10% de los casos
- Disfagia orofaríngea. Cuando los musculos de la garganta se ven afectados. En estos casos es común el atragantamiento, las arcadas al toser o tragar y la sensación de que los alimentos suben por la nariz.
FACTORES DE RIESGO
La disfagia puede ser causa de dos factores de riesgo principales: el envejecimiento y algunas afecciones médicas.
En cuanto al paso de los años, es muy común el desgaste del esófago y con ello aumentan las probabilidades de sufrir problemas para tragar.
Además, padecer determinadas afecciones neurológicas o del sistema nervioso, fomentan la aparición de disfagia y dificultades para tragar.