Los divertículos son bolsas abultadas y pequeñas que se forman en el revestimiento del sistema digestivo. Cuando una o más de estas bolsas se inflaman, se conoce como diverticulitis y puede causar un dolor abdominal intenso, fiebre, náuseas o cambios en los hábitos intestinales.
Tal y como señalan desde Mayo Clinic, los signos y síntomas más comunes se encuentran los siguientes: dolor constante y persistente durante varios días en la parte inferior izquierda del abdomen. Cuando este dolor se intensifica, se pasa a la parte inferior derecha del abdomen. Además, también produce náuseas y vómitos. Fiebre, sensibilidad abdominal y estreñimiento.
FACTORES DE RIESGO
Este tipo de anomalía suele surgir cuando los divertículos ceden bajo presión. Aun así, también existen factores de riesgo que pueden aumentar el riesgo de sufrir la enfermedad:
- Envejecimiento. A medida que pasan los años, el riesgo de sufrir esta enfermedad aumenta.
- Obesidad. El sobrepeso nunca trae nada bueno y en este caso tampoco. Las personas que están pasadas de su peso ideal tienen más riesgo de sufrir esta anomalía.
- Fumar y no hacer ejercicio. Las personas que fuman son más propensas a sufrir la enfermedad, al igual que las personas que llevan una vida sedentaria y que no hacen ningún tipo de ejercicio. Ha quedado demostrado que hacer ejercicio intenso ayuda a reducir el riesgo de tener diverticulitis.
Este tipo de anomalía suele surgir cuando los divertículos ceden bajo presión
- Dieta alta en grasa animal y baja en fibra. Una dieta baja en fibra en combinación con un alto consumo de grasa animal parece aumentar el riesgo, aunque el papel de la baja fibra por sí sola no está claro.
- Ciertos medicamentos. Varios medicamentos están asociados con un mayor riesgo de diverticulitis, entre ellos los esteroides, los opiáceos y los antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno y el naproxeno sódico.
Los expertos han creado una serie de recomendaciones para prevenir su aparición entre las que se encuentran: hacer ejercicio con regularidad para favorecer el funcionamiento del intestino y reducir la presión dentro del colon. Lo recomendable es hacer ejercicio unos 30 minutos al día. Comer alimentos con más fibra, para disminuir la posibilidad de tener la enfermedad. Los alimentos más recomendables son las frutas y las verduras frescas, así como los granos integrales, que ablandan los desechos y ayudan a acelerar el movimiento a través del colon. Beber mucho líquido, ya que ayudamos a aumentar la cantidad de materia fecal suave y abultada en el colon.